Las repercusiones de la entrada anterior de este blog han superado en mucho lo que yo esperaba.
He cancelado cinco entrevistas que ya tenía agendadas en radio y televisión, y rechazado otras tantas porque no quiero ganar popularidad con esto.
Sin embargo, siento que en el debate que se ha generado se está tergiversando lo que escribí.
Trataré entonces de aclarar algunos puntos y responder a algunas preguntas interesantes que se me hacen.
Si alguno tiene alguna interrogante más, puede hacerla llegar y, en la medida de lo posible, trataré de responder.
-¿Qué grado de responsabilidad tiene usted en esto? ¿No debió haber una autocrítica en el artículo?
-Escribí: "Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal". Creo que ambas frases son claras y siempre estuvieron allí, aunque algunos no quisieron ni quieren verlas. Por supuesto, asumo mi cuota parte de responsabilidad.
-¿No será que le faltan conocimientos pedagógicos?
-Seguramente, sí. Soy periodista, esa es mi profesión, mi oficio y mi principal medio de vida. Llegué a dar clases a través del periodismo, sin estudios docentes. Obviamente, no es el ideal. De todos modos, creo que los más indicados para calificarme como docente son los que han sido mis estudiantes.
-¿No podría sencillamente prohibir que usen las computadoras y los teléfonos?
-Las computadoras son imprescindibles en un curso de periodismo, porque se práctica escribiendo en clase, simulando los plazos y tiempos de una redacción, y se leen noticias. También las correcciones las hacemos en la pantalla, de modo que todos puedan aprender de los trabajos de todos. Entonces tenemos la computadora, le sacamos mucho jugo, pero al mismo tiempo está encendida y es una tentación muy grande usarla en otro sentido. Más de una vez pensé en dictar clase en un aula sin computadoras, pero siempre lo descarté por considerarlo un retroceso y un sinsentido.
-¿Y los celulares?
-Los teléfonos no tienen una aplicación concreta en el curso, salvo cuando hacemos ejercicios en la calle, cuando les pido que los usen para grabar y sacar fotos. La regla es que los teléfonos no pueden sonar en la clase, y eso se respeta. Pero, unos más desimuladamente que otros, comienzan a usarlos en el salón para chatear y responder mensajes. Y son un porcentaje alto. Podría echar a quien los usa en clase, es cierto. Pero me resisto a ser docente en esos términos.
-¿No se puede implementar que se los deje en una canasta al ingresar al aula y que los recogieran al salir?
-Sí, se podría. En algunos lugares se hace. A mí me parece una buena idea. Pero considero que no corresponde que la imponga un docente aislado, sino la institución, para todas las clases.
-¿Por qué estudiantes de periodismo están tan desinformados?
-Estos dos cursos eran del ciclo básico de la carrera, donde los estudiantes aun no optaron por la orientación que seguirán: periodismo, publicidad, audiovisual o comunicación corporativa. Es decir, no todos, ni siquiera la mayoría, quiere ser periodista. Eso podría justificar en algo el asunto de la desinformación. De todos modos, no creo que una sociedad democrática sea viable con ciudadanos tan desinformados, sean o no periodistas o futuros periodistas. Y el bache que los muchachos arrastran en este sentido es alarmante.
-¿No generaliza respecto a los estudiantes? ¿No hay algunos con deseos de aprender? ¿No hay algunos por los que vale la pena seguir esforzándose?
-Sí, siempre hay. Los grupos no son homogéneos. También en mis dos grupos de este semestre hubo jóvenes que demostraron mayor compromiso y curiosidad. Lo dramático es verlos tan en minoría.
-¿Es un problema de la ORT?
-Hace muchos años que no doy clase en otro lado. Pero soy periodista y hablo con la gente. Hay cientos de profesores en secundaria y en las universidades lidiando con situaciones similares. Ahora me he trasformado en una antena y tengo, literalmente, cientos de mensajes que me describen situaciones como las que yo relaté y mucho peores, en muchas otras instituciones educativas, fuera de Uruguay también. Querer centrar el problema en ORT es una visión ridícula que evidentemente responde a otros intereses.
-¿Las redes sociales tienen la culpa? ¿Acaso no tienen elementos positivos?
-Claro, son herramientas maravillosas. Yo las uso en mi vida personal y profesional, como periodista y también como docente en las clases. Desde hace muchos años siempre creo un grupo de Facebook del curso, donde compartimos materiales de interés y se cuelgan los trabajos, que luego todos pueden ver en la pantalla y corregir en conjunto. Pero, claro, tener el Facebook abierto refuerza la tentación de prestar atención a otras cosas.
