Como al parecer mis dichos sobre TV Ciudad y el sistema de medios públicos han despertado gran interés, dejo aquí dos notas sobre el mismo tema, publicadas ambas en el suplemento Qué Pasa del diario El País en 2004, durante el gobierno del presidente Jorge Batlle.
Han pasado más de 20 años desde entonces. Cada lector podrá trazar el balance de qué ha cambiado y qué no desde entonces.
Cómo transformar un diario en un casino
17/09/2004
Esta edición de Qué Pasa incluye una nota sobre el actual destino del viejo edificio del diario El Día, muy adecuada para una semana en la que tanto se habló de la prensa.
El Frente Amplio, por ejemplo, exigió un trato igualitario de los "dueños de los grandes medios".
¿Un trato igualitario como en TV Ciudad? ¿Cuántos minutos necesitaría un extranjero que mirara TV Ciudad para adivinar qué partido gobierna Montevideo?
(...)
Los dichos de (Tabaré) Vázquez fueron respondidos por Jorge Larrañaga. "Todos sabemos en Uruguay que quienes titulan, quienes redactan, quienes preparan los informativos, quienes elaboran los programas periodísticos son los periodistas", dijo el candidato blanco. Sí, es cierto. Pero también es cierto que los políticos tienen una insufrible tendencia a llamar a los dueños de los medios para pedir que salga tal nota, para vetar tal otra, para exigir que informaciones correctas sean "rectificadas", incluso para pedir que se eche a los periodistas molestos.
Es una costumbre muy dañina para la democracia. Ocurrió en anteriores gobiernos y también en el actual, aunque se repita lo contrario.
El presidente Jorge Batlle dijo esta semana que "lo mejor" que tuvo su gobierno fue no haber presionado a los periodistas, "no meterse" y "que cada uno dijera lo que quisiera".
No coincide con lo que relató el ex director de Subrayado, Antonio Pippo, en Brecha el 30 de agosto de 2002: que fue echado de Canal 10 por discutir una "llamada" que llegó de Presidencia para no emitir imágenes de los saqueos que hubo entonces.
Tampoco coincide con la experiencia de este suplemento. Un ministro de este gobierno puso todo su empeño, sin éxito, para terminar con la independencia de esta publicación debido a un informe que dejaba en evidencia su mala gestión. Y no fue el único caso.
El propio Batlle ejerció la peor presión que se puede ejercer sobre los diarios: la de ahogarlos económicamente vetando el acuerdo al que habían llegado con el Correo para ser distribuidos sin tener que pagar el asfixiante porcentaje que les impone el actual monopolio. Sin olvidar que intentó también gravarlos con el IVA, mientras el cigarrillo, que mata 5.500 uruguayos cada año, continúa exonerado.
Y si se habla de TV Ciudad qué decir de Canal 5: en el noticiero central la información deportiva está entregada a la empresa Tenfield. Y cuando terminan las noticias, llega el turno de opinión: se eligieron cinco columnistas, todos de la misma línea política. Así es fácil dejar que "cada uno diga lo que quiera". Fácil y muy empobrecedor.
La otra cara del fenómeno de esta injerencia de los políticos en el contenido de la prensa son los propios dueños de los medios. Algunos de ellos, ante estas "embestidas bagualas" de los gobernantes, resisten la presión. Pero otros optan recurrentemente por ponerse de lado del gobernante de turno. Entonces, "rectifican" información verdadera. O piden disculpas sin motivos. O sancionan a su periodista. Más de uno no entiende que el periodismo debe ser independiente y profesional. Que el destinatario de nuestro trabajo es el público, no el diputado Mengano. Que un medio dependiente pierde credibilidad y carece de futuro.
Hace años trabajé en una consultoría que pretendía salvar el viejo diario El Día.
El diario tenía muchos problemas, pero uno de ellos era que sus directores estaban más preocupados por atender los pedidos de sus correligionarios y amigos que de informar a fondo. La voz del Partido Colorado no estaba acotada a la página editorial, como debía ser, sino que teñía cada sección. No era una publicación para tiempos en los que la gente ya quería una información diversa y sin ataduras.
Se propuso profesionalizar el diario e informar sin banderías. Nos pagaron el trabajo, pero no nos hicieron caso: El Día se mantuvo igual: un viejo diario de partido, muy sesgado.
No demoró en fundirse. Hoy en su viejo edificio hay un casino. No quedan máquinas de escribir, sólo tragamonedas.
Más sobre TV Ciudad y Canal 5
01/10/2004
Esta edición de Qué Pasa incluye el resumen de una conferencia dictada por la asociación de trabajadores de TV Ciudad en la que se manifestó preocupación por una creciente influencia política en ese canal.
