Miles de niños uruguayos que necesitan ser operados no pueden serlo porque Salud Pública no tiene anestesistas suficientes. Solo en el hospital Pereira Rossell son 1.400 los niños rehenes que esperan. “Esta situación se repite en todos los grandes hospitales de Salud Pública”, informó el diario El Observador en su edición del viernes 24.
Es una “emergencia” dijo el presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado. Para solucionarla, la idea es contratar a un plantel de anestesistas full time. Pero el gerente general del organismo, Enrique Buccino, afirmó que tal solución hoy no se puede cumplir porque “no tenemos los fondos como para poder lanzarla”.
Lo curioso del caso es que mientras no hay dinero para contratar anestesistas, sí lo hay para generar en el Presupuesto más de 60 nuevos cargos de confianza política, incluyendo un batallón de inútiles e innecesarios delegados del presidente de la República en el interior del país. El Uruguay que no puede contratar anestesistas en su principal hospital de niños es el mismo que acaba de saturar su territorio de alcaldes. El mismo que le paga 4.000 dólares mensuales a cada uno de los nuevos ocho alcaldes de Montevideo, todos derrotados por el voto en blanco. Es el anestesiado país que ahora se apresta de tapizar el mapa de la República de decenas de nuevos cargos políticos, burócratas privilegiados, replicantes del clientelismo.
Que no se diga que el dinero falta, porque es evidente que para algunas cosas sobra.
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
el.informante.blog@gmail.com
También sobre este tema: http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/la-pasta-base-de-la-politica.html
http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/aumento-salarial-para-algunos-ministros.html
28.9.10
22.9.10
Julio Bocca tiene que entender
El presidente de COFE, el sindicato de empleados públicos de la administración central, un señor llamado Pablo Cabrera, habló de Julio Bocca, un artista de fama mundial que hoy, porque los milagros existen, es director del ballet del Sodre.
Según leo en El Observador, Cabrera dijo: “Nosotros siempre estamos abiertos al diálogo, pero antes Bocca tendría que entender cómo es el manejo sindical en Uruguay y entender que se debe ceñir a las reglas que hay acá”.
Quiere decir: si Bocca fuera uno más, un cualquiera, otro mediocre, uno de esos ciclistas que nunca salió del pelotón, uno de esos tipos a los que no les importa si su trabajo sale bien o sale mal pero siempre respeta los paros, otro inútil prendido de la teta del Estado, un desgraciado que no está conforme ni con su empleo, ni con su sueldo, ni con su horario, pero es cobarde y protesta porque no tiene el coraje de renunciar y procurarse otro laburo, si Julio Bocca fuera uno más de esos, de los que hay muchos en COFE, de los miles que paran cada vez que manda el PIT-CNT sobre todo cuando toca un fin de semana largo, si fuera otro oscuro funcionario atornillado a su cargo de por vida, inamovible salvo que el Senado se reúna en sesión secreta, si su máxima aspiración fuera ascender por antigüedad, uno de esos que se escuda en un sindicato que lo defiende incluso cuando lo filman regalando mercadería de la empresa, entonces, si Julio Bocca fuera uno más de estos, un uruguayo con todas las de la ley, si entendiera cómo funcionan las cosas acá, entonces no habría ningún problema.
A veces, qué ganas de vivir lejos.
Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com
Según leo en El Observador, Cabrera dijo: “Nosotros siempre estamos abiertos al diálogo, pero antes Bocca tendría que entender cómo es el manejo sindical en Uruguay y entender que se debe ceñir a las reglas que hay acá”.
Quiere decir: si Bocca fuera uno más, un cualquiera, otro mediocre, uno de esos ciclistas que nunca salió del pelotón, uno de esos tipos a los que no les importa si su trabajo sale bien o sale mal pero siempre respeta los paros, otro inútil prendido de la teta del Estado, un desgraciado que no está conforme ni con su empleo, ni con su sueldo, ni con su horario, pero es cobarde y protesta porque no tiene el coraje de renunciar y procurarse otro laburo, si Julio Bocca fuera uno más de esos, de los que hay muchos en COFE, de los miles que paran cada vez que manda el PIT-CNT sobre todo cuando toca un fin de semana largo, si fuera otro oscuro funcionario atornillado a su cargo de por vida, inamovible salvo que el Senado se reúna en sesión secreta, si su máxima aspiración fuera ascender por antigüedad, uno de esos que se escuda en un sindicato que lo defiende incluso cuando lo filman regalando mercadería de la empresa, entonces, si Julio Bocca fuera uno más de estos, un uruguayo con todas las de la ley, si entendiera cómo funcionan las cosas acá, entonces no habría ningún problema.
A veces, qué ganas de vivir lejos.
Artículo de Leonardo Haberkorn
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Uruguay
5.9.10
Aumento salarial para algunos ministros
Al mismo tiempo en que se conoció la intención del gobierno de crear 18 nuevos cargos de confianza política para que el presidente Mujica pueda tener un delegado en cada departamento del interior del país (y otros 40 puestos políticos más), se concedió un aumento de sueldos del 31% para los ministros del gobierno. Ahora ganarán unos 120.000 pesos nominales.