-¿Usted culpa a las maestras?
-No. Es evidente que el problema está en muchos lados al mismo tiempo y eso es lo que lo hace difícil de solucionar. Solo aludí a aquellas maestras que no corrigen las faltas de ortografía, por nombrar a uno de los muchos eslabones de la cadena que no están funcionando. Pero hay maestras que corrigen las faltas y otras que no. Las que yo más conozco, porque han sido las de mi hija, siempre las corrigieron. Y cuando en algún momento tuve dudas, inmediatamente fui a hablar a la escuela. Pero hay otras que no lo hacen: cuando dirigía el suplemento Qué Pasa hicimos un informe sobre este tema, con datos alarmantes. Sobre todo porque hay una corriente intelectual que defiende este tipo de posturas, con la justificación de no estigmatizar a los niños.
Ver también: Qué lo parió, Mendieta.
7.12.15
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Gracias Leonardo por el post original, por las aclaraciones y también, claro, por las respuestas. Ojala pronto inicies algún taller o alguna actividad dedicada a formar personas que quieran dedicarse al periodismo.
ResponderEliminarSaludos.
Un país que no ha definido su vocación, su camino al desarrollo, que va al boleo del gobierno de turno, que le importa más ingresar adherentes al Estado, que repite educación, educación, pero no dice para que ni de que forma, vuelve desinteresada a su gente a sus jóvenes. La universidad sabe que gana más un ingeniero en todas sus ramas, que cualquier otra de las carreras que ofrecen a los jóvenes. Un sicólogo o un médico llega apenas a un salario de 30 a 35000 pesos. Igual deja que la mayoría se inscriba en disciplinas agotadas para el país y que no tienen provenir. Enseñar no es fácil cuando la tolerancia a lo mediocre es casi una moda. El día que un ex-guerrillero, jugando a la política y que hasta logra ser presidente, le dice a uno de nuestros mejores periodistas " no sea nabo", y la sociedad lo aceptó y hasta se sonrió, el declive se veía venir. No es un problema de dinero solamente, ni siquiera sabemos copiar a países parecidos en tamaño y producción como el nuestro: Finlandia, Noruega, Holanda, Islandia ( el país que tiene más escritores por habitante)... no podemos administrar los millones que entran por turismo, carne soja o productos no tradicionales, para repartir el bienestar de 3.500.000 personas. Siempre hubo dispersión en los alumnos de las universidades. En los 70 eramos 1000 en segundo año de sicología. Hoy hay 2.500 sicólogos en todo el país. No todos podemos aprender de la misma manera la PNL(programación neurolinguística) lo explica.Lo visual va mejor para algunos, lo auditivo para otros, lo sensitivo para un tercer grupo. Pero motivar es una ciencia, y las últimas generaciones están a la deriva: la culpa? La compu? el celular? la música? Hay de todo el la canasta. Si no sabemos lo que nos gusta, lo que deseamos para nuestro futuro, cómo podemos llegar a destino? Mal de muchos tarea de unos pocos; quizás, los que más se indignen con este lodo y aunque sea, a mano, intentaremos salir de él. Saludos y adelante!
ResponderEliminarTe comprendo, Leonardo. Pero, ¿bajaste los brazos? ¿Perdiste la batalla? Yo la sigo peleando, y lo estoy disfrutando como nunca antes en mi vida docente. Te cuento por qué.
ResponderEliminarEste semestre, con 40 estudiantes a bordo en mi curso de Estrategia e Implantación, también en la Universidad ORT Uruguay, tuve un 85% promedio de asistencia, mis muchachos participaron con entusiasmo en las discusiones de los casos, y mandaron preguntas de análisis por Twitter antes de las clases. También hicieron un Obligatorio sobre Kinko en el que obtuvieron de promedio 85/100 (NUNCA me pasó hasta este semestre tener Obligatorios tan buenos, y todos saben que soy bastante parco con mis puntajes). Por sobre todo, creo que aprendieron un montón. Por mi parte, disfruté enormemente cada sesión -antes de las clases parecía un gurí chico a punto de que le permitieran salir a jugar.
Es cierto, he venido ensayando formas de "enganchar" a los muchachos desde hace tres o cuatro años. En el proceso me equivoqué, acerté, y me volví a equivocar. Cuando empecé estaba tan descorazonado como tú. Sin embargo, me dije que si seguía enojado no iba a cambiar nada. Los muchachos de hoy son distintos a los de unos pocos años atrás. ¿Son peores, son mejores? Creo que son mejores, pero distintos. Y si nos damos por derrotados, perdemos nosotros, pero mucho más importante, pierden ellos. Como educador, no me lo podía -no me lo puedo- permitir. Creo que todos los educadores debemos sentir lo mismo.
Me entristece mucho, Leonardo, que hayas colgado los guantes; hasta me decepciona. Creo que los muchachos de hoy son capaces de aprender tanto o más que los de antes; somo nosotros los que tenemos que adaptar nuestra forma de enseñar.
Abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchos años docente de medicina, con un grupo de trabajo muy comprometido con la tecnologia. Tuvimos que volver a aprender y a enseñar, usando la tecnologia. Fue dificil. Pasamos de la carta al correo y el telefono fijo , al fax, y al celular, y a la compu. Un garn desafio ya de veteranos en la docencia y en el ejercicio de la medicina. Hicimos le esfuerzo incorporamos lo nuevo, dejando intacto lo "viejo" la relacion personal, la conversacion. Nuestros pacientes dependientes de tecnologia medica, viven mucho mejor, tienen rapido acceso a una emergencia que se orienta por "lo digital", las interconsultas entre profesionales dieron un salto cuali y cauntiativo formisable. Solo tuvimos que aprender a cambiar, la esencia es la misma, el uso racional de lo existente. En cualquier area de la vida el "disuso" o el mal uso de un recurso disponible tecnologico es pernicioso, el docente, con o sin titulo, puede adaptare y cambiar, para el uso racional. Como en todo, "no bajar los brazos". Cordiales saludos . Jose Grunberg.
ResponderEliminar
ResponderEliminarMuchos años docente de medicina, con un grupo de trabajo muy comprometido con la tecnología. Tuvimos que volver a aprender y a enseñar, usando la tecnología. Fue difícil. Pasamos de la carta al correo y el teléfono fijo, al fax, y al celular, y a la compu. Un gran desafío ya de veteranos en la docencia y en el ejercicio de la medicina. Hicimos le esfuerzo incorporamos lo nuevo, dejando intacto lo "viejo" la relación personal, la conversación. Nuestros pacientes dependientes de tecnología medica, viven mucho mejor, tienen rápido acceso a una emergencia que se orienta por "lo digital", las inter consultas entre profesionales dieron un salto cuali y cuantitativo formidable. Solo tuvimos que aprender a cambiar, la esencia es la misma, el uso racional de lo existente. En cualquier area de la vida el "disuso" o el mal uso de un recurso disponible tecnologico es pernicioso, el docente, con o sin titulo, puede adaptare y cambiar, para el uso racional. Como en todo, "no bajar los brazos". Cordiales saludos . José Grunberg
Tal vez te sientas conectado con las palabras de Hernán Casciari, a quien seguramente ya conozcas. Me gustaría saber qué te parece esto:
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=muOeHR6N8Us
Saludos. Elianna
Excelentes respuestas. Lo que me llama la atención es que se sigue machacando en el culpar a los docentes y no ver las realidades existentes.
ResponderEliminarSoy de Argentina y en 2º año (de 4), en una carrera técnica de periodismo, pasaba exactamente lo que usted cuenta en la nota anterior (allí estuve hasta diciembre de 2011, salí corriendo).
En estos momentos estoy en 2º, 3º y 4º de un profesorado en Historia y, realmente, "me sacan" este tipo de actitudes. Les pedís por favor y hasta implorás que terminen con esas actitudes... Ni caso hacen, no les importa.
En el secundario todavía es peor. Pero para qué contar...
Un abrazo y espero que los caminos puedan asfaltarse... Es que todavía tengo algunas esperanzas de cambio ya que cuando una sociedad toca fondo, hipotéticamente, comienza el rebote.
Buenas tardes, acabo de escuchar la lectura de esta nota suya en una radio de Bs. As. le agradezco haber puesto en palabras el sentir de la gran mayoría de los docentes que intentamos seguir formando jóvenes. Desde mi lugar de docente de nivel medio y superior hago enormes esfuerzos para que los estudiantes tomen conciencia del riesgo que proporcionan los "recortes" la "descontextualización", en definitiva, la imposibilidad de asociar, que no es más que la anulación del pensamiento.Recortes favorecidos por los nuevos modos de comunicación masiva a través de las redes y la telefonía celular. Leer la información fuera de contexto conlleva a la falacia, a la tergiversación de la verdad, lo que muchas veces es utilizado por inescrupulosos manipuladores de la opinión pública.
ResponderEliminarEn Argentina a esta realidad "educativa" se le suma la tendencia a facilitar la aprobación de los exámenes, lo que "relaja" aún más la posibilidad de esa "sana preocupación" que debería tener cualquier estudiante frente a un examen , preocupación sana ya que genera responsabilidad y acción hacia el estudio y el trabajo. Hoy, al preguntar a los estudiantes el motivo de haber decidido estudiar ninguno responde "porque me interesa el conociemiento" o "para saber" sino que dicen "porque quiero el título".
Leonardo:
ResponderEliminarEs comprensible que escribas desde el desaliento, sin ver salidas, ni oportunidades, pero es triste la repercusión, porque refleja la actitud de muchos docentes.
Si, las personas a quienes les damos clases pasan mucho tiempo en el cruce de la presencia física y la virtual. Si, reciben muy poca información en áreas claves. Y varias cosas más, Pero si no empezamos por diseñar una propuesta docente pensada para esa gente, ¿para quién estamos enseñando?
Para pedirles que no se distraigan con el celular primero debemos entender que es gente que se pasa usando el celular. Y diseñar nuestra práctica docente para ESAS personas, no para las que tuvimos hace 15 años o las que "deberíamos" tener en clase.
Lo que miles de docentes les pedimos (que mantengan una atención intensa y sostenida durante el tiempo de clase, por ej.), es algo que quizá no hacen en casi ningún otro momento de la semana, o en casi ningún otro contexto o actividad de su vida, algo que para muchos de ellos quizá sea excepcional y que quizá experimenten como artificial, antinatural, forzado, etc. El salón de clase, en disciplinas como las nuestras, muchas veces se parece más, quizá, a un quirófano: un ambiente aséptico, desconectado, artificial. Algunas cosas solo pueden hacerse en un quirófano, o en un laboratorio, o en una actitud de concentración intensa y sostenida; no pueden hacerse chequeando el celular cada 3 minutos. Pero es más fácil que el estudiante lo perciba y lo incorpore si el docente primero incorpora que lo que se está planteando es una situación de laboratorio, por así decirlo, algo muy artificial y forzado.
Pasando a algo más concreto: te mata que los estudiantes no reaccionen igual que antes con lo de Fallaci. Estás hablando de un ejemplo periodístico de antes de que ellos nacieran, Leonardo. Sería más importante saber qué pasa cuando les presentás algo del presente en que viven.
Todos vivimos en cierto mundo, dentro de ciertas fronteras. Lamentarse de que los estudiantes viven prendidos al celular es como lamentarse de que hablan español: uno no elige el idioma ni tampoco las prácticas sociales del espacio en el que vive. Capaz que sirve hacerles notar que no son automáticamente libres de elegir chequear el celular cada 3 minutos, igual que no son libres de elegir hablar español: es el mundo en que les tocó vivir. Pero pueden elegir NO chequear el celular, o aprender a hablar OTRO idioma. Es decir: no plantear la cosa en términos de rechazar su realidad, sus hábitos, y pedirles que los sustituyan por otros, sino mostrarles formas de ampliar su rango de experiencia, su "mundo", si querés. No conozco a nadie a quien no le interese aprender, si se da cuenta de que lo que está ahí para aprender le sirve para algo. Aunque lo único que le interese sea hacerse rico, si se da cuenta de que tener capacidad de análisis crítico le da más posibilidades de hacer plata (en cualquier actividad a la que se dedique), probablemente va a querer desarrollar su capacidad crítica. Y cuando uno la desarrolla, muchas veces termina revisando sus prioridades...
Tu texto expresa una negativa a aceptar los estudiantes que comparten contigo el mundo en que vivimos. Esa actitud negativa es una parte importante del problema. Hay causas mayores y más profundas de la situación de la enseñanza, claro, pero escribís como individuo, y a ese nivel, la actitud de querer que los estudiantes sean otros que los que son no parece ser nada buena para un docente. Capaz que está bien que hayas dejado la docencia, Leonardo. Si no podés adaptarte al mundo de tus estudiantes, no cuentes con que ellos se adaptarán al tuyo.
ResponderEliminarSi en la medicina hubiéramos rechazado la enseñanza basada en los nuevos medios de comunicación, de la tecnologías nuevas, estaríamos en docencia y en el arte o intención de curar o aliviar estaríamos fuera del mundo real, la docencia seria hacia temas y procedimientos obsoletos. El estetoscopio tiene un valor simbólico de nuestra condición de médicos. La enseñanza no presencial es un complemento indispensable de nuestra docencia contemporánea. Los valores, el respeto, la conversación, el tiempo dedicado a escuchar no son incompatibles con el avance de las TIC y sus instrumentos a la cotidianidad en el aula, en el ómnibus, en el hogar. Ser docente hoy no difiere del objetivo de siempre enseñar en el contexto existente, es un desafío, desempeñarse en la sociedad tal cual es.