Dos semanas atrás, en esta sección, se escribió sobre la poca simpatía que políticos uruguayos muestran por la independencia de la prensa. Entre otros, aquel artículo citaba ejemplos de falta de pluralidad o independencia en los dos canales públicos: Tveo y TV Ciudad.
Los dichos respecto a Canal 5 molestaron a su director, Ramiro Rodríguez-Villamil.
En una carta, el funcionario se declara entusiasta lector de este suplemento pero dice estar dolido porque en aquella nota había un párrafo "superficial e injusto" para con Canal 5.
(...)
Rodríguez-Villamil responde:
"De acuerdo, la información deportiva la obtenemos de la empresa Tenfield. ¿Me podría indicar usted qué otra empresa en el Uruguay suministra información deportiva? ¿Dónde compra usted la energía eléctrica de su casa? Tenfield podrá ser tan monopólica como UTE, pero ‘es lo que hay, valor’. Pero note usted, profundizando un poco más, que los lunes, de 22 a 24, Tveo pone al aire Estadio Uno bajo la conducción de Julio Sánchez Padilla, un programa de comentarios deportivos no precisamente afín a Tenfield".
Luego, sobre el caso de los cinco columnistas de idéntico perfil ideológico, sostiene que se trata de "una opinión personal" y que en Canal 5 hay muchos otros espacios periodísticos: Sala de Redacción, Decisión Final, Tveo en el mundo, Poder Ciudadano, Quién es Quién, Hoy por Hoy, La Sed y el Agua y Buscadores.
"Los cinco columnistas que usted denomina ‘de la misma línea política’ son apenas cinco más en una pléyade por cierto muy variada y plural (...) ¿Cuántos canales de TV abierta tienen esta oferta de análisis, comentarios e información política y periodística? Basta revisar las grillas de los otros tres canales abiertos para confirmar que Tveo tiene por lejos la mesa mejor servida para que el ciudadano se alimente de los más variados puntos de vista".
Y concluye: "Me interesaría mucho que usted —que es un periodistas serio y profesional— reflexionara sobre los comentarios que ha hecho sobre Canal 5, y, tras pensarlo bien, cambiara su opinión sobre nuestra tarea".
El director de Canal 5 extrajo de mi artículo una conclusión que no se ajusta a su contenido. La nota no dice que la programación de Canal 5 carezca de valor. Es cierto: el canal oficial ofrece hoy, en materia de periodismo, más que todos los canales privados. Y allí trabajan muchos buenos periodistas, sin duda.
Lo que sí dice el artículo es que hay dos aspectos concretos de la programación que dejan que desear porque denotan falta de independencia y de pluralidad.
En primer lugar, están los columnistas que opinan al término del informativo central. Rodríguez-Villamil no lo desmiente: los cinco tienen un casi idéntico perfil ideológico. Aunque nadie dude de la independencia de cada uno, lo que ocurre en la práctica es que al término del noticiero el televidente recibe siempre una opinión del mismo sesgo. Usando la analogía de Rodríguez-Villamil, todos los días el mismo plato.
Eso es innegable, está mal y no se compensa con la existencia de otros programas en otros horarios. No importa que Sonia Breccia le diga "Ñato" a Fernández Huidobro: el informativo central del canal del Estado debe ser equilibrado, en su información y en su opinión. Un plantel de columnistas tan monocorde en una empresa privada sería criticable, pero en el canal oficial es preocupante.
Luego está el caso de la información deportiva cedida a la empresa Tenfield. En este caso la posición de Rodríguez-Villamil desconcierta. El monopolio de Tenfield alcanza a las imágenes de los partidos, pero de ninguna manera a la búsqueda de información. El noticiero de Canal 5 podría tener periodistas propios que recorrieran los clubes, que hablaran con futbolistas y dirigentes, que vieran los partidos sin pedirle nada a Tenfield. Eso es lo que hacen muchos medios de prensa. Rodríguez-Villamil puede venir a El País a verlo.
Tener entregada la información a un actor principal del escenario deportivo lleva a una pérdida escandalosa de independencia. Es como que el dueño de Movicenter sea el crítico de cine de un diario o que la información política le sea cedida al Partido Colorado o al Frente Amplio.
Ciertamente, la electricidad se la compro a UTE. Pero cuando tengo que informar sobre cuestiones energéticas consulto a especialistas ajenos a ella, a la Universidad, busco técnicos independientes y también consulto a la UTE. Pero la consulto, no le digo que me haga la nota. Eso es lo que podría hacer Canal 5 con la información deportiva y no hace.
Rodríguez-Villamil dice que Tveo "es el canal del Estado y no del gobierno" y que "la pluralidad y la independencia" son los pilares de su gestión.
Es una persona inteligente: debería solucionar estos dos problemas porque van en el sentido opuesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario