15.1.11

Lanata: "En Uruguay son todos primos"

Pocos días después de que su programa Lanata.uy fuera levantado por Canal 12, hablé con el periodista argentino Jorge Lanata. La entrevista se publicó en el suplemento Qué Pasa del diario El País el 28 de mayo de 2005. Lo que sigue es un fragmento de esa conversación.


Jorge Lanata, Canal 12, televisión, Uruguay—Pasados unos días desde el fin de Lanata.uy, ¿qué sensación le queda?
 
—Creo que por intereses del mundo periodístico, algunos tratan de dar vuelta lo que pasó. Es como si nosotros tuviéramos que explicar por qué nos censuraron.
 
—¿Por qué lo dice?
 
—Empezaron una discusión sobre si era un problema económico o no, y es tan obvio lo que ocurrió. Después de haber sacado el programa sobre Paco Casal casi no salimos. Fue público: no aparecían las promociones y, después de haber sacado el de Milka Barbato nos sacaron por intereses sectoriales del canal. Es obvio. Me parece que no hay discusión.
 
—¿Es muy diferente hacer periodismo televisivo en Argentina que en Uruguay?
 
—Uruguay es más chico y por decirlo de algún modo, te digo una frase de una película de Lina Wertmuller, de los años 70 sobre una mafia: "son todos primos". Eso es algo que en Uruguay se siente muy fuerte. Acá en Argentina no son todos primos, hay intereses diversos, la autocensura es mucho menor y también la censura explícita
 
—¿Y la capacidad operativa de poner gente a investigar? ¿Cuánta gente trabajaba en Día D?
 
—Teníamos más gente. La publicidad en Buenos Aires se cobra por segundo, en Uruguay se cobra por minuto. Eso condiciona todo lo demás. Yo en Montevideo tenía un equipo de seis personas, como mucho siete. Y en Buenos Aires tenía 14.
 
—La mayoría de esos seis periodistas que trabajan en la producción tenían otros trabajos. ¿Tenían tiempo para investigar?
 
—La sobreocupación también es un tema que vivimos acá, porque no nos alcanzan los sueldos.
 
—En una entrevista de Crónicas Económicas al gerente de programación de Canal 12 dijo que su programa no pretendía ser periodístico sino "un show, algo más informal, entretenido y divertido".
 
—Ah, bueno, pero eso es que no entendió nada de lo que queríamos hacer. Nosotros en la televisión argentina fuimos los primeros en mezclar el entertainment con el periodismo. Eso yo lo hago de toda la vida, Página 12 también fue así. O sea, la posibilidad de tener renovaciones en la forma sin que eso afecte el contenido. Podés comunicar de maneras infinitas, pero el contenido es siempre el mismo: es serio, son notas. En la televisión yo de golpe estaba hablando al lado de una vaca embalsamada. O llevaba actores para hacer determinada cosa. Tiene que ver con cómo enriquecer una propuesta, pero no con que íbamos a hacer un programa frívolo. Se ve que no lo entendió o lo editaron mal.
 
—¿Usted cree que el canal entendía qué significaba contratarlo?
 
—Creo que no calcularon el riesgo, no están acostumbrados a hacer laburo en serio, independiente.
 
—Usted en la revista Veintitrés cuenta cómo lo fueron a buscar a José Ignacio. Dijo: "al ganar Tabaré los tipos no saben de qué disfrazarse, necesitan un vínculo con la gente, en Canal 12 había un programa que se llamaba Agenda Confidencial, pero era tan oficialista que le llamaban Agenda Presidencial, lo levantaron y en su lugar empiezo en marzo". Parece que usted tampoco tenía mucha confianza en sus empleadores.
 
—Yo estaba ahí, tirándome a una pileta que desconocía. No eran amigos míos ni nada. Yo no los conocía y digamos que la trayectoria de Canal 12 no era progresista. Pero a mí eso no me importa si me dan libertad para trabajar. Sinceramente yo creí que me la iban dar, si no no lo hubiera hecho. ¿Para qué me voy a meter en este quilombo? Acá hay una cosa que tampoco se toma bien en cuenta: yo vivo en Argentina, me va bien en Argentina, en Uruguay ganaba la cuarta parte de lo que gano acá en la radio. Yo no iba a Uruguay a hacerle un favor a nadie, iba porque me parecía un desafío interesante y me había quedado una asignatura pendiente de la mala experiencia con TV Libre.
 
—Usted en Argentina sabe bien quién es cada periodista, cada empresario. ¿Cuando vino acá sabía a fondo quién era Federico Fasano, propietario de TV Libre?
 
—No, sinceramente no.
 
—¿Y la gente de Canal 12?
 
—Tampoco.
 
—¿Pensó que era más sencillo de lo que es en realidad ir a otro país a hacer un programa sobre gente que uno no conoce, con gente que no se conoce?
 
—Es más complejo. Hacerlo me permitió conocer las cosas buenas y las malas que tiene Uruguay, como las tiene Argentina. Pero hay cosas que vos cuando no estás laburando no las ves. Es como que estás aparte de lo que pasa. Conocer más sobre el país me permitió entenderlo y entender que, a lo mejor, yo tenía una imagen muy idílica de Uruguay y no lo es tanto.
 
—¿Tenía conocimiento de que Canal 12 tenía algún tipo de sociedad con Paco Casal?
 
—No, yo me enteré de eso una vez que fue anunciada la promoción. Yo anuncié en un bloque del programa: la semana que viene vamos a empezar un ciclo llamado Los Intocables, y vamos a empezar por Paco Casal. Se me ocurrió a mí en el momento y lo dije, no tengo que consultar con nadie, no tengo por qué. Ni los periodistas lo sabían, se enteraron ahí. Pensé que podía funcionar, que era divertida la imagen de los intocables.
 
—Y funcionó.
 
—Funcionó demasiado bien. Ese día no pasó más nada, pero enseguida empezó el quilombo porque me enteré que el hermano de uno de los Cardoso tiene negocios con Casal. Entonces empezó la presión del canal para levantar el programa. Obviamente yo me negué. Me llamó a mi casa Francescoli, me ofreció encontrarme con Casal en Buenos Aires y yo le dije que prefiero no encontrarme con los entrevistados antes de las notas, y le propuse que Casal viniera al piso y le hacíamos una nota. Me quedó de contestar y no contestó. En el canal estaba todo mal, no pasaron las promociones, era un desastre. Y el viernes de Casal estaba todo el mundo alterado. Cuando llegué al aeropuerto, uno de los maleteros me dijo: ‘hoy hace Casal, pero ojo que lo levantan’. Fue muy gracioso. ¡¿Cómo se enteró un maletero del aeropuerto?! 

