4.7.10

El golero de Ghana somos nosotros

En la Copa del Mundo de 2006 Argentina y Alemania se enfrentaron en cuartos de final.
El partido terminó empatado 1 a 1 y se definió por penales. Los alemanes habían sospechado que algo así podía ocurrir, así que en los días previos al partido el entrenador de arqueros Andreas Köpke (o Koepke) –colaborador del técnico Jürgen Klinsmann- se dedicó a estudiar qué futbolistas argentinos pateaban penales y cómo lo hacían.
El resultado se anotó con lápiz en un papelito que el golero alemán Jens Lehmann tenía en su portería cuando comenzó la definición por penales y hoy se atesora en un museo. Antes de cada remate argentino, Lehmann miraba el papelito. Atajó así dos penales, uno a Roberto Ayala y otro a Esteban Cambiasso. El arquero argentino, en cambio, no tenía ningún dato similar. Alemania ganó 5 a 3 y dejó a la selección argentina fuera de la Copa del Mundo.
Lo que hizo el viernes el Loco Abreu no fue una locura ni una genialidad. Fue una apuesta.
Cuando caminó hacia la pelota para patear el penal decisivo en el partido entre las selecciones de Uruguay y Ghana, Abreu debió pensar solo en una cosa: Kingson, el golero ghanés, ese moreno enorme de 32 años que juega en Inglaterra, ¿sabe o no sabe?
Porque millones de personas que seguíamos el partido en todo el mundo –uruguayos, argentinos, mexicanos, brasileños y muchos otros- ya sabíamos que Abreu suele tirar los penales con un tiro dócil, al medio del arco, que sube y baja suavemente como un globo. Millones sabíamos que Abreu hace lo que los periodistas deportivos llaman “picar” o “pinchar” la pelota. Pero Kingson, ¿sabía?
Si lo sabía le bastaba quedarse parado en mitad del arco para atajar el penal. A Abreu ya le pasó.
Uruguay Ghana penal Abreu
Pero Kingson no sabía y se arrojó con vehemencia a un costado. Abreu ganó su apuesta: pinchó su globo y la pelota subió y bajó con suavidad, y entró mansita por el medio del arco.
Kingson no es un mal golero, pero le faltó un papelito como el de Lehmann.
Para eso sirve la información. Para que la gente pueda tomar decisiones acertadas en el momento justo. Para eso existe el periodismo, para darle información útil a la gente. Por eso hay empresarios que contratan buenos periodistas: para que investiguen y consigan información que luego será emitida o publicada. La gente –y con la gente, la publicidad- va detrás de esa información porque la necesita. Es un negocio y una necesidad de la democracia.
Esto es algo que se conoce a lo largo y ancho del mundo, aunque en algunos lugares todavía no se enteran. La federación de fútbol de Ghana parece ser uno. Los medios de comunicación uruguayos son otro.
Por cada gota de información útil que un uruguayo recibe hay toneladas de noticias de choques, asaltos, comunicados del gobierno, propaganda de los sindicatos, declaraciones de diputados, goles del fútbol turco, fotos del busto de modelos paraguayas, opiniones de un ejército de todólogos y miles de comentarios se supone que graciosos. Ni Dios permita que exista hoy un programa de radio o tv que no tenga al menos un 50% de comentarios graciosos.
Claro que esas cosas también componen el menú de los medios en otros lugares del mundo. El problema es que en los uruguayos el porcentaje de grasa ya se aproxima al cien por ciento. La ausencia de información verdadera es casi total. Hace unos días, en una radio que presume de “periodística” ocupó buena parte de su informativo central con la impactante noticia de un boleto de combinación para ómnibus y trenes. Entrevistaron largamente al ministro de Transporte y luego al presidente de Cutcsa. ¿Cómo funcionaría el boleto de combinación? No se sabe, porque no existe. La conferencia de prensa que hizo que el ministro y el poderoso empresario aparecieran en ese y otros noticieros fue solo para anunciar que se tiene la voluntad de crearlo algún día. Así se maneja desde el poder a nuestros medios. Ante la ausencia de investigación propia, el oficialismo lo ocupa todo. Ni Granma lo haría peor.
Hoy, al igual que el golero de Ghana, los uruguayos nos manejamos a ciegas. ¿Cómo es posible que el sobrino del secretario de la Presidencia, paracaidista privilegiado, logre ahorrar 400.000 dólares en Antel en dos semanas de trabajo? ¿Cómo puede ser que a los ocho nuevos alcaldes de Montevideo, rechazados por la gente y derrotados por el voto en blanco, se les otorguen 107.000 pesos de sueldo y comisión, más tres funcionarios con salario pago a sus órdenes? ¿Qué calidad tiene el agua de OSE? ¿Por qué los pesticidas prohibidos en Europa acá están permitidos? ¿Quién financió la campaña electoral? ¿Quién y por qué puso la bomba en el Buceo? Al final, ¿qué pasó con el caso Feldman?
Sin información todo es secreto. Los archivos de la dictadura, los beneficios de los empleados públicos, los horarios de los ómnibus, las estadísticas que muestran qué mutualista es mejor que otra, los indicadores que servirían a los padres para decidir a qué colegio enviar a sus hijos.
Estamos a ciegas, como el golero africano.
En la Copa del Mundo el Loco Abreu engañó a Kingson.
Fuera de la cancha, Kingson somos nosotros.