El valor de un acto medico basado en un sms a una persona en medio de la noche, a centenares de quilometros de un centro, con una complicación de su enfermedad, atendido con corrección por un especialista, salva vidas, programa las acciones adecuadas al paciente . El mensaje de texto, un avance formidable, si se usa con docencia previa adecuada. La experiencia médica se aplica a todas las áreas de los conocimientos.
José Grunberg. Pediatra.
Brillante Dr. Grünberg, realmente brillante
EliminarEsther Díaz. “Estrategias del buen pensar para la salvación”. Revista Ñ 12-02-16. Docente de Epistemología. Relata su imperiosa necesidad de adaptarse e incorporar las nuevas tecnologías a la docencia. Su experiencia personal un éxito, tanto en la eficiencia de la docencia como en la relación con los educandos. Concitó la atención de los alumnos, renuentes a su estilo inicial tradicional y una buena relación personal.
ResponderEliminarSomos docentes a tiempo completo, en el domicilio, en el aula, en la oficina, en las relaciones personales, en la familia, implican la presencia de las nuevas tecnologías de comunicación.
En época previa a la modernidad TIC, los mensajes manuscritos, el cuchicheo, el desinterés por la clase o el acto docencia, no estaban ausentes. Hubo que adaptarse a ellos, estableciendo una relación personal docente educando ad hoc.
José Grunberg. Pediatra. Docente
El tema de las TICs y las nuevas tecnologías aplicadas al hogar son un gran avance
ResponderEliminarHola. Realmente es un problema contextual al presente. No tiene edad, no es genracional, no es sólo de los alumnos, y a veces es a pesar de ellos mismos.
ResponderEliminarEs responsabilidad y consecuencia de padres que desatienden a sus hijos en condición de tales, de colegas docentes que renuncian a enseñar y explicar a los alumnos, es culpa de Google y de Wikipedias y su cultura de acá estoy con todas las respuestas para vos en el instante.
Es consecuencia de un cambio sigiloso y peligroso. De un cambio cultural, de una mutación social y porque no antropo física. El cambio, la mutación es peligrosa y paradójica. Estamos camino a una sociedad de la información y conocimiento, cuando a la gente no le interesa saber. La pregunta saber qué? O que saberes quieren tener?
Tal vez una interesante respuesta la tenga un ensayista italiano Alessandro Baricco (@alebaricco) en su libro Los Bárbaros quien explica como esos cambios, esa mutación es realmente compleja, porque no la podemos ver claramente. Ella se mezcla entre nuestra formar de ver el mundo, de andar, de leer y aprehender, versus ellos reptando entre bits y bytes, entre el "mal amor" y no saber porqué es peligroso perderse en esa gran biblioteca de Babel de un venerable Iorque bibliotecario ciego y ofenda de lujo del gran Umberto, hoy guardado electrónicamente en nuestro skaynet digital: Google.
Lamentablemente los docentes (doy clases en varias materias en la Facultad de Derecho de la U.N. de Córdoba) tenemos que conformarnos con rescatar un par al menos de alumnos de un curso promedio. Rescatar un par de alumnos jóvenes, o no tanto; empatarle a las redes, o que no nos impor... (no esta última no es opción).
En fin, somos lo que hacemos, incluso no dando clases, y con la nota anterior y esta, podes estar rescatando uno o dos, ya no alumnos, tal vez colegas.
Saludos
Me pregunto si la persona que escribió las preguntas leyó el artículo. Me da la impresión que son preguntas de un niño que ni siquiera (como en el caso de algunos o muchos de sus estudiantes) se tomó el trabajo de leer y tratar de entender el artículo. Que por supuesto se siente aludido por este y por supuesto trata de responsabilizar a usted de la situación. es increíble, peo sinceramente temo por el futuro de nuestra raza, imagino lo fácil que va a ser para los futuros líderes, manejar una masa de humanos ignorantes, descerebrados y carentes de interés.
ResponderEliminarSoy docente de la facultad de periodismo de la UNLP y justo esta semana estaba planteandole a alumnos y colegas graduados el nivel de decadencia en el que ha caído la facultad. Casualmente hoy comentaba la falta de creatividad que tienen los alumnos. Al igual que plantea este profesor asumo que debe haber una parte de responsabilidad por mi lado.Aunque no puedo dejar de lado las comparaciones de los alumnos de hace 15 años atrás y ahora. El retroceso informativo, creativo y productivo es notorio. No puedo y no quiero renunciar.
ResponderEliminar