14.1.11

El Uruguay devuelto

El escritor francés André Gide dijo: “Todas las cosas ya han sido dichas, pero como nadie escucha es necesario empezar de nuevo”.
Esto que voy a escribir ahora, ya lo escribí antes. Pero como sobre los abusos de los sindicatos de empleados públicos uruguayos todos miran para el costado, voy a decirlo de nuevo.
El director de la Biblioteca Nacional, el escritor Carlos Liscano, decidió usar ciertos fondos de su presupuesto para premiar a sus mejores funcionarios. Entregó entonces unas “compensaciones” de distinto valor, pero que promediaban los 2.000 pesos, a los empleados que más lo merecían. Para decidir quién debía recibir el premio y quién no, usó tres variables: asistencia, compromiso con la institución y el esfuerzo realizado en el trabajo.
Esto, que hubiera sido celebrado en cualquier empresa del mundo (que el jefe premie con un dinero extra al que trabaja más y mejor) provocó un terremoto en  la Biblioteca Nacional. El sindicato puso el grito en el cielo. Los dirigentes se enfurecieron. Tomaron medidas. ¡Cómo se iba a hacer un distingo entre los funcionarios! ¡Si había premio, tenía que ser lo mismo para cada uno!
Si alguien había trabajado mucho y bien, tenía que recibir la misma recompensa que la funcionaria que se fue de mochilera durante seis meses aprovechando una licencia sin goce de sueldo. Si alguien se había roto el lomo y había cumplido más allá de sus obligaciones, ese tenía que cobrar el mismo estímulo que el dirigente sindical que concurre a trabajar apenas dos días al mes.
Es la filosofía de la Vuelta Ciclista: si alguien se escapa del pelotón, todos rápidamente se organizan para perseguirlo, alcanzarlo e integrarlo nuevamente a la masa. Cuando eso ocurre, todos respiran aliviados.
Así funciona Uruguay. Así nos hemos ido transformando en un país enano.
Por suerte, el director Liscano no hizo caso al sindicato y repartió los premios según su criterio y no según el mandamiento sagrado oriental que obliga a emparejar todo hacia abajo, siempre.
Pero el karma uruguayo siempre se impone. Todos los empleados que habían recibido un premio fueron conminados por el sindicato a entregárselo a una comisión gremial que luego hizo las cuentas y repartió el dinero en cantidades iguales para todos, incluyendo a la mochilera y al dirigente sindical que nunca aparece en laburo.
Es lo de siempre. No hay que tomárselo a la tremenda. Es triste, pero la mayoría de los uruguayos piensa que así se deben hacer las cosas.
Pero los talibanes del culto al pelotón están desbocados. Ya no les alcanza ganar. Se sienten poderosos. Quieren más.
La presidenta de la Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional, la licenciada Cristina Padnikian, fue entrevistada por el programa No toquen nada, en Océano FM. Fue en noviembre pero vale la pena recordarlo. Que yo sepa sus declaraciones no han tenido otra repercusión, pero de verdad lo merecen. Revelan hasta qué punto hemos llegado.
Dijo Padnikian respecto a la polémica:
“Se resolvió con éxito por parte de la Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional ya que más del 90% de las personas que recibieron compensaciones devolvieron el dinero a un bolsa común y se repartió en forma igualitaria. Quedaron solamente nueve personas fuera. Por resolución de asamblea se resolvió hablar con ellos para que devolvieran el dinero, si es que quieren. Y en el caso que no lo devuelvan, serían expulsados del sindicato. Pero tienen la posibilidad de resarcirse, ¿no?”.
Estas declaraciones, que pueden escucharse en la página web de la emisora, resultan tan reveladoras como indignantes.
Indigna, por supuesto, la presión de corte cuasi mafioso según la cual quien no entregue el dinero que legítimamente ganó será expulsado del sindicato, como si hubiera cometido algún delito.
Pero indignan también las palabras elegidas por Padnikian en su victorioso alegato. “Devolver”, un verbo que la sindicalista utilizó tres veces en su breve alocución, tiene varias acepciones en el diccionario, pero para este caso corresponde la siguiente:
"Devolver:  Restituir algo a quien lo tenía antes".
Cuando Padnikian dice: “más del 90% de las personas que recibieron compensaciones devolvieron el dinero a un bolsa común” equivoca las palabras.
Nadie devolvió nada allí. Si hubieran devuelto el dinero, se lo habrían devuelto al director Liscano, o al Estado, o al pueblo que con sus impuestos solventa a todos los que allí trabajan. Porque se devuelve algo al propietario, al que lo tenía antes.
El sindicato, no importa cuánto viento les infle la camiseta, no es el dueño del dinero de la Biblioteca, ni su depositario.
El dinero no les fue devuelto. Les fue entregado. Bajo presión, como Padnikian confiesa.
Cuando la gente es presionada por otra gente para entregar el dinero que le pertenece también hay palabras en el diccionario.
La sindicalista agregó en la citada entrevista que los nueve valientes que prefieren ser expulsados del paraíso sindical y ganarse fama de carneros antes que entregar lo que se ganaron en buena ley, todavía tienen tiempo para “devolver” el dinero al gremio. Todavía pueden “resarcirse”, dijo.
Resarcir según el diccionario quiere decir: “indemnizar, reparar, compensar un daño, perjuicio o agravio”.
Entonces no. No pueden resarcirse ni resarcir a ninguna persona porque ellos no han dañado, ni agraviado a nadie. Solo recibieron un premio por hacer bien su trabajo. Lo que pueden hacer es ceder a la presión, claudicar, resignarse, someterse, rendirse, entregarse. Y dar su dinero a quienes los están amenazando.
Ojalá no lo hagan. Ojalá aguanten. Ojalá resistan. Porque vale la pena saber que el pelotón, la patota, todavía no nos ha ganado a todos.
Dicho sea de paso. Devolver tiene otro significado: vomitar.
Debe ser por eso.

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
el.informante.blog@gmail.com
Sobre este tema ver también "Suerte, Liscano":  http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/10/suerte-liscano.html

31.12.10

El Wikileaks de los nombres raros

Un informante me envío un documento secreto muy interesante: el Wikileaks de los nombres raros uruguayos.
Pese a la seriedad del remitente, al principio leí el inventario de casi 300 descacharrantes nombres con reserva. Cada uno llevaba consigo su número de documento de identidad, pero eso no garantizaba que fueran ciertos. Encontré que parte del listado ya había circulado por internet. Eso reforzó mi escepticismo dada la baja confiabilidad de todo lo que transita por la red sin aclarar fuentes o procedencia.
Sin embargo, un segundo análisis, me hizo prestar más atención. Pronto noté que muchos nombres eran verdaderos: yo mismo poseía las pruebas documentales, gracias a mis anteriores trabajos.
Allí estaba Pepa Colorada Casas, inscripta el 25 de setiembre de 1923 a las nueve de la mañana, en Trinidad, Flores, por sus padres: el militar Delfino Casas y el ama de casa Emma Fernández. La partida no aclara por qué decidieron ponerle Pepa Colorada a su hija, pero no deja dudas de que el caso es auténtico.
También el ya legendario Tomás Leche Medina, inscripto el 15 de mayo de 1941 en Montevideo; hijo del comerciante Antonio Leche y el ama de casa Clara Medina (responsable de inscribir al niño con su bebible nombre).
Seguí con Gaucho Puntiador Techera, de quien me consta que fue anotado el 9 de junio de 1975 en Villa Olimar, Treinta y Tres. Y luego Gaucho Carolino Vaz Acevedo, curiosamente también de Villa Olimar, pero de 1978.
En la lista también estaba quien fue bautizado como Enero Quince, inscripto en Salto en 1926 por su padre, el comerciante francés Clemente Dematté. (Su partida de inscripción es notable, ya que su padre, soltero, declara que el niño es hijo natural suyo y de “madre desconocida”).  También Río Uruguay Fernández Montt, inscripto en Treinta y Tres el 5 de noviembre de 1958, y Árbol Santos, a quien tuve el gusto de entrevistar para un reportaje que se publicó en el suplemento Radar del diario argentino Página 12 (puede leerse en este blog).
Con tantos casos ciertos, comencé a sospechar que toda la lista era verdadera y que estaba frente a un tesoro, un auténtico mapa del delirante mundo de los nombres raros uruguayos.
Pero antes de cantar victoria decidí investigar un poco más.

Insólitos pero ciertos

Busqué comprobar la autenticidad de otros de los nombres de la lista, desconocidos para mí hasta este momento. Y, en efecto, eran verdaderos:
Transilmonte Moreira, al momento de escribirse esta nota, era dueño de una subagencia de loterías en Rivera, según la página oficial de la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas.
 

