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5.8.13

Montevideo al rojo vivo o al verde perejil

Un niño de 11 años asesina a sangre fría a un repartidor de garrafas de gas de apenas 22 porque no quiere entregarle el dinero. Otro niño de 13 años es su cómplice. Un tiroteo a plena luz del día, en una zona de Pocitos llena de transeúntes, estudiantes y trabajadores: un policía muere, otro más. También uno de los ladrones.
En el noticiero escucho que repiten una estadística divulgada por el Ministerio del Interior: hay más rapiñas porque los ladrones están recaudando menos y entonces se ven obligados a asaltar más. Hace mucho frío para que sea 28 de diciembre.
Lo peor es que ya aterrizará, hoy o mañana, un nuevo enviado de la prensa internacional, pasará cinco o seis horas entre nosotros y luego nos explicará desde alguna tribuna famosa: Montevideo, Uruguay, el paraíso, "la vida depara aquí pocos sobresaltos".
Menos mal.

La vida depara pocos sobresaltos



12.4.11

Está bien para Uruguay dice la BBC

“Poca violencia, mucha preocupación”. Así se titula una nota del servicio internacional de la BBC sobre el debate en torno a la crisis de la seguridad pública que existe en Uruguay y Argentina.
El artículo ha tenido una gran difusión en las redes sociales. La he visto una y otra vez en Facebook, reproducido en los muros de mis amigos.
Bajo el paraguas de un par de datos y entrevistas, la BBC viene a sostener que en Uruguay no debería hablarse tanto del tema seguridad, ya que no tenemos tal problema.
Según la BBC es una “ironía” que se discuta tanto sobre la violencia en Uruguay y en Argentina cuando “ambos países tienen algunas de las tasas de criminalidad más bajas del continente”.
“Estadísticas oficiales muestran que en 2008 y 2009, en la capital uruguaya la tasa de homicidios se mantuvo en 6,4 personas por cada 100.000, mientras que en Buenos Aires también fue inferior a 5 por cada 100.000 habitantes”, dice el cronista del servicio británico.
“Irónicamente”, agrega, “el debate público pareciera más cercano al que se da en las principales ciudades de países como Venezuela, Colombia o El Salvador, por mencionar algunos casos, donde las muertes violentas son hasta diez veces superiores”.
El artículo exhibe en forma descarnada el tradicional doble discurso europeo.
La verdad, lo que la BBC se cuida de señalar, es que los índices de criminalidad que existen en Uruguay y en Argentina resultarían intolerables en Londres, en cada rincón del Reino Unido y en toda Europa occidental.
El “bajísimo” índice de 6,4 homicidios cada 100.000 personas que tenemos en Montevideo sería un escándalo inadmisible en Roma, donde la tasa es de 1,12. También en Madrid, donde los españoles se quejan y se alarman aunque en 2009 el índice fue de 1,41.
En Dinamarca hay apenas 0,88 homicidios casa 100.000 habitantes. El promedio de toda la Unión Europea es de 1,7, una cifra casi cuatro veces menor a la que padecemos los montevideanos. En el Reino Unido de la objetiva BBC la cifra es menor aún: 1,19.
Imaginemos qué diría la prensa británica si la tasa de homicidios en su país se multiplicara por cinco hasta alcanzar los niveles uruguayos.
La BBC la tiene clara. Tener un índice de 6,4 homicidios cada 100.000 habitantes está bien para una ciudad como Montevideo, para un país como Uruguay. No hay que quejarse. Hay que compararse con El Salvador. Con Venezuela. No miremos a Europa. La sangre europea tiene otro precio.

Artículo de Leonardo Haberkorn
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8.6.10

Los reyes del doble discurso

Nadie tiene el monopolio del doble discurso. Pero los españoles están bien arriba en el ranking.
Hace poco lo vimos con claridad: mientras el juez Baltasar Garzón investigó las violaciones a los derechos humanos en las dictaduras sudamericanas, fue un héroe mundial, el símbolo viviente de lo avanzada y progresista que es la España de hoy. Eso sí, apenas se puso a investigar las violaciones a los derechos humanos en la dictadura española, lo degradaron, lo echaron y de un modo humillante lo pusieron de patitas en la calle.
Así de avanzada y progresista es la España de hoy.
No es el único caso de flagrante doble discurso. Los dos grandes diarios españoles, El País y El Mundo, siempre llaman a la ETA “banda terrorista”. La “banda terrorista” hizo esto. La “banda terrorista” hizo aquello. Eso sí, jamás emplean esa terminología para denominar a ningún otro grupo terrorista del mundo. No la usan para las FARC, no la usan para Hamas. Al parecer la sangre española tiene un valor comercial más alto.
Solo en base a un notorio doble discurso es posible tratar a “la banda terrorista” ETA y al “grupo integrista” Hamas como si fueran dos cosas de categorías muy distintas. En cuanto a los objetivos de cada grupo, las similitudes son evidentes. Si Hamas lucha por la independencia palestina, ETA lucha por la independencia vasca. En cuanto a los métodos de lucha, las similitudes son mayores todavía: no hay duda de que ETA practica el terrorismo. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló un supermercado en Barcelona en 1987 y mató a 21 personas inocentes. Hamas, mientras tanto, ha puesto bombas en ómnibus y bares. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló una discoteca en Tel Aviv en 2002 y mató a 21 personas inocentes. ¿Por qué uno es terrorista y el otro no? Hay que leer la prensa española para averiguarlo.
En Uruguay conocemos bien otro caso de doble discurso español. Durante décadas España se aprovechó del tratado firmado con Uruguay en 1870 para que todo aquel español que lo necesitara pudiera venir a trabajar aquí, y vinieron cientos de miles. Pero cuando las condiciones económicas se invirtieron –y el trabajo comenzó a abundar allá y a faltar acá- España desconoció olímpicamente los compromisos asumidos y hoy deja entrar solo al uruguayo que ella quiere, aunque el tratado que firmó y usó durante más de un siglo dice lo contrario. Si la actual crisis que ha llevado a que España tenga más de 20% de desocupados se prolonga, ya veremos como el Aznar o Zapatero de turno viene a recordarnos la vigencia del viejo tratado de 1870.
La prensa y la opinión pública en España, mientras tanto, exigen que Israel termine de una vez de desocupar los territorios palestinos, y yo estoy de acuerdo.
Lo curioso es que, al mismo tiempo que esto se reclama, España mantiene bajo su poder los enclaves de Ceuta y Melilla, dos territorios en el norte de África que ocupó siglos atrás y hoy considera que le pertenecen.
Aunque nadie organiza convoyes de ayuda humanitaria, Marruecos nunca ha dejado de reivindicar esos territorios como propios. España se niega, con el argumento de que ocupó ambas posiciones mucho antes del nacimiento del actual Marruecos independiente (con el mismo argumento mañana vuelven a ocupar Montevideo, Buenos Aires, Lima y así hasta México). El primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, ha dicho recientemente que la situación de Ceuta y Melilla es igual a la de Palestina. “Marruecos pide a España negociar el fin de la ‘ocupación’ de Ceuta y Melilla”, tituló El País de Madrid. Es decir, Palestina está ocupada, a secas. En cambio Ceuta y Melilla están “ocupadas”, con comillas. Sutilezas del doble discurso.
¿Qué pasaría si un día Marruecos comenzara a disparar cohetes sobre España?
Ojalá eso nunca suceda. Pero si ocurre, me gustaría leer qué escriben El Mundo y El País.


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