25.2.11

Otro guascazo del profe Guasco

La educación uruguaya no tiene arreglo. Lo sé porque acabo de leer el recién publicado “Boletín informativo N1” del equipo de los “consejeros electos” de la educación nacional.
Se trata de una publicación electrónica en la cual escriben los consejeros que representan a los sindicatos en los órganos de dirección de la enseñanza.
El más conocido del grupo es el profesor Daniel Guasco. Se ha hecho popular a fuerza de pregonar ideas absurdas y totalitarias. Propuso tomar como ejemplo la dictadura china y cerrar los liceos por un año. Integra el Consejo de Secundaria en representación del gremio de docentes Fenapes.
Su artículo en el Boletín no tiene desperdicio.
Para comenzar, comienza con una cita de… ¡Fidel Castro, el dictador cubano!
Eso sería suficiente para saber lo que Guasco piensa respecto a la democracia, a la libertad y a la enseñanza. Pero si un quiere pasar un rato divertido, hay que leer el resto.
Escribe Guasco:
“Queda claro que formar, capacitar, adiestrar, es sólo un aspecto del aprendizaje  (patentizada en las reformas de los 90 y en el fracaso que hoy constatamos). El aspecto quizá más mezquino y mercantilista, de acuerdo a la condición del joven. Pero eso no es educar. Educar compromete la formación de una personalidad y de un sujeto humano en la edad adolescente, por lo que implica formar en valores que atraviesan todo, definiéndolos claramente”.
El párrafo, además de demostrar que Guasco escribe con errores de concordancia, deja en claro que para este hombre “formar y capacitar” es algo “mezquino y mercantilista”.
Para Guasco los adolescentes tienen que ir al liceo a aprender “valores”. Compañerismo, por ejemplo. Solidaridad. Justicia (¿como en China?). Sentido de la emancipación. Libre pensamiento. Espíritu democrático (¿como en Cuba?).
Guasco se mete después con las formas de evaluación. Las pruebas que miden solo los conocimientos están mal, nos dice. No se puede evaluar  sólo lo que un estudiante sabe de matemáticas o su manejo del idioma. Hay que medir también lo que aprendió sobre valores.
Las pruebas que hoy se usan (como las PISA) “no miden niveles de integración, de capacidad para resolver las situaciones de conflicto en los vínculos, no mide la solidaridad, el espíritu de compañerismo, etc”.
Este párrafo, además de demostrar que Guasco tiene problemas para conjugar bien los verbos, sugiere que en Uruguay debemos innovar en el mundo. En todo el planeta se mide si los jóvenes aprenden a escribir, a leer, a comprender un texto, a resolver un problema matemático, a entender un proceso científico.
Guasco quiere que Uruguay experimente. Propone realizar nuevas pruebas de “valor cualitativo”. En ellas, se desprende, se medirá lo que el estudiante incorporó en “valores”.  Su sentido de la justicia. Su espíritu de compañerismo. Qué tan solidario es.
-Rodríguez, ¿está dispuesto a viajar a Cuba a colaborar en la cosecha de caña?
-¡Sí, profesor Guasco!
-¡Aprobado Sote!
Luego el consejero sindical nos plantea una situación hipotética:
“Si yo le dijera a la gente y a los padres, y a los jóvenes, que en los liceos uruguayos el rendimiento en matemática por ej., es malo en comparación con Australia, pero que sin embargo, con otra prueba, determino que son:
-solidarios
-que resuelven sus diferencias debatiendo
-que son críticos y reflexivos
-que desarrollan una conciencia democrática alta
-que saben desarrollar el espíritu de convivencia
entonces, que diríamos de los jóvenes uruguayos, en relación a los australianos... Qué dirían sus padres del liceo público. Yo diría que tienen que aprender matemática pero que tienen resuelto el tema de la educación para la vida”.
Este párrafo, además de demostrar que Guasco se come algunos tildes, nos sugiere que el fracaso de los estudiantes uruguayos en futuras pruebas PISA no sería tan grave si ellos “desarrollan una conciencia democrática alta” (¿como en Cuba?) y son “críticos y reflexivos” (¡como en China!)
Por último llega el momento de las propuestas. Y Guasco tiene una muy clara: hay que cambiar la sociedad.
“¿Como vamos a poder tener un liceo que ofrezca solidaridad, que sea gratificante, si afuera espera la competencia y desigualdad de todos ante las situaciones, y si las diferencias sociales instaladas desde el modelo imperante, solo posterga igualdades y acentúa diferencias?”
Este párrafo, además de demostrar que Guasco se come más tildes y sigue sin dominar las reglas de la concordancia, quiere decir que estamos fritos. Hasta tanto no hayamos construido algo medianamente parecido a China o a Cuba no hay nada que hacer. Seguiremos barranca abajo, porque la culpa del desastre educativo la tiene el capitalismo y la terrible sociedad en la que vivimos.
Pienso que si Guasco hubiera nacido en un mundo más justo, seguramente habría aprendido las reglas de la concordancia y sabría poner todos los tildes.
Cuánta injusticia hay en el planeta. Si no la hubiera, Guasco no escribiría párrafos espantosos como:
 “En este contexto de situaciones, las pruebas deben relativizarse, por las razones expuestas. Todas las pruebas. Estas y otras. Nos muestran situaciones muy estandarizadas, sometidas al acaso, atada a necesidades coyunturales, y expresión de una especie de desorganización heredada de gobiernos de la educación anteriores, y que no hemos podido aún resolver”.
En un mundo solidario, Guasco no usaría seis palabras para expresar lo que puede decirse en una (para decir “adolescente” escribe “sujeto humano en la edad adolescente”).
Guasco quiere cerrar los liceos durante un año. Que los jóvenes se ocupen en otra cosa. No lo dijo pero estoy seguro: durante ese año los profesores seguirían cobrando su sueldo.
Cuando termine ese año masivo sabático, Guasco –que es profesor de filosofía- quiere enseñar valores (¿leer citas de Fidel?), hablarles a los muchachos sobre la vida.
En el Boletín escribe:
“Hablar de la vida supone preparar a los jóvenes para el disfrute y no para luchar por un salario contra otros”.
Este señor ocupa un lugar en el gobierno de nuestra enseñanza.

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
el.informante.blog@gmail.com

21.2.11

Pescado podrido

Por culpa de la empresa Fripur –cuya planta industrial no cumplía con las normas sanitarias vigentes- la Unión Europea suspendió sus compras de pescado uruguayo entre noviembre de 2007 y junio de 2008.
Las irregularidades habían sido denunciadas dos veces por inspectores de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos. Dada la gravedad del asunto,  los técnicos aconsejaron multar a Fripur con el máximo monto posible: unos 115.000 dólares. 
Pero la Dinara nada hizo hasta que llegó la sanción europea.
Casi tres años después de la denuncia de los técnicos y cuando las exportaciones ya se habían retomado, el gobierno uruguayo multó a Fripur en apenas 2.300 dólares (46.000 pesos): una cifra 50 veces menor a la aconsejada por los técnicos y 34.782 veces más chica que el dinero que, según informó El País, Uruguay perdió por culpa de la empresa: 80 millones de dólares.
El caso fue llevado a la Justicia por el abogado Gustavo Salle.
Ocurre que el presidente José Mujica es muy amigo del señor Alberto Fernández, dueño de Fripur.
Fernández, tan generoso, le prestó una de sus avionetas a Mujica durante la campaña electoral.
Fernández, tan patriota, pagó de su bolsillo la banda presidencial que lució Mujica cuando asumió el 1 de marzo.
Fernández, tan desprendido, colaboró con 15.000 dólares para solventar la fiesta con la cual se celebró la asunción de Mujica.
Y quién sabe qué más. Siempre surgen imprevistos en las campañas electorales.
Mientras la Justicia se toma su tiempo para entender en el caso, en los últimos días han aparecido nuevos datos.
Durante los meses en que sus exportaciones a Europa estuvieron suspendidas, Fripur adulteró las etiquetas de sus productos, de modo de poder vender el mismo pescado una vez reabiertos sus mercados. Eso es lo que se denuncia en la última edición del semanario Brecha, en un completo informe firmado por la periodista Rosario Touriño. El semanario, además, publica las fotos de las etiquetas adulteradas.
Las fotografías fueron tomadas por una inspectora de la Dinara que denunció el caso a sus superiores. Estos archivaron la denuncia sin investigarla. Su jefe le pidió a la inspectora que por favor no le complicara la vida.
Las vidas se complican cuando se controla y se toman fotos en la empresa de alguien tan patriota, tan generoso y tan desprendido como el señor Fernández.
Según cuenta Brecha, la inspectora que constató la nueva irregularidad de Fripur –gracias a la cual Uruguay habría exportado pescado vencido- fue alejada de su tarea, separada de su cargo, destinada a tareas menos comprometedoras en el puerto de Montevideo, bien alejada con toda seguridad de las amistades del presidente.
Todo esto ya ha salido publicado en la prensa, sin mayores repercusiones. Y esto último es lo que más me asombra.
Es algo que cuesta explicar, pero que es cierto: si una historia como ésta hubiera ocurrido en un gobierno de los partidos tradicionales, estaríamos viviendo días de escándalo. Todo el Uruguay estaría hablando de Fripur, los muros de toda la ciudad reflejarían la indignación ante tanto pescado podrido, las redes sociales arderían de comentarios furiosos, mis amigos periodistas no hablarían de otra cosa.
Pero con el Frente Amplio no pasa nada. Hice la prueba. Busqué “Fripur” en Twitter: apenas unos pocos mensajitos descafeinados. Solo uno de mis 1.200 amigos en Facebook divulgó la tremenda nota de Brecha.
Como los doce muertos de la cárcel de Rocha, de esto no habla nadie. Todo está ahí, pero nadie quiere verlo. Ni olerlo.
Hay un electorado cautivo que está siendo abusado: hasta una heladera le pusieron como candidata.
El Partido Colorado gozó del mismo privilegio durante décadas. Tenía una gigantesca masa de votantes incondicionales. Sus líderes también abusaron. No terminaron bien.
Hoy los dirigentes del Frente Amplio disfrutan y se sienten impunes. Se sienten tan seguros de su electorado cautivo que, mientras la Justicia estudia las denuncias del escándalo Fripur, ellos, olímpicos, se sacan fotos de sociales con el señor Fernández, tan generoso, tan patriota, tan desprendido.
La revista Caras y Caretas la publicó hace pocas ediciones. Fue tomada en un festejo en honor al general Seregni, pobre. En ella se ve al propietario de Fripur con el sonriente vicepresidente de la República, Danilo Astori; con la sonriente intendenta de Montevideo, Ana Olivera; con el sonriente intendente de Canelones, Marcos Carámbula, y con el sonriente presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto.
Solo falta el presidente Mujica.
Debe ser el que sacó la foto.
Cuando comencé a trabajar como cronista sindical, decir Fripur en el PIT-CNT era una mala palabra. Era peor que decir Sanguinetti o FMI, lo juro.     Abundaban las denuncias en contra de la compañía: a las empleadas no las dejaban ir al baño y muchas se orinaban en las líneas de producción.
Hoy Fripur ya no es más la empresa del pichí.
Hoy es la compañía de la avioneta, de la banda presidencial, de la fiesta del Pepe, de las fotos en sociales, de las multas truchas y las denuncias no investigadas.
Felicitaciones.
Han logrado hacer lo mismo que siempre criticaron tanto.


