La chica tenía 16 años y estaba esperando a sus amigas para ir a un baile, según dijo la prensa.
La persecución del auto desde el cual se disparaban armas automáticas contra la camioneta que finalmente terminó matando a la adolescente se prolongó a lo largo de casi un kilómetro, por la súper transitada y comercial avenida Giannattasio. Que no muriera más gente fue una mera casualidad.
Tras la tragedia, en forma casi inmediata, se conocieron declaraciones de Johnny Diego, subjefe de Policía de Canelones, quien declaró a El País "que los primeros indicios muestran que puede tratarse de 'un ajuste de cuentas' por narcotráfico".
Es probable que así haya sido, ya que el hombre acribillado tenía antecedentes judiciales por esa causa. De todos modos, eso no le quita magnitud a la tragedia.
No conozco el tono en que el subjefe Diego se refirió al "ajuste de cuentas". Pero en muchas otras ocasiones he escuchado a otros funcionarios hablar de los asesinatos por "ajustes de cuentas" como si se tratara de un atenuante, como si por ello fueran menos graves y no del todo malos: los criminales se matan entre ellos.
La idea fue resumida a la perfección en 2014 por el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez: “La mayoría de los uruguayos, si no están en el mundo del narcotráfico, del crimen organizado, o tienen un problema familiar grave, es muy probable o casi seguro que no sean víctimas de homicidio”.
Armas, drogas y dinero encontrados por la policía en un auto en Maldonado. Foto: Unicom |
El error de todos los que esgrimen la teoría del atenuante por "ajuste de cuentas" es no ver que, lejos de ser tranquilizante que las mafias de narcotraficantes pululen y anden a los balazos por la ciudad, es un signo de que algo está muy mal y pronto quizás esté mucho peor.
Basta conocer un poco lo que pasa en otros lugares del mundo.
Con el auge de las mafias del narco no solo se multiplican los "ajustes de cuentas" y los homicidios de criminales por parte de criminales. También se multiplica el uso de la violencia desatada y sin límites, que lleva a atentados salvajes como el que costó la vida a la chica de la avenida Giannattasio. Crece el número de sicarios. Aumenta el poder de fuego de las armas que se emplean. El narco quizás no quiera matarte, pero no tendrá problemas en abrir fuego con una ametralladora en una avenida o en la puerta de un baile.
Pero eso no es lo más grave. Lo peor, y hay que ser muy frívolo o desinformado para no asumirlo, es que el narcotráfico tiene la capacidad de corromper a todas las instituciones de la sociedad, incluyendo gobierno, sistema judicial y policía. Y cuando eso ocurre, el costo en vidas suele ser gigante. Para empezar, porque los que no aceptan la ley de la mafia son asesinados, no importa si es un humilde trabajador, el director de un diario o un juez.
La versión buenita del narco que difunden los funcionarios uruguayos -delincuentes que solo matan delincuentes- no se comparece con la experiencia mundial.
En México la actividad de las bandas narcotraficantes y la guerra en su contra ha costado entre 60.000 y 165.000 personas muertas entre 2007 y 2014, según quien haga la cuenta. Hay más de 26.000 personas desaparecidas por causas relacionadas con el narco. El país se transformó en el peor y más peligroso lugar para ser periodista, solo superado por Siria.
Ese es el verdadero mundo detrás de los "ajustes de cuentas".
No logro entender: ¿de qué son atenuantes?
Excelente comentario. Minimizar el efecto del ingreso de las mafias del narco es pasar por alto todo lo que dice el artículo. Lo que pasa que reconocerlo implica admitir que se ha fallado en algo clave y que este país puede haber entrado en un camino que transformará su convivencia por mucho tiempo y de una forma totalmente negativa.
ResponderEliminarHace muchos años que la policía asegura a los periodistas que fue un "ajuste de cuentas" . Siempre que pude impedi que se publicará de esa manera manera. Además de las muy certeras reflexionessi de Leo, está el hecho de criminalizar a la víctima, casi siempre sin pruebas. En general es una excusa policial por la ausencia de resultados. Otra manera perversa de escudarse consiste en sugerir que fue un problema entre homosexuales. Y ahí la gente se conforma con la ineptitud o la falta de voluntad.
ResponderEliminarRosario era una capital provincial hermosa y tranquila hasta que se instaló en ella el narcotráfico.
ResponderEliminarhttp://www.hoyrojas.com.ar/index1.php?id=02127&que=noticias
El personaje ultimado había sido expulsado de Brasil por su actividad de narcotraficante. Sin embargo aquí, de este pequeño país tan fácil de controlar, estos tipos entran y salen como y cuando se les da la gana. Somos una papita pal loro.
ResponderEliminarEl Manual de Excusas y Justificaciones ya va por el Tomo 300 y la Edición 53. Ante cada situación incómoda se esgrime siempre un pretexto y se eluden responsabilidades. Siempre los culpables son otros. Primera excusa, la Inseguridad es producto de las políticas de los PPTT (pasaron los años y las cosas empeoraron).Segunda excusa,los policías boicotean los sistemas que se pretenden instrumentar (se realizó una "caza de brujas" y se persiguió a todos los jerarcas con experiencia hasta que pasaron a retiro).Tercera excusa, los policías son corruptos (dónde están los policías procesados por corrupción). Cuarta excusa, la inseguridad es producto del "consumismo", la juventud quiere cada vez más comprarse ropa y cosas caras (?).Quinta excusa, la delincuencia está cada vez más armada por culpa de quienes compran armas y las tienen en sus domicilios para defenderse (?).Sexta excusa, si no es un delincuente y no anda en "nada raro" no debe temer, no le pasará nada. Séptima excusa, los homicidios aumentaron significativamente pero no hay problema, son "ajustes de cuentas" entre delincuentes, es decir, los muertos no son muertos, son solamente números. Y a esta larga lista le agregamos las "modificaciones" y maquillaje de estadísticas donde una Rapiña para robar un celular se transforma en un simple Hurto. Cuantificar el valor del aparato electrónico antes que la violencia sobre la víctima es estadísticamente más saludable. Ya quedan pocos pretextos para inventar así que ahora, quienes literalmente han destruído a nuestras fuerzas de seguridad se están dedicando a cambiar la terminología como método de combate a la delincuencia. No más "ajustes de cuentas" de ahora en más,se tratará de "conflictos entre delincuentes". No hay dudas de que ese cambio será un duro golpe a la delincuencia.
ResponderEliminarQue se enuncie que existe "conflictos entre delincuentes" por control de territorios, lleva explícito que el Estado asuma que perdió el control permanente de los mismos. Hoy ese control lo tienen los grupos criminales, lo ceden en forma relativa, cuando la policía ingresa con medios potentes (de otra forma no entran), por más que se pretenda negar esa situación.
ResponderEliminarBienvenidos al Uruguay.
Que se enuncie que existe "conflictos entre delincuentes" por control de territorios, lleva explícito que el Estado asuma que perdió el control permanente de los mismos. Hoy ese control lo tienen los grupos criminales, lo ceden en forma relativa, cuando la policía ingresa con medios potentes (de otra forma no entran), por más que se pretenda negar esa situación.
ResponderEliminarBienvenidos al Uruguay.
La guerra contra el narcotráfico se ha perdido sistemáticamente en todos lados acá, en México y en USA. Y no es un tema de eficiencia policial, ni fortaleza institucional, ni siquiera de educación. Es hora de que entendamos que el ser humano se droga, siempre se drogó, y se va a seguir drogando.
ResponderEliminarLa única forma fectiva de disminuir la violencia asociada al tráfico es disminuir el margen de ganancia. La baja del precio de la cocaína en USA explicó el descenso de muertos por tráfico de crack, que fue una plaga de los 80 y 90. http://www.citylab.com/work/2011/11/cocaine-plummeting-price-nationwide-drop-violent-crime/474/
Maestro. Lo sucedido con la chica fallecida durante un "ajuste de cuentas", es lo que los norteamericanos nos han enseñado a llamar "daños colaterales", como si una vida pudiera subestimarse por haberse perdido como consecuencia de un hecho, y no como protagonista del mismo. Todo un tema para que alguna vez usted, con esa claridad conceptual que admiro como periodista (llevo 43 años como editor en Entre Ríos), lo desarrolle si le parece oportuno.
ResponderEliminarDebo decirle, por otra parte, que espero contar con su aprobación para reproducir en los dos semanarios de mi propiedad aquí en la Argentina, su nota sobre los chicos que se inscriben para seguir la carrera de Comunicación (algunos me han dicho aquí que la eligen porque no tiene matemática). La situación que provocó su renuncia a la cátedra es la que padecen centenares o miles de profesores –aún del nivel secundario o intermedio, donde es más comprensible– aquí y supongo que en muchas partes, porque no se trata -creo- de un problema territorial sino cultural, más bien una característica de la generación Y.
Cordiales saludos, y si alguna vez anda por Entre Ríos sería un honor ser su anfitrión (quizás descubriría que su apellido abunda por aquí)
Luis Jacobi
La columna es de opinion al igual que los comentarios. Si la joven hubiera muerto en una balacera con la policia estariamos mas tranquilos por la intervencion de las fuerzas del orden? Tampoco leo ninguna reflexion en torno a la victima que es lo que deberia estremecernos mas del caso.
ResponderEliminarMuy bueno y equilibrado el artículo y los comentarios. Podría agregar que la sociedad se va amoldando a los nuevos esquemas de reflexión, pues mucha gente "disfruta" la muerte de delincuentes ( "uno menos"),asintiendo con la cabeza. Quizás sea un mezquino placebo que nos brinda "el sistema", como simple remedo ("de la felicidad"?) ante la falta de orden y justicia.
ResponderEliminarMás allá de estar de acuerdo con artículo y comentarios, insisto en que la culpa de que nos sigan tomando el pelo con las excusas es de todos. Todos comentamos en Facebook, nos horrorizamos de lo que está pasando, pero lo seguimos viendo por televisión y redes sociales. ¿Hasta cuándo vamos a ser tan pasivos y quedarnos sentados en un sillón? ¿Cuándo va a ser el momento en que los uruguayos dejemos la comodidad colgada en el perchero y salgamos -pacíficamente- a las calles a demostrar que todo lo que decimos en las redes va en serio? Hay que reaccionar a tiempo porque el futuro de nuestros hijos está en juego.
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