Imaginate que 12 presos políticos murieran quemados en una cárcel cubana.
Imaginate que 12 palestinos del Hamas murieran quemados en una cárcel de Israel.
Imaginate que 12 presos políticos hubieran muerto quemados en una cárcel de la dictadura militar.
Imaginate que 12 presos hubieran muerto quemados en una cárcel en un gobierno del Partido Colorado.
Los 12 presos murieron quemados, en un incendio, en la cárcel donde estaban encerrados. Pero no eran cubanos, ni palestinos, ni ocurrió en la dictadura militar, ni bajo un gobierno blanco o colorado. Eran uruguayos y el gobierno del Frente Amplio.
Entonces, tranquilos. No pasa nada.
el.informante.blog@gmail.com
14.7.10
Imagine, versión uruguaya
Labels:
Derechos humanos,
Política uruguaya
6.7.10
El mundo lo vio así
La prensa internacional comentó así la semifinal de la Copa del Mundo entre las selecciones de Uruguay y Holanda.
“En un emocionante partido de grandes goles, la Naranja Mecánica vence 3-2 a Uruguay”.
Expreso, México.
“Con la misma dignidad que mostró a lo largo de todo el Mundial, Uruguay despidió su ilusión de sumar su tercer título”.
Clarín, Argentina.
“Sin negar la tradición de lucha y valentía, los uruguayos intentaron el gol del empate hasta el pitazo final del árbitro, en un final emocionante”.
Zero Hora, Brasil.
“Si el fútbol fuera coraje y valentía, quizás se estaría hablando de la clasificación de Uruguay a la final”.
El Tiempo, Colombia.
“Uruguay cayó con toda la dignidad posible, en su mejor partido, plantando cara hasta el final, jugándole de tú a tú a la potencia holandesa, exprimiendo todos sus recursos, viéndose perjudicada por un gol de Sneijder en fuera de juego de Van Persie que no vio el árbitro. Con la cabeza muy alta”.
El País, España.
“Holanda llegó a la final, pero nada empaña el esfuerzo uruguayo”.
Cancha llena, Argentina.
"Uruguay fue digno adentro y afuera de la cancha. Se fue con toda la bronca por haberse quedado sin final, pero hicieron la procesión con la tranquilidad de haber dado todo y no haber llorado nada".
Diario Olé, Argentina.
"Uruguay murió con una enorme dignidad, logrando que el rival pidiera la hora pese a que ya no estaba Forlán".
Blog Planeta Axel, Marca.com, España.
"Uruguay se fue con la frente en alto".
La Nación, Argentina
"Uruguay cayó de pie. Y con orgullo".
Revista Veja, Brasil.
"Mirando el partidazo hecho por Uruguay frente a Holanda, me sentí con más ganas de ser uruguayo. Me identifiqué con su entrega, con su hombría sin llanto, con su garra, con su planteo estratégico, con su humildad, con su orden, con su falta de soberbia, con su sencillez para entender que el fútbol es un trabajo en equipo, con un director técnico trabajador, serio, talentoso. Los argentinos tenemos mucho para aprender de nuestros vecinos".
Portal Urgente 24.com, Argentina
"La derrota de Uruguay por 3-2 fue heroica, pues el equipo charrúa dio pelea durante todo el partido y solamente perdió por un lapso de desconcentración de tres minutos".
El Comercio, Ecuador.
"Un equipo que aún vencido, sale del Mundial dignificado".
Blog Terra dos espantos, Portugal.
"La actuación uruguaya en este torneo ha sido memorable. Fueron un equipo sólido, confiado y valiente, que aun con bajas en la alineación y en circunstancias desfavorables supo mantener el orden, luchar con armas limpias y no deponer nunca su legítima ambición".
Blog La lectora provisoria, Argentina.
“Duele haberlos visto caer, pero no duele tanto cuando se cae con dignidad y peleando hasta el final”.
El Comercio, Perú.
“En un emocionante partido de grandes goles, la Naranja Mecánica vence 3-2 a Uruguay”.
Expreso, México.
“Con la misma dignidad que mostró a lo largo de todo el Mundial, Uruguay despidió su ilusión de sumar su tercer título”.
Clarín, Argentina.
“Sin negar la tradición de lucha y valentía, los uruguayos intentaron el gol del empate hasta el pitazo final del árbitro, en un final emocionante”.
Zero Hora, Brasil.
“Si el fútbol fuera coraje y valentía, quizás se estaría hablando de la clasificación de Uruguay a la final”.
El Tiempo, Colombia.
“Uruguay cayó con toda la dignidad posible, en su mejor partido, plantando cara hasta el final, jugándole de tú a tú a la potencia holandesa, exprimiendo todos sus recursos, viéndose perjudicada por un gol de Sneijder en fuera de juego de Van Persie que no vio el árbitro. Con la cabeza muy alta”.
El País, España.
“Holanda llegó a la final, pero nada empaña el esfuerzo uruguayo”.
Cancha llena, Argentina.
"Uruguay fue digno adentro y afuera de la cancha. Se fue con toda la bronca por haberse quedado sin final, pero hicieron la procesión con la tranquilidad de haber dado todo y no haber llorado nada".
Diario Olé, Argentina.
"Uruguay murió con una enorme dignidad, logrando que el rival pidiera la hora pese a que ya no estaba Forlán".
Blog Planeta Axel, Marca.com, España.
"Uruguay se fue con la frente en alto".
La Nación, Argentina
"Uruguay cayó de pie. Y con orgullo".
Revista Veja, Brasil.
"Mirando el partidazo hecho por Uruguay frente a Holanda, me sentí con más ganas de ser uruguayo. Me identifiqué con su entrega, con su hombría sin llanto, con su garra, con su planteo estratégico, con su humildad, con su orden, con su falta de soberbia, con su sencillez para entender que el fútbol es un trabajo en equipo, con un director técnico trabajador, serio, talentoso. Los argentinos tenemos mucho para aprender de nuestros vecinos".
Portal Urgente 24.com, Argentina
"La derrota de Uruguay por 3-2 fue heroica, pues el equipo charrúa dio pelea durante todo el partido y solamente perdió por un lapso de desconcentración de tres minutos".
El Comercio, Ecuador.
"Un equipo que aún vencido, sale del Mundial dignificado".
Blog Terra dos espantos, Portugal.
"La actuación uruguaya en este torneo ha sido memorable. Fueron un equipo sólido, confiado y valiente, que aun con bajas en la alineación y en circunstancias desfavorables supo mantener el orden, luchar con armas limpias y no deponer nunca su legítima ambición".
Blog La lectora provisoria, Argentina.
“Duele haberlos visto caer, pero no duele tanto cuando se cae con dignidad y peleando hasta el final”.
El Comercio, Perú.
4.7.10
El golero de Ghana somos nosotros
En la Copa del Mundo de 2006 Argentina y Alemania se enfrentaron en cuartos de final.
El partido terminó empatado 1 a 1 y se definió por penales. Los alemanes habían sospechado que algo así podía ocurrir, así que en los días previos al partido el entrenador de arqueros Andreas Köpke (o Koepke) –colaborador del técnico Jürgen Klinsmann- se dedicó a estudiar qué futbolistas argentinos pateaban penales y cómo lo hacían.
El resultado se anotó con lápiz en un papelito que el golero alemán Jens Lehmann tenía en su portería cuando comenzó la definición por penales y hoy se atesora en un museo. Antes de cada remate argentino, Lehmann miraba el papelito. Atajó así dos penales, uno a Roberto Ayala y otro a Esteban Cambiasso. El arquero argentino, en cambio, no tenía ningún dato similar. Alemania ganó 5 a 3 y dejó a la selección argentina fuera de la Copa del Mundo.
Lo que hizo el viernes el Loco Abreu no fue una locura ni una genialidad. Fue una apuesta.
Cuando caminó hacia la pelota para patear el penal decisivo en el partido entre las selecciones de Uruguay y Ghana, Abreu debió pensar solo en una cosa: Kingson, el golero ghanés, ese moreno enorme de 32 años que juega en Inglaterra, ¿sabe o no sabe?
Porque millones de personas que seguíamos el partido en todo el mundo –uruguayos, argentinos, mexicanos, brasileños y muchos otros- ya sabíamos que Abreu suele tirar los penales con un tiro dócil, al medio del arco, que sube y baja suavemente como un globo. Millones sabíamos que Abreu hace lo que los periodistas deportivos llaman “picar” o “pinchar” la pelota. Pero Kingson, ¿sabía?
Si lo sabía le bastaba quedarse parado en mitad del arco para atajar el penal. A Abreu ya le pasó.
Pero Kingson no sabía y se arrojó con vehemencia a un costado. Abreu ganó su apuesta: pinchó su globo y la pelota subió y bajó con suavidad, y entró mansita por el medio del arco.
Kingson no es un mal golero, pero le faltó un papelito como el de Lehmann.
Para eso sirve la información. Para que la gente pueda tomar decisiones acertadas en el momento justo. Para eso existe el periodismo, para darle información útil a la gente. Por eso hay empresarios que contratan buenos periodistas: para que investiguen y consigan información que luego será emitida o publicada. La gente –y con la gente, la publicidad- va detrás de esa información porque la necesita. Es un negocio y una necesidad de la democracia.
Esto es algo que se conoce a lo largo y ancho del mundo, aunque en algunos lugares todavía no se enteran. La federación de fútbol de Ghana parece ser uno. Los medios de comunicación uruguayos son otro.
Por cada gota de información útil que un uruguayo recibe hay toneladas de noticias de choques, asaltos, comunicados del gobierno, propaganda de los sindicatos, declaraciones de diputados, goles del fútbol turco, fotos del busto de modelos paraguayas, opiniones de un ejército de todólogos y miles de comentarios se supone que graciosos. Ni Dios permita que exista hoy un programa de radio o tv que no tenga al menos un 50% de comentarios graciosos.
Claro que esas cosas también componen el menú de los medios en otros lugares del mundo. El problema es que en los uruguayos el porcentaje de grasa ya se aproxima al cien por ciento. La ausencia de información verdadera es casi total. Hace unos días, en una radio que presume de “periodística” ocupó buena parte de su informativo central con la impactante noticia de un boleto de combinación para ómnibus y trenes. Entrevistaron largamente al ministro de Transporte y luego al presidente de Cutcsa. ¿Cómo funcionaría el boleto de combinación? No se sabe, porque no existe. La conferencia de prensa que hizo que el ministro y el poderoso empresario aparecieran en ese y otros noticieros fue solo para anunciar que se tiene la voluntad de crearlo algún día. Así se maneja desde el poder a nuestros medios. Ante la ausencia de investigación propia, el oficialismo lo ocupa todo. Ni Granma lo haría peor.
Hoy, al igual que el golero de Ghana, los uruguayos nos manejamos a ciegas. ¿Cómo es posible que el sobrino del secretario de la Presidencia, paracaidista privilegiado, logre ahorrar 400.000 dólares en Antel en dos semanas de trabajo? ¿Cómo puede ser que a los ocho nuevos alcaldes de Montevideo, rechazados por la gente y derrotados por el voto en blanco, se les otorguen 107.000 pesos de sueldo y comisión, más tres funcionarios con salario pago a sus órdenes? ¿Qué calidad tiene el agua de OSE? ¿Por qué los pesticidas prohibidos en Europa acá están permitidos? ¿Quién financió la campaña electoral? ¿Quién y por qué puso la bomba en el Buceo? Al final, ¿qué pasó con el caso Feldman?
Sin información todo es secreto. Los archivos de la dictadura, los beneficios de los empleados públicos, los horarios de los ómnibus, las estadísticas que muestran qué mutualista es mejor que otra, los indicadores que servirían a los padres para decidir a qué colegio enviar a sus hijos.
Estamos a ciegas, como el golero africano.
En la Copa del Mundo el Loco Abreu engañó a Kingson.
Fuera de la cancha, Kingson somos nosotros.
Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com
El partido terminó empatado 1 a 1 y se definió por penales. Los alemanes habían sospechado que algo así podía ocurrir, así que en los días previos al partido el entrenador de arqueros Andreas Köpke (o Koepke) –colaborador del técnico Jürgen Klinsmann- se dedicó a estudiar qué futbolistas argentinos pateaban penales y cómo lo hacían.
