Lo segundo que me viene a la mente es felicitar a Ricardo Peirano por tener a Gabriel Pereyra al frente de la redacción de su diario, un periodista de raza y no un funcionario o un militante. Por eso les ganó a otros que trabajan con lógicas que no son la de la noticia ni la del interés público.
Respecto a la entrevista en sí, se ha hablado mucho de Amodio Pérez en estos años, casi siempre para señalar que su traición fue la razón principal de la derrota tupamara. Ese es uno de los mitos que rebato en mi libro Historias tupamaras.
Es mentira que la guerrilla fue derrotada por la traición de Amodio (o la de Píriz Budes o por cualquier otra causa ajena a sí misma, como sostiene su historia oficial). La realidad es que el MLN perdió porque todo su accionar se basó en premisas que resultaron ser equivocadas del modo más absoluto. Los líderes tupamaros creían y le hicieron crear a miles de muchachos (y lo dejaron por escrito), que la acción armada haría que el pueblo se levantara en armas. Error. Sostenían que el Ejército se dividiría. Error. Que la gente del campo se sumaría a la lucha. Error. Nada de lo que aseguraban que iba a ocurrir, ocurrió. Error, error, error. Por eso perdieron.
Hoy resulta increíble que gente que cometió equivocaciones políticas tan gruesas –que costaron tantas vidas y tanto sufrimiento- siga dando cátedra.
Todos los líderes tupamaros son responsables de haber montado una guerrilla basada en elucubraciones delirantes carentes del menor fundamento. Paradoja: Amodio Pérez también.
Leí toda la entrevista. Lo que veo en ella es a un hombre detenido en el tiempo, que no ha hecho un análisis profundo de lo ocurrido, mucho menos una autocrítica. Amodio Pérez sigue repitiendo la misma letanía tupamara. La democracia no servía. Como si la guerrilla hubiera nacido en 1972 y no en 1963. Justifica la pena de muerte que él y los otros líderes tupamaros, junto con los fascistas del escuadrón de la muerte, reinstauraron en un país que la había abolido con orgullo en 1907.
En mis libros -Historias tupamaras y Milicos y tupas, entrevisté a protagonistas del pasado reciente capaces de salirse de los clichés y las historias oficiales. Amodio Pérez, por lo que leo, no es uno de ellos. El único objetivo que parece tener su reaparición es lavar su imagen, tratar de convencernos de que él no fue un traidor ni se quedó con las libras de Mailhos, como sospecha Luis Nieto en Historias tupamaras.
Pero en ninguno de estos dos puntos logra ser mínimamente convincente.
Su historia respecto a cómo se perdieron las libras de oro robadas por los tupamaros es inverosímil, casi pueril.
Pero menos creíble todavía son sus intentos de explicar cómo y por qué los militares lo enviaron a Europa sin estar más que unos días detenido.
En este punto, Amodio no logra ser convincente ante Gabriel Pereyra. En el mejor momento de la entrevista, Amodio Pérez ensaya una y otra vez una explicación, pero el periodista insiste y repregunta: ¿cómo es posible que los militares le dieran un privilegio que solo a él le dieron, el de partir a Europa y comenzar una nueva vida? ¿Qué dio a cambio?
Sus respuestas en ese punto no son verosímiles.
Y si miente en esto, ¿dirá la verdad en el resto?
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