el.informante.blog@gmail.com

12.2.11

Buenos y malos profesores

El 75% de los uruguayos mayores de 15 años no terminó Secundaria y más del 48% ni siquiera su ciclo básico, según datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (*). Son los peores índices del Mercosur, lejos de países que a su vez están lejos de tener un nivel educativo aceptable. Los que se quedan en el liceo, mientras tanto, aprenden poco y nada, como demuestran las pruebas PISA.
El debate, mientras tanto, es el mismo de siempre. Que hay que respetar la autonomía de la educación. Que hay que terminar con la autonomía. Que hay que educar en valores. Que hay que educar para el mercado. Que el Plan Ceibal nos salvará. Que solo el Plan Ceibal no alcanza. Que nunca antes se destinaron tantos recursos para la educación. Que hay que destinar más recursos. Que el ausentismo docente es muy alto. Que el ausentismo es culpa del sistema. Años y años escuchando la misma cantinela, barranca abajo.
Los sindicatos mandan: por eso la antidemocrática autonomía es sacrosanta y los recursos económicos se siguen aumentando sin exigir contrapartida alguna. Mientras tanto, los jóvenes ni siquiera pueden escribir y leer bien en castellano. De aprender inglés ni hablamos. ¿Matemáticas? Difícil para analfabetos virtuales.
Deberíamos dejarnos de mentiras piadosas, porque no hay piedad para los estafados por el sistema educativo. Se dice que todo se hace en nombre del progresismo y la solidaridad, pero en el quintil más pobre de la sociedad apenas el 1,7% termina Secundaria. La Universidad de la República es gratis... para los ricos. Mientras festejamos el pleno empleo, estamos construyendo un país de vigilantes, vendedores ambulantes, limpiadoras esclavizadas en empresas tercerizadas y carne joven para call centers.

La revista Newsweek propuso en marzo de 2010 la siguiente solución para los problemas de la educación en Estados Unidos: "Debemos despedir a los malos profesores". Una revista educativa le respondió poco después: la solución no es despedir a los malos, sino "apoyar a los buenos profesores".
Ambas propuestas son lógicas y necesarias, pero nosotros no aplicamos ninguna de las dos. En Uruguay -donde la religión es emparejar para abajo- ni se premia a los buenos, ni se echa a los malos. En realidad, como los sistemas de evaluación no son sistemáticos ni están bien organizados, ni siquiera sabemos bien cuáles son unos y cuáles son los otros. Averiguarlo sería un primer paso.

(*) El Instituto Nacional de Estadísticas mide el porcentaje de adultos que no terminó Secundaria considerando el universo de personas a partir de los 15 años. Pero, por su edad, es lógico que los que tienen entre 15 y 17 no hayan terminado el bachillerato. El porcentaje de adultos que no terminaron sexto entonces debe ser menos al 75% que indica la Encuesta de Hogares del INE.

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