La última batalla ocurrió esta semana en Nueva York y la ganó Coca cuando un juez revocó una ley que pretendía prohibir la venta de refrescos mayores a 16 onzas (unos 450 cc).
El derrotado fue el alcalde Michael Bloomberg, quien había impulsado dicha norma con el fin de reducir el consumo de gaseosas y así combatir la epidemia de obesidad que afecta al 58% de los neoyorquinos.
La ley rechazada obligaba a restaurantes y cines (pero no a los supermercados) a no vender refrescos azucarados mayores a los indicados. El juez Milton Tingling la consideró "arbitraria y caprichosa" porque afectaba a todos los comercios ni a todas las bebidas por igual (lácteos azucarados, por ejemplo, no estaban incluidos).
El alcalde Bloomberg y una Pepsi Jumbo. |
"La gente muere todos los días. Esto no es una broma. Esto es acerca de la vida real", dijo. "La obesidad mata. Simplemente no hay dudas al respecto... Sería irresponsable no intentar hacer todo lo posible para salvar vidas".
La decisión judicial fue celebrada, en cambio, por comerciantes y consumidores entrevistados en los medios (hubo quien comparó la normativa derogada con la Ley Seca) y por la Asociación Estadounidense de Bebidas, que había presentado la demanda contra la ley.
Poco antes del fallo, Coca Cola había lanzado un aviso televisivo donde se señala que, gracias al creciente consumo de bebidas sin azúcar, la empresa también combate la obesidad:
Esta campaña, a su vez, provocó una contraversión, que ya fue vista por casi un millón de personas en You tube, que advierte que las bebidas light tienen otros riesgos para la salud y llama a no tomar más Coca Cola:
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Una anterior batalla había tenido lugar en California, cuando ese estado pretendió obligar a Coca y Pepsi a llevar en sus envases una advertencia de potencial riesgo cancerígeno debido a que su fórmula incluye el colorante 4-metilimidazol (4-MEI), considerado por ese estado como peligroso porque ha provocado cáncer en ratones de laboratorio.
Coca y Pepsi, con tal de no llevar dicha etiqueta, anunciaron que reducirían la cantidad de 4-MEI en sus productos en California, pero no en el resto del mundo.
Un vocero de Coca-Cola España dijo al diario El Mundo que no había de qué preocuparse ya que la Organización Mundial de la Salud considera que los riesgos del 4-MEI son inferiores a los de comer papas fritas. Según la empresa, un consumidor debería tomar 18.000 latas de refresco por día durante dos años para igualar los niveles que ingirieron los roedores en los ensayos. La agencia estadounidense que regula los alimentos y los fármacos (la FDA) también defendió la seguridad del colorante, pero dijo que se deberían beber 1.000 latas diarias para llegar a la dosis que enfermó a los ratones.
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Natasha Harris no tomaba 16.000 latas de Coca Cola por día, solo entre seis y diez litros. Vivía en Nueva Zelanda y tenía ocho hijos. Murió a los 31 años de un ataque al corazón. El médico forense que estudió su caso concluyó que su muy alto consumo de Coca Cola había sido probablemente un factor importante en su muerte: con el refresco, Harris consumía cada día el doble de la cantidad de cafeína considerada segura para un ser humano. Además, había perdido todos los dientes debido a las caries, tenía niveles muy bajos de potasio y el hígado agrandado.
El forense pidió que los refrescos lleven una etiqueta que advierta que su consumo excesivo puede ser peligroso. Pero los fabricantes de Nueva Zelanda rechazaron la idea, señalaron que las causas de la muerte de Harris no se conocen con certeza, y recordaron que el café, el té y el chocolate también tienen cafeína.
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Aunque es poco lo que se publica y se difunde en los medios, cada día hay más noticias que vinculan refrescos y problemas de salud. Algunas provienen de fuentes muy serias, como este artículo publicado en 2012 en el blog de la escuela de Salud de la Universidad de Harvard, que habla de los estudios que asocian a bebidas como Coca Cola light con las enfermedades al corazón y llama a consumirlas lo menos posible.
Un aviso de Coca Cola en España parece querer salir la frente de esta ola de advertencias, y le pregunta al público si le va a hacer caso a todas las cosas que se dicen por ahí.
Al mismo tiempo, y en un sentido contrario, la organización Center for Science in the Public Interest divulgó recientemente un cortometraje para desestimular el consumo de refrescos, debido al daño que provocan al organismo. La película apela a los osos polares que Coca Cola ha usado en algunas de sus campañas, lleva el nombre de Los verdaderos osos y tiene por banda sonora la canción Sugar de Jason Mraz: