Las fotos que el corresponsal ha enviado como prueba de su identidad, en efecto, se parecen mucho al rostro conocido del ex líder tupamaro, cuando era joven. Algunos de sus ex compañeros más famosos o representativos, como Marenales y Zabalza, han señalado que no tienen dudas de su identidad.
Las fotos, sin embargo, no terminan por ser una prueba cien por ciento segura. Podría ser que el misterioso corresponsal tuviera fotos de Amodio Pérez, pudiera tratarse de alguien parecido o alguien que tuviera fotos de alguien parecido... se me ocurren muchas opciones, complicadas pero posibles.
Amodio en El Observador |
Parece evidente que el objetivo de quien firma Amodio Pérez es lavar su imagen. Dice que nunca salió a la calle vestido de militar a capturar a otros integrantes del MLN. Y afirma que no hay testimonios concretos que lo acusen. "¿Por qué nunca se ha señalado a los que 'marqué'?", pregunta desde las respuestas que envió a El Observador.
Debe haber más testimonios que lo desmienten, pero yo por lo menos conozco uno.
En el libro La izquierda armada, de la historiadora y ex tupamara Clara Aldrighi, un testimonio anónimo cuenta que Amodio "llegó al punto de capturar en 1972 a uno de los integrantes de la fracción, Enrique Rodríguez Larreta, reconociéndolo cuando ingresaba a un cine y señalándoselo a los militares. Era un muchacho de menos de veinte años y Amodio había sido su responsable".
Rodríguez Larreta fue uno de los ex integrantes del MLN a los que entrevisté para realizar el libro Historias tupamaras y su testimonio me resultó valiente y valioso. Radicado en Rio de Janeiro donde hoy es académico universitario, lo entrevisté en sucesivos intercambios de mails.
En uno de ellos le pregunté si era cierto que había sido detenido por una patrulla militar de la que Amodio Pérez formaba parte. Me respondió:
-Lo de Amodio es verdad. Vestido de militar en una camioneta del Batallon Florida dirigida por el Teniente Grignoli. Me sacaron, a mí y a Raquel (su esposa) del cine Arizona. Estaban dando El Pequeño Gran Hombre con Dustin Hoffman. Se prendieron las luces y nos sacaron del cine. Aún recuerdo la música de entrada de la película. Nunca la vi completa...
Esta cita no entró en Historias tupamaras, porque fue imposible incluir todos los testimonios y datos obtenidos durante la investigación realizada para escribir el libro. La publico hoy por primera vez. Viene al caso para demostrar que quien responde las preguntas de El Observador falta a la verdad. Los testimonios existen. Traicionó incluso a un muchacho que había sido su subordinado. El sargento Sanders, pero al revés.
Cuando escribí Historias tupamaras busqué la palabra de tupamaros que, desde la izquierda o la derecha, fueran capaces de analizar crítica y autocríticamente lo realizado por la guerrilla y por ellos mismos. Rodríguez Larreta, Luis Nieto, Kimal Amir, Aníbal de Lucía, Fernando González Guyer, Juan José Cabezas, Luis Alemañy, Efraín Rodríguez Platero y George Whitelaw, todos ellos aportaron elementos removedores y de singular coraje, contrapuestos a la eterna autocomplacencia derramada en los libros que han edificado el relato oficial tupamaro, una historia rosa, un cuento de hadas. Lo mismo cabe decir para quienes contaron su historia en Milicos y tupas, el profesor Armando Miraldi y el contador Carlos Koncke (también la anónima "Mónica").
En Amodio Pérez, en cambio, no hay atisbo de autocrítica. Se reafirma en todos sus actos. En sus cartas y respuestas a El Observador se aprecia la misma autocomplacencia de sus supuestos antagonistas. Se alzaron en armas, dice, porque la democracia era trucha. Reclama méritos militares que otros le niegan, ¡pero Zabalza reconoce! No hay menciones a lo que la violencia política le dejó al Uruguay, hasta hoy. Debería enterarse que en ello le caben las mismas responsabilidades que a sus amigos-enemigos. Y que tiene cuentas adicionales, moralmente graves: las que lo ayudaron a salir del país mientras sus compañeros padecían la tortura en los cuarteles.
Si uno se guía solo por los escritos enviados a la prensa por el señor Amodio, la noticia es que tenemos un prócer más. Otro tupa clase A, como le gusta a Marcelo Estefanell. Otro que lava sus culpas con mentiras y medias verdades. Otro guerrillero heroico. Linda película para verla en el cine Arizona sin que nadie venga a interrumpirte en la mitad de la función, con una patrulla de soldados, a prender las luces y llevarte preso.
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