La noticia fue bien recibida por muchos. Un periodista radial, un buen y respetable profesional, puso en su Twitter: “Subirían sueldos al Consejo de Ministros. En buena hora. Jerarcas deben ganar acorde a su responsabilidad”.
También en Twitter otro profesional de la comunicación comentó: “Está muy bien que los Ministros ganen 5 lucas x mes. En cualquier caso, se lo merecen. El compromiso vale”.
Es cierto lo que dicen los colegas: los funcionarios de gobierno deben tener buenos sueldos y ganar de acorde a su responsabilidad, deben percibir ingresos que los alejen de las malas tentaciones, un dinero que les permita trabajar con calma y sin apremios, estudiar los problemas, tomar las mejores decisiones.
Pero los colegas han sido engañados en parte. ¿Por qué? Porque los más importantes sectores del Frente Amplio (a los que pertenecen cinco ministros) tienen topeados los ingresos de sus cuadros políticos. O sea: los salarios de sus ministros pueden subir a 100.000, 200.000 o 300.000 pesos, pero el ministro Bonomi, por ejemplo, solo podrá quedarse con unos 37.000 y el resto se lo deberá entregar al Frente y, la tajada más gruesa, al MPP.
El tope fue fijado por la Dirección Nacional del MPP el 7 de febrero. Puede verse la información en Últimas Noticias del día siguiente. La resolución dice que los 37.000 serían ajustados por el IPC, así que posiblemente hoy esa cifra sea un poquito más alta, lo que no altera las cosas.
El Partido Comunista fijó en esos días un tope aún más severo: 16.500 pesos, exceptuando a algunos dirigentes que renunciaban a un trabajo en el sector privado.
Financiar a los partidos políticos con el dinero que la sociedad destina a pagar el sueldo de sus funcionarios con la esperanza de que se desempeñen de la mejor manera es un engaño a la ciudadanía y también un manejo discrecional de los fondos públicos. Todos los partidos históricamente le han pedido una contribución a sus cuadros, pero el MPP y el PCU han llevado el sistema a un extremo perverso. Se están apropiando de los recursos que el Estado destina a mejorar su gobierno. Y, al mismo tiempo, alientan la suspicacia: ¿los aumentos salariales se deciden pensando en el Estado o en las arcas partidarias? ¿Se eligen a los mejores para cada cargo, o se prefiere a un compañero de sector cuyo sueldo topeado hará crecer el tesoro?
De hecho, gran parte del anunciado aumento salarial para los ministros será más bien un traspaso directo de dinero del Estado a las cajas fuertes del MPP y, en menor medida, al Partido Comunista. Hay cuatro ministros del MPP y uno del PCU. Lo mismo ocurre con cientos de funcionarios, incluidos los nuevos alcaldes y lo mismos ocurrirá con los famosos 18 delegados del presidente.
La noticia no debió ser “aumento salarial para los ministros”, sino: “aumento salarial para algunos ministros. Otros ganarán lo mismo, pero el MPP y el Partido Comunista embolsarán más dinero del Estado”.
El presidente José Mujica defendió la suba en las retribuciones del gabinete en su audición radial. Según El País, Mujica dijo que “si los ministros tienen 100 veces más responsabilidad, no pueden ganar cuatro veces menos (…) No se le puede pedir a la gente tanta poesía”.
¿Pero en qué quedamos? ¿Acaso quien decidió que los ministros y otros importantes funcionarios ganen solo hasta 37.000 pesos no fue el propio MPP?
Habría que crear un impuesto al doble discurso y todos saldríamos ganando.
El MPP, el presidente debe recordarlo, ha hecho alarde de sus topes salariales. Lo ha usado como argumento en la campaña electoral para pedir el voto de los ciudadanos. El actual ministro Bonomi escribió en la página Pepe tal cual es, el sitio oficial de la candidatura presidencial de Mujica, el 20 de mayo de 2009: “El MPP, apelando a una profunda convicción ética, fijó una política salarial para los compañeros que ejercen cargos políticos (…) Para que la burocracia no mate los cambios, los compañeros que ejercen cargos políticos tienen un tope, que les permita vivir tranquilamente, y que, sobre todo, no transforme la política en una carrera más”.
Lo que nunca le dicen a la gente es que el dinero que ellos no toman no lo devuelven al Estado, ni lo donan a las escuelas, los bomberos o los niños pobres. Toda esa enorme masa de dinero del Estado es volcada mes a mes al tesoro de partido.
Es la pasta base de la política. Siempre se necesita más.
A pesar de que Mujica prometió austeridad por sobre todas las cosas, los cargos de confianza se siguen multiplicando y sus salarios aumentan, mientras los topes siguen vigentes. Es un sistema encubierto y perverso, que debería ser ilegal.
Lo que son las cosas.
Un país pobre con un MPP rico.
Sobre este tema, leer también La pasta base de la política: http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/la-pasta-base-de-la-politica.html
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio, digital o tradicional, sin la autorización del autor.
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La noticia fue bien recibida por muchos. Un periodista radial, un buen y respetable profesional, puso en su Twitter: “Subirían sueldos al Consejo de Ministros. En buena hora. Jerarcas deben ganar acorde a su responsabilidad”.
También en Twitter otro profesional de la comunicación comentó: “Está muy bien que los Ministros ganen 5 lucas x mes. En cualquier caso, se lo merecen. El compromiso vale”.
Es cierto lo que dicen los colegas: los funcionarios de gobierno deben tener buenos sueldos y ganar de acorde a su responsabilidad, deben percibir ingresos que los alejen de las malas tentaciones, un dinero que les permita trabajar con calma y sin apremios, estudiar los problemas, tomar las mejores decisiones.
Pero los colegas han sido engañados en parte. ¿Por qué? Porque los más importantes sectores del Frente Amplio (a los que pertenecen cinco ministros) tienen topeados los ingresos de sus cuadros políticos. O sea: los salarios de sus ministros pueden subir a 100.000, 200.000 o 300.000 pesos, pero el ministro Bonomi, por ejemplo, solo podrá quedarse con unos 37.000 y el resto se lo deberá entregar al Frente y, la tajada más gruesa, al MPP.
El tope fue fijado por la Dirección Nacional del MPP el 7 de febrero. Puede verse la información en Últimas Noticias del día siguiente. La resolución dice que los 37.000 serían ajustados por el IPC, así que posiblemente hoy esa cifra sea un poquito más alta, lo que no altera las cosas.
El Partido Comunista fijó en esos días un tope aún más severo: 16.500 pesos, exceptuando a algunos dirigentes que renunciaban a un trabajo en el sector privado.
Financiar a los partidos políticos con el dinero que la sociedad destina a pagar el sueldo de sus funcionarios con la esperanza de que se desempeñen de la mejor manera es un engaño a la ciudadanía y también un manejo discrecional de los fondos públicos. Todos los partidos históricamente le han pedido una contribución a sus cuadros, pero el MPP y el PCU han llevado el sistema a un extremo perverso. Se están apropiando de los recursos que el Estado destina a mejorar su gobierno. Y, al mismo tiempo, alientan la suspicacia: ¿los aumentos salariales se deciden pensando en el Estado o en las arcas partidarias? ¿Se eligen a los mejores para cada cargo, o se prefiere a un compañero de sector cuyo sueldo topeado hará crecer el tesoro?
De hecho, gran parte del anunciado aumento salarial para los ministros será más bien un traspaso directo de dinero del Estado a las cajas fuertes del MPP y, en menor medida, al Partido Comunista. Hay cuatro ministros del MPP y uno del PCU. Lo mismo ocurre con cientos de funcionarios, incluidos los nuevos alcaldes y lo mismos ocurrirá con los famosos 18 delegados del presidente.
La noticia no debió ser “aumento salarial para los ministros”, sino: “aumento salarial para algunos ministros. Otros ganarán lo mismo, pero el MPP y el Partido Comunista embolsarán más dinero del Estado”.
El presidente José Mujica defendió la suba en las retribuciones del gabinete en su audición radial. Según El País, Mujica dijo que “si los ministros tienen 100 veces más responsabilidad, no pueden ganar cuatro veces menos (…) No se le puede pedir a la gente tanta poesía”.
¿Pero en qué quedamos? ¿Acaso quien decidió que los ministros y otros importantes funcionarios ganen solo hasta 37.000 pesos no fue el propio MPP?
Habría que crear un impuesto al doble discurso y todos saldríamos ganando.
El MPP, el presidente debe recordarlo, ha hecho alarde de sus topes salariales. Lo ha usado como argumento en la campaña electoral para pedir el voto de los ciudadanos. El actual ministro Bonomi escribió en la página Pepe tal cual es, el sitio oficial de la candidatura presidencial de Mujica, el 20 de mayo de 2009: “El MPP, apelando a una profunda convicción ética, fijó una política salarial para los compañeros que ejercen cargos políticos (…) Para que la burocracia no mate los cambios, los compañeros que ejercen cargos políticos tienen un tope, que les permita vivir tranquilamente, y que, sobre todo, no transforme la política en una carrera más”.
Lo que nunca le dicen a la gente es que el dinero que ellos no toman no lo devuelven al Estado, ni lo donan a las escuelas, los bomberos o los niños pobres. Toda esa enorme masa de dinero del Estado es volcada mes a mes al tesoro de partido.
Es la pasta base de la política. Siempre se necesita más.
A pesar de que Mujica prometió austeridad por sobre todas las cosas, los cargos de confianza se siguen multiplicando y sus salarios aumentan, mientras los topes siguen vigentes. Es un sistema encubierto y perverso, que debería ser ilegal.
Lo que son las cosas.
Un país pobre con un MPP rico.
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