Artículo de Leonardo Haberkorn
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1.7.10

Una nota deportiva excluyente

Son dos idiomas distintos. Por un lado, existe el castellano. Por otro, el castellano para periodistas deportivos (CPD).
En castellano, por ejemplo, un gol se hace, o se anota (en el marcador), o se marca (en el marcador también). En el CPD un gol se “convierte”. ¿En qué se convierte? Eso es un misterio y ya sería demasiado pedir que los periodistas deportivos solucionen sus propios enigmas.
Supongo que el uso de “convertir” como sinónimo de “hacer” o “anotar” puede haber nacido cuando algún periodista deportivo políglota (es decir, que maneja tanto el castellano como el CPD) dijo un día que un penal o un tiro libre se “convirtieron” en gol. Pero luego otros colegas no políglotas (solo hablan y leen en CPD) pasaron a usar el “convertir” para todo gol y circunstancia. Y ahora los goles se “convierten”, aunque no sabemos en qué.
La Real Academia no acepta ningún uso de “convertir” como sinónimo de hacer o anotar. Pero eso no detiene a los cronistas deportivos. Ellos le dicen a sus esposas: “hoy no me esperes a cenar porque tengo que convertir una entrevista”. O en la redacción aconsejan a los jóvenes que se inician en el periodismo deportivo: “no olvides llevar un bolígrafo para convertir las declaraciones de tu entrevistado”.
(La RAE, en cambio, sí admite el uso del verbo “saltar” como sinónimo de “salir a la cancha”, tal como es usado y abusado en las páginas de deportes. Yo tengo mis dudas porque he ido cientos de veces al estadio y nunca vi a un equipo entrar brincando al campo de juego).
Hay otras diferencias entre el castellano y el castellano para periodistas deportivos. En castellano, se dice de un crack que destaca por sobre sus compañeros es un jugador preponderante o sobresaliente. El CPD se dice que es una “figura excluyente”.
El caso es curioso porque el diccionario dice que excluyente quiere decir: “que excluye, deja fuera o rechaza”. Y no veo que los jugadores sobresalientes excluyan o rechacen a nadie. Más bien es al contrario, los jugadores sobresalientes son “incluyentes”, porque a su lado, con ellos como directores de orquesta, todos se lucen. En la NBA, por ejemplo, todos son basquetbolistas geniales jugando al lado de un Rondo o un Kobe Bryant.
Pero el CPD tiene sus propias reglas y hay que aceptarlas. Un crack es una “figura excluyente” y listo. Nada de sobresaliente. Por eso los periodistas deportivos festejan cuando sus niños sacan un “excluyente” en la escuela. Es un día muy especial para ellos, digno de “convertirlo” en el almanaque.
Otro caso es el del futbolista imposible de controlar para sus rivales. En castellano se dice que es imparable o incontrolable. En CPD es “intratable” y también “insoportable”.
Si a usted está en su hogar y siente que desde la vereda le gritan: “¡Excluyente! ¡Intratable! ¡Insoportable!”, usted debe fijarse bien quién se lo dice. Si se trata, por ejemplo, de un plomero o un taximetrista, sin duda usted está siendo insultado y de muy fea manera. Pero si se esos gritos son proferidos por un periodista deportivo, no cabe duda que usted está siendo alabado y elogiado a más no poder. Siéntase orgulloso. Salte a la calle con alegría. Y si quien le dice estas palabras es una cronista deportiva mujer, ése es su día de suerte: le están convirtiendo un piropo. ¡Felicitaciones! ¡Lo espera una velada excluyente!

