Como parte de esa cobertura, Brecha nos envió a Luciano Álvarez y a mí un cuestionario con tres preguntas. Estas son esas interrogantes y estas fueron nuestras respuestas:
1. ¿Cuáles dirían que son las razones de ser de este libro?
Este es un libro hecho en nombre y en defensa de la ética periodística, por amor al buen periodismo y para ayudar al verdadero conocimiento de la historia reciente.
De un tiempo a esta parte VHM se ha autoproclamado patrón de la ética periodística, modelo del buen periodismo y descarga sus iras contra todo aquel que opina o actúa del modo que “él” decide que no es correcto. En particular ha propuesto su desempeño en Uruguay durante la dictadura como medida del decoro periodístico. En su libro autobiográfico Víctor Hugo por Víctor Hugo Morales, de 2009, se retrata a sí mismo como un periodista que clavaba aguijonazos, pocos pero memorables, contra el régimen, y que buscaba desafiar la censura imperante cada vez que podía.
Nosotros habíamos leído la primera autobiografía de VHM titulada El Intruso, de 1979 y en el caso de Luciano lo había vivido directamente ya que era periodista en radio Sarandí. Los dos teníamos bien presente sus agradecimientos a la dictadura, las menciones elogiosas a sus personajes más altos, su festejo a la Junta Militar argentina durante la Copa del Mundo de 1978.
También recordábamos que cuando los dirigentes del fútbol habían respondido con una sanción comercial a su ensañamiento con figuras del deporte que nada tenían que ver con el régimen, había sido la dictadura la que corrió en su auxilio. Más tarde vino su burda mentira convertida en sonsonete incansable diciendo que poco menos se había tenido que exiliar cuando la dictadura lo metió preso. En realidad fue preso por una de las tantas peleas a piñazos en las que se vio envuelto y se “exilió” en la Argentina de Jorge Rafael Videla, extraño exilio si los hubo.
Como periodistas que quieren a su profesión, sentimos que era necesario revisar y recordar todo lo que escribió Víctor Hugo Morales en aquellos años; todo en contradicción con la actual versión de su propia carrera. Por eso comenzamos a cotejar sus dichos de hoy con sus propios escritos y hechos de aquellos años. El resultado fue más impresionante de lo que pensábamos porque además descubrimos otras relaciones con el régimen de las cuales no teníamos idea cuando comenzamos.
2. ¿Cómo evaluaron al momento de decidir su publicación la evidente incidencia que un libro de esta naturaleza tendría en el contexto polarizado del periodismo argentino tras la ley de medios, y la administración de los Kirchner en general?
El puntapié inicial de este libro fue la publicación del libro Víctor Hugo por Víctor Hugo Morales. Tras su lectura, uno de nosotros –Leonardo -- escribió el 13 de abril de 2010 un artículo en su blog titulado: “Víctor Hugo, la historia olvidada”. Luego de publicar el artículo, el otro –Luciano-- propuso escribir juntos un libro sobre VHM. Somos amigos desde hace muchos años, nos conocemos bien, incluso hemos hecho trabajos juntos. Así nació este proyecto. En aquel momento, VHM era crítico al gobierno de los Kirchner: su historia argentina nada tuvo que ver con el proyecto. En el libro no hay ni siquiera una mención a las múltiples polémicas que VHM ha tenido y tiene hoy en el país vecino. El libro lo hubiéramos escrito de cualquier manera. Resulta que al tomarlo una editorial internacional surgió, un poco sorpresivamente, el interés en Buenos Aires, que aumentó cuando leyeron el borrador.
3. El libro supone la revisión de la conducta ética de un periodista en el contexto de la dictadura. ¿Sería para ustedes deseable que el libro inspirara más trabajos sobre esta misma conducta entre civiles, periodistas o no periodistas, durante la dictadura uruguaya?
Sí, sería muy deseable. Los abismos en los que cayó el Uruguay en los años de violencia política y dictadura militar no tienen como únicos protagonistas a militares y tupamaros. Hay otros actores que también tuvieron su cuota parte de responsabilidad. Los medios de comunicación fueron, sin duda, uno de ellos.
Por supuesto que hubo responsabilidades de distintas magnitudes. Pero exigir que solo “milicos y tupas” den cuenta de sus actos es una trampa muy cómoda para algunos.
En cuanto a la prensa, en este libro aparecen casos dignos de estudio: el escandalete fuera de toda proporción montado cuando a VHM se le prohibió relatar en el estadio, y las menciones realizadas entonces a la libertad de trabajo y de expresión, que aparecieron en algunos medios citados en el libro, hoy parecen chistes de humor negro. Pero fueron la triste realidad de aquel Uruguay.
En este sentido hay otro punto significativo, mientras VHM era protegido por el régimen hubo decenas de periodistas que día a día se las veían en figurillas para informar, para soplar un aliento de esperanza en la gente, mediante la lectura “entrelíneas”. Ninguno de ellos salió posteriormente a sacarse lustre contando cada “entrelínea” que fabricó, cada agravio que sufrió, cada plantón o aun la pérdida de su fuente de trabajo. En cambio VHM aprovecha todas las ambigüedades del lenguaje para fabricarse el héroe que estuvo lejos de ser. Nos pareció que esa desmesura debía de ser estudiada, aunque más no fuera como un homenaje a tantos y tantos que enfrentaron la dictadura y no fueron a pedir la escarapela, porque en última instancia sabían que habían cumplido con su deber.
La crítica que el periodista de Brecha Aníbal Corti escribió sobre Relato Oculto puede leerse aquí:
El libro puede encargarse por mail desde esta página.
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