El resultado se anotó con lápiz en un papelito que el golero alemán Jens Lehmann tenía en su portería cuando comenzó la definición por penales y hoy se atesora en un museo. Antes de cada remate argentino, Lehmann miraba el papelito. Atajó así dos penales, uno a Roberto Ayala y otro a Esteban Cambiasso. El arquero argentino, en cambio, no tenía ningún dato similar. Alemania ganó 5 a 3 y dejó a la selección argentina fuera de la Copa del Mundo.
Lo que hizo el viernes el Loco Abreu no fue una locura ni una genialidad. Fue una apuesta.
Cuando caminó hacia la pelota para patear el penal decisivo en el partido entre las selecciones de Uruguay y Ghana, Abreu debió pensar solo en una cosa: Kingson, el golero ghanés, ese moreno enorme de 32 años que juega en Inglaterra, ¿sabe o no sabe?
Porque millones de personas que seguíamos el partido en todo el mundo –uruguayos, argentinos, mexicanos, brasileños y muchos otros- ya sabíamos que Abreu suele tirar los penales con un tiro dócil, al medio del arco, que sube y baja suavemente como un globo. Millones sabíamos que Abreu hace lo que los periodistas deportivos llaman “picar” o “pinchar” la pelota. Pero Kingson, ¿sabía?
Si lo sabía le bastaba quedarse parado en mitad del arco para atajar el penal. A Abreu ya le pasó.
Pero Kingson no sabía y se arrojó con vehemencia a un costado. Abreu ganó su apuesta: pinchó su globo y la pelota subió y bajó con suavidad, y entró mansita por el medio del arco.
Kingson no es un mal golero, pero le faltó un papelito como el de Lehmann.
Para eso sirve la información. Para que la gente pueda tomar decisiones acertadas en el momento justo. Para eso existe el periodismo, para darle información útil a la gente. Por eso hay empresarios que contratan buenos periodistas: para que investiguen y consigan información que luego será emitida o publicada. La gente –y con la gente, la publicidad- va detrás de esa información porque la necesita. Es un negocio y una necesidad de la democracia.
Esto es algo que se conoce a lo largo y ancho del mundo, aunque en algunos lugares todavía no se enteran. La federación de fútbol de Ghana parece ser uno. Los medios de comunicación uruguayos son otro.
Por cada gota de información útil que un uruguayo recibe hay toneladas de noticias de choques, asaltos, comunicados del gobierno, propaganda de los sindicatos, declaraciones de diputados, goles del fútbol turco, fotos del busto de modelos paraguayas, opiniones de un ejército de todólogos y miles de comentarios se supone que graciosos. Ni Dios permita que exista hoy un programa de radio o tv que no tenga al menos un 50% de comentarios graciosos.
Claro que esas cosas también componen el menú de los medios en otros lugares del mundo. El problema es que en los uruguayos el porcentaje de grasa ya se aproxima al cien por ciento. La ausencia de información verdadera es casi total. Hace unos días, en una radio que presume de “periodística” ocupó buena parte de su informativo central con la impactante noticia de un boleto de combinación para ómnibus y trenes. Entrevistaron largamente al ministro de Transporte y luego al presidente de Cutcsa. ¿Cómo funcionaría el boleto de combinación? No se sabe, porque no existe. La conferencia de prensa que hizo que el ministro y el poderoso empresario aparecieran en ese y otros noticieros fue solo para anunciar que se tiene la voluntad de crearlo algún día. Así se maneja desde el poder a nuestros medios. Ante la ausencia de investigación propia, el oficialismo lo ocupa todo. Ni Granma lo haría peor.
Hoy, al igual que el golero de Ghana, los uruguayos nos manejamos a ciegas. ¿Cómo es posible que el sobrino del secretario de la Presidencia, paracaidista privilegiado, logre ahorrar 400.000 dólares en Antel en dos semanas de trabajo? ¿Cómo puede ser que a los ocho nuevos alcaldes de Montevideo, rechazados por la gente y derrotados por el voto en blanco, se les otorguen 107.000 pesos de sueldo y comisión, más tres funcionarios con salario pago a sus órdenes? ¿Qué calidad tiene el agua de OSE? ¿Por qué los pesticidas prohibidos en Europa acá están permitidos? ¿Quién financió la campaña electoral? ¿Quién y por qué puso la bomba en el Buceo? Al final, ¿qué pasó con el caso Feldman?
Sin información todo es secreto. Los archivos de la dictadura, los beneficios de los empleados públicos, los horarios de los ómnibus, las estadísticas que muestran qué mutualista es mejor que otra, los indicadores que servirían a los padres para decidir a qué colegio enviar a sus hijos.
Estamos a ciegas, como el golero africano.
En la Copa del Mundo el Loco Abreu engañó a Kingson.
Fuera de la cancha, Kingson somos nosotros.
Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com
Labels:
Fútbol,
periodismo,
Política uruguaya,
Uruguay
1.7.10
Una nota deportiva excluyente
Son dos idiomas distintos. Por un lado, existe el castellano. Por otro, el castellano para periodistas deportivos (CPD).
En castellano, por ejemplo, un gol se hace, o se anota (en el marcador), o se marca (en el marcador también). En el CPD un gol se “convierte”. ¿En qué se convierte? Eso es un misterio y ya sería demasiado pedir que los periodistas deportivos solucionen sus propios enigmas.
Supongo que el uso de “convertir” como sinónimo de “hacer” o “anotar” puede haber nacido cuando algún periodista deportivo políglota (es decir, que maneja tanto el castellano como el CPD) dijo un día que un penal o un tiro libre se “convirtieron” en gol. Pero luego otros colegas no políglotas (solo hablan y leen en CPD) pasaron a usar el “convertir” para todo gol y circunstancia. Y ahora los goles se “convierten”, aunque no sabemos en qué.
La Real Academia no acepta ningún uso de “convertir” como sinónimo de hacer o anotar. Pero eso no detiene a los cronistas deportivos. Ellos le dicen a sus esposas: “hoy no me esperes a cenar porque tengo que convertir una entrevista”. O en la redacción aconsejan a los jóvenes que se inician en el periodismo deportivo: “no olvides llevar un bolígrafo para convertir las declaraciones de tu entrevistado”.
(La RAE, en cambio, sí admite el uso del verbo “saltar” como sinónimo de “salir a la cancha”, tal como es usado y abusado en las páginas de deportes. Yo tengo mis dudas porque he ido cientos de veces al estadio y nunca vi a un equipo entrar brincando al campo de juego).
Hay otras diferencias entre el castellano y el castellano para periodistas deportivos. En castellano, se dice de un crack que destaca por sobre sus compañeros es un jugador preponderante o sobresaliente. El CPD se dice que es una “figura excluyente”.
El caso es curioso porque el diccionario dice que excluyente quiere decir: “que excluye, deja fuera o rechaza”. Y no veo que los jugadores sobresalientes excluyan o rechacen a nadie. Más bien es al contrario, los jugadores sobresalientes son “incluyentes”, porque a su lado, con ellos como directores de orquesta, todos se lucen. En la NBA, por ejemplo, todos son basquetbolistas geniales jugando al lado de un Rondo o un Kobe Bryant.
Pero el CPD tiene sus propias reglas y hay que aceptarlas. Un crack es una “figura excluyente” y listo. Nada de sobresaliente. Por eso los periodistas deportivos festejan cuando sus niños sacan un “excluyente” en la escuela. Es un día muy especial para ellos, digno de “convertirlo” en el almanaque.
Otro caso es el del futbolista imposible de controlar para sus rivales. En castellano se dice que es imparable o incontrolable. En CPD es “intratable” y también “insoportable”.
Si a usted está en su hogar y siente que desde la vereda le gritan: “¡Excluyente! ¡Intratable! ¡Insoportable!”, usted debe fijarse bien quién se lo dice. Si se trata, por ejemplo, de un plomero o un taximetrista, sin duda usted está siendo insultado y de muy fea manera. Pero si se esos gritos son proferidos por un periodista deportivo, no cabe duda que usted está siendo alabado y elogiado a más no poder. Siéntase orgulloso. Salte a la calle con alegría. Y si quien le dice estas palabras es una cronista deportiva mujer, ése es su día de suerte: le están convirtiendo un piropo. ¡Felicitaciones! ¡Lo espera una velada excluyente!
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio, tradicional o digital, incluyendo cadenas de mails.
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com
En castellano, por ejemplo, un gol se hace, o se anota (en el marcador), o se marca (en el marcador también). En el CPD un gol se “convierte”. ¿En qué se convierte? Eso es un misterio y ya sería demasiado pedir que los periodistas deportivos solucionen sus propios enigmas.
Supongo que el uso de “convertir” como sinónimo de “hacer” o “anotar” puede haber nacido cuando algún periodista deportivo políglota (es decir, que maneja tanto el castellano como el CPD) dijo un día que un penal o un tiro libre se “convirtieron” en gol. Pero luego otros colegas no políglotas (solo hablan y leen en CPD) pasaron a usar el “convertir” para todo gol y circunstancia. Y ahora los goles se “convierten”, aunque no sabemos en qué.
La Real Academia no acepta ningún uso de “convertir” como sinónimo de hacer o anotar. Pero eso no detiene a los cronistas deportivos. Ellos le dicen a sus esposas: “hoy no me esperes a cenar porque tengo que convertir una entrevista”. O en la redacción aconsejan a los jóvenes que se inician en el periodismo deportivo: “no olvides llevar un bolígrafo para convertir las declaraciones de tu entrevistado”.
(La RAE, en cambio, sí admite el uso del verbo “saltar” como sinónimo de “salir a la cancha”, tal como es usado y abusado en las páginas de deportes. Yo tengo mis dudas porque he ido cientos de veces al estadio y nunca vi a un equipo entrar brincando al campo de juego).
Hay otras diferencias entre el castellano y el castellano para periodistas deportivos. En castellano, se dice de un crack que destaca por sobre sus compañeros es un jugador preponderante o sobresaliente. El CPD se dice que es una “figura excluyente”.
El caso es curioso porque el diccionario dice que excluyente quiere decir: “que excluye, deja fuera o rechaza”. Y no veo que los jugadores sobresalientes excluyan o rechacen a nadie. Más bien es al contrario, los jugadores sobresalientes son “incluyentes”, porque a su lado, con ellos como directores de orquesta, todos se lucen. En la NBA, por ejemplo, todos son basquetbolistas geniales jugando al lado de un Rondo o un Kobe Bryant.
Pero el CPD tiene sus propias reglas y hay que aceptarlas. Un crack es una “figura excluyente” y listo. Nada de sobresaliente. Por eso los periodistas deportivos festejan cuando sus niños sacan un “excluyente” en la escuela. Es un día muy especial para ellos, digno de “convertirlo” en el almanaque.
Otro caso es el del futbolista imposible de controlar para sus rivales. En castellano se dice que es imparable o incontrolable. En CPD es “intratable” y también “insoportable”.
Si a usted está en su hogar y siente que desde la vereda le gritan: “¡Excluyente! ¡Intratable! ¡Insoportable!”, usted debe fijarse bien quién se lo dice. Si se trata, por ejemplo, de un plomero o un taximetrista, sin duda usted está siendo insultado y de muy fea manera. Pero si se esos gritos son proferidos por un periodista deportivo, no cabe duda que usted está siendo alabado y elogiado a más no poder. Siéntase orgulloso. Salte a la calle con alegría. Y si quien le dice estas palabras es una cronista deportiva mujer, ése es su día de suerte: le están convirtiendo un piropo. ¡Felicitaciones! ¡Lo espera una velada excluyente!
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio, tradicional o digital, incluyendo cadenas de mails.
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com
Labels:
Fútbol,
periodismo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Entrevistas
Crónicas y reportajes
- Montevideo: casi el paraíso
- El último Hitler uruguayo
- 1966: Uruguay versus Inglaterra
- Whisky Ancap: metáfora del desarrollo latinoamericano
- Julio Ribas: el Gladiador
- Tónica Paso de los Toros: una historia dulce y amarga
- La fortaleza de llamarse Árbol
- El pueblo que quiso salir en televisión
- Corre Ghiggia Corre
- Los otros sobrevivientes de los Andes
- Ratas: chillidos bajo el asfalto
- El Conrad por dentro: vip, hot, slot
- 1989: Crónica de la primera Intifada
Etiquetas
33 Orientales
Accidente en Young
accidentes de tránsito
Adolfo Antelo
Alejandro Atchugarry
Alejandro Vegh Villegas
Alemania
Alimentación
Álvaro Moré
Amodio Pérez
Ancap
Andes
Antonio Mercader
Árboles autóctonos del Uruguay
Argentina
Artigas
aviación
Bicentenario
Bolivia
Brasil
Caraguatá
cárceles
Carlos Koncke
Carlos Liscano
Cesáreo Berisso
charrúas
Che Guevara.
Checoslovaquia
Chespirito - Roberto Gómez Bolaños
Chueco Maciel
Ciudad de la Costa
Comunidad Jerusalén
Creative Commons
Crónicas de sangre sudor y lágrimas
Crónicas y reportajes
Cuba
Cultura
Daniel Castro
Daniel Chasquetti
Daniel Vidart
Daniel Viglietti
delincuencia
Democracia
derecha radical
Derechos humanos
diarios
dictadura
dictadura.
Doble discurso europeo
Drogas
Eduardo Bonomi
Eduardo Galeano
Eduardo Pérez Silveira
educación
El Chavo
Elon Musk
empleados públicos
Engler
Enrique Tarigo
entrevistas
ETA
Evo Morales
Fernández Huidobro
Fernando Parrado
financiamiento de los partidos políticos
Fito Páez
Fuerzas Armadas
Fútbol
Gabriel Ohanian
Gabriel Pereyra
Gavazzo
Gavazzo Sin Piedad
Gente que no sabe leer y tergiversa lo que uno escribe
Gerardo Caetano
Grasas trans (transexuales)
guaraníes
Guido Manini Ríos
Günter Wallraff
Gustavo Salle
Gustavo Zerbino
Herencia maldita
Historia
historia reciente
Historias tupamaras
Hospital Filtro
Hotel Carrasco
hotel Conrad
Hugo Alfaro
Hugo Batalla
Hugo Bianchi
Identidad Soberana
Inmigrantes. Dominicanos
Intendencia de Canelones
internet
Israel
Italia
Jaime Roos
Javier Milei
Joel Rosenberg
Jorge Batlle
Jorge Lanata
Jorge Vázquez
Jorge Zabalza
José Mujica
José Rilla
Juan Ángel Miraglia
Juan Martín Posadas
Juan Miguel Petit
Juan Salgado
La República
Leonardo Sbaraglia
Líber Seregni
Liberaij
Libros
Literatura
Luca Prodan
Luis Almagro
Luis Lacalle
Luis Lacalle Pou
Luis Suárez
Madonna
Maltrato animal
Maracaná
Marcelo Estefanell
Mario Bardanca.
Mario Benedetti
Medicina
Medio ambiente
Mercedes Sosa
México
Michael Jackson
Miguel Ángel Campodónico
Milicos y tupas
MLN-T
Montevideo
Música
Neber Araújo
Nelson Sosa
nombres disparatados
nombres raros
Óscar Padrón Favre
Oscar Tabárez
Pablo Cuevas
Paco Casal
Palestina
Paraguay
Partido Colorado
Partido Comunista
Paso de los Toros
Paz
Peñarol
periodismo
periodismo cloacal
Perú
PIT-CNT
Plagios y otras situaciones dudosas
Pluna
Política
Política uruguaya
Pollo homosexualizante
Populismo
Primavera de Praga
publicidad
Punta del Este
Racismo
Radio
Raúl Sendic
redes sociales
Relato Oculto
Renzo Pi Hugarte
Ricardo Piglia
Roberto Canessa
Rock
Rodolfo Leoncino
Rómulo Mangini
sabihondos
Salud
Sin comentarios
Sindicalismo
sindicatos
Sirios en Uruguay
Sobre lo políticamente correcto
Sonia Breccia
Sumo
Televisión
Tenis
terrorismo
Tomás Eloy Martínez
tortura
trabajo
Tragedia de los Andes
Tupamaros
Twitter
Un mundo sin Gloria
Uruguay
Venezuela
Víctor Hugo Morales
Villanueva Saravia
Violencia doméstica
zoológico
Atención
Los derechos de los textos
publicados en El Informante
pertenecen a Leonardo Haberkorn.
No se permite la reproducción
sin autorización del autor.