Artículo de Leonardo Haberkorn
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8.6.10

Los reyes del doble discurso

Nadie tiene el monopolio del doble discurso. Pero los españoles están bien arriba en el ranking.
Hace poco lo vimos con claridad: mientras el juez Baltasar Garzón investigó las violaciones a los derechos humanos en las dictaduras sudamericanas, fue un héroe mundial, el símbolo viviente de lo avanzada y progresista que es la España de hoy. Eso sí, apenas se puso a investigar las violaciones a los derechos humanos en la dictadura española, lo degradaron, lo echaron y de un modo humillante lo pusieron de patitas en la calle.
Así de avanzada y progresista es la España de hoy.
No es el único caso de flagrante doble discurso. Los dos grandes diarios españoles, El País y El Mundo, siempre llaman a la ETA “banda terrorista”. La “banda terrorista” hizo esto. La “banda terrorista” hizo aquello. Eso sí, jamás emplean esa terminología para denominar a ningún otro grupo terrorista del mundo. No la usan para las FARC, no la usan para Hamas. Al parecer la sangre española tiene un valor comercial más alto.
Solo en base a un notorio doble discurso es posible tratar a “la banda terrorista” ETA y al “grupo integrista” Hamas como si fueran dos cosas de categorías muy distintas. En cuanto a los objetivos de cada grupo, las similitudes son evidentes. Si Hamas lucha por la independencia palestina, ETA lucha por la independencia vasca. En cuanto a los métodos de lucha, las similitudes son mayores todavía: no hay duda de que ETA practica el terrorismo. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló un supermercado en Barcelona en 1987 y mató a 21 personas inocentes. Hamas, mientras tanto, ha puesto bombas en ómnibus y bares. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló una discoteca en Tel Aviv en 2002 y mató a 21 personas inocentes. ¿Por qué uno es terrorista y el otro no? Hay que leer la prensa española para averiguarlo.
En Uruguay conocemos bien otro caso de doble discurso español. Durante décadas España se aprovechó del tratado firmado con Uruguay en 1870 para que todo aquel español que lo necesitara pudiera venir a trabajar aquí, y vinieron cientos de miles. Pero cuando las condiciones económicas se invirtieron –y el trabajo comenzó a abundar allá y a faltar acá- España desconoció olímpicamente los compromisos asumidos y hoy deja entrar solo al uruguayo que ella quiere, aunque el tratado que firmó y usó durante más de un siglo dice lo contrario. Si la actual crisis que ha llevado a que España tenga más de 20% de desocupados se prolonga, ya veremos como el Aznar o Zapatero de turno viene a recordarnos la vigencia del viejo tratado de 1870.
La prensa y la opinión pública en España, mientras tanto, exigen que Israel termine de una vez de desocupar los territorios palestinos, y yo estoy de acuerdo.
Lo curioso es que, al mismo tiempo que esto se reclama, España mantiene bajo su poder los enclaves de Ceuta y Melilla, dos territorios en el norte de África que ocupó siglos atrás y hoy considera que le pertenecen.
Aunque nadie organiza convoyes de ayuda humanitaria, Marruecos nunca ha dejado de reivindicar esos territorios como propios. España se niega, con el argumento de que ocupó ambas posiciones mucho antes del nacimiento del actual Marruecos independiente (con el mismo argumento mañana vuelven a ocupar Montevideo, Buenos Aires, Lima y así hasta México). El primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, ha dicho recientemente que la situación de Ceuta y Melilla es igual a la de Palestina. “Marruecos pide a España negociar el fin de la ‘ocupación’ de Ceuta y Melilla”, tituló El País de Madrid. Es decir, Palestina está ocupada, a secas. En cambio Ceuta y Melilla están “ocupadas”, con comillas. Sutilezas del doble discurso.
¿Qué pasaría si un día Marruecos comenzara a disparar cohetes sobre España?
Ojalá eso nunca suceda. Pero si ocurre, me gustaría leer qué escriben El Mundo y El País.


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