Gloria Celeste Da Costa es profesora y vive en Brasil, según consta en varias páginas web.
Sir Alester Navarro, Mac Gómez, Constante Corso, Desamparados Valero, Júpiter Neptuno Suárez, América Latina Vacani y Aurora Boreal Castro figuran en la guía de teléfonos.
Jonhhie Walker Bolfarini es un joven basquetbolista.
Tutankamon Moreira está en Facebook.
India América Gutiérrez aparece integrando una organización de yoga.
De la existencia de Franz Beckenbauer Da Cruz da cuenta en su blog un ex vecino suyo llamado Leo que hoy reside en Quebec.
Werbklowince Olivera falleció en 2002.
Tierra y Libertad Alacio nació en 1942 y falleció en 2007, según documentos encontrados en la web.
Salud Pérez falleció en 2010 atestigua un aviso fúnebre en El País.
Ruben Marciano Severo Ocio fue comisario en el departamento de Artigas.
Sobre Uruguay Campeón Panzacchi encontré referencias en un foro donde los Panzacchi discuten el origen de su familia. Según afirma allí una de sus parientes, su glorioso nombre no le impidió morir joven.
Incluso el mítico nombre de Elba Gallo es real en Uruguay. Elba vive en la ciudad de Minas.
A Diosalinda Uruguaya Pereyra la ubiqué y pude conversar con ella. Su padre era un hombre de campo, matrero, peleó con Aparicio Saravia en la guerra de 1904. “Era muy de andar mirando las estrellas”, dijo Diosalinda Uruguaya buscando una explicación para su nombre y el de algunas de sus hermanas: Orieta Sol Radiante, María Esterlina, Cielo Humanidad y Estrella Luz Divina.
En la escuela la cachaban llamándola Doble Uruguaya, como la recordada marca de cerveza. Pero luego se acostumbró y terminó por adorar su nombre. Todos siempre la llamaron Diosa.

La lista increíble

Habiendo comprobado ya tantos nombres, concluí que el Wikileaks de los nombres raros es confiable, y que el listado tiene un muy alto porcentaje de posibilidades de ser totalmente cierto, más allá de que no todos han dejado su huella en la guía telefónica o los archivos disponibles en la web.
Según el documento, existen o han existido uruguayos llamados:
Brisa Uruguaya Añasco
Christian Dior Ramos Quiroga
Edison Telito Villalba
Susana Oria Ygoa
Waltersito Núñez
Manuelito Farías
Richard Nixon Padrón Vega
Pinocho Tarradas
Hollibuood Amuz
Hamabided Alcira Vila
Air Fabiana Pedrozo
Renault Gervasio Rodríguez
Charles Bronson Vera
Nabucanadosor Álvarez
Termo García
Cabellitos Baladon
Puterman Ghidolio
Colado Herves Figueredo
Bigabriel Pereira
Sony Rodríguez
Te Julio Casas
Mickey Pérez
King Hansen Hernández
Frankestein Fitgerald Mendoza
Anolindo Lucas Menas
Amazonas Leyenda Nieto
Dios Gracias Faina
Fierro Silva
Lady Roja del Cerro Corbo
Luz Violeta del Cerro Corbo
Nene Alberto Díaz
Niña Isabel Leal
Pascualina Fresca Grasso
Plutón Agrícola Mezzetta
Refestilidad Alvez
Reo Fernández Álvarez de Olivera
Solidario Caballero Viera
Súper Elba Forniero
Tierra Libre Sendra
Tránsito Montes de Oca
Pibe Sergio López Martínez
Guri Molinari Quiantas
Grace Kelly Antuña
Alain Delon Medina
Michael Douglas Ferreira
Kirk Douglas Díaz
Bruce Lee Vique
Mahatma Gandhi Rodríguez
Mohamet Ali Benedetto
Sugar Leonard Fragoso
Harley Davidson Referovich
Tarzán Olivera
Yerba Núñez
Alegría Uruguaya Lazarini
Oriental Fundador Castro
Herasthoters Voltaire Sena Rocha
Heligoland Calixto Pereira Duque
Superfina González
Calendario Casco
Justa Profesora Álvarez
Amor Sublime Moreno
Dulce Nombre de Jesús Castillo
Yonny Ausente Barreto
O Lan de la Medalla Milagrosa Bagnarra
Cuando en un artículo anterior sobre este tema entrevisté a Árbol Santos, me dijo: “Tener un nombre así te fortalece, pero también te genera una sensación de sentirte siempre distinto. Es difícil evaluar el efecto total de llevar un nombre tan raro. Yo creo que el balance tira a positivo, pero no dejo de reconocer que tiene un lado muy complicado”.
Pero Árbol no quiso arriesgarse. Cuando nacieron sus hijos, les puso nombres tradicionales.

Sobre este tema ver también:

el.informante.blog@gmail.com
 
 
 
 
 
 

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