El libro Historias tupamaras. Nuevos testimonios sobre los mitos del MLN fue presentado por Luis Mosca, Juan Martín Posadas y Ruben Villaverde. La ceremonia, moderada por el periodista Jaime Clara, se realizó el 8 de diciembre en el edificio anexo del Palacio Legislativo.
Lo que sigue es parte de las intervenciones de los presentadores.
Luis Mosca (Economista. Subsecretario de Economía durante la primer presidencia de Sanguinetti, ministro de Economía en la segunda. Gobernador en representación de Uruguay ante el BID y el Banco Mundial. Hoy es director de Fides Consultores y ejerce la docencia en cursos de posgrado en la Udelar).
Creo que va a ser un libro muy polémico. Ya en el prólogo Haberkorn advierte que esta no es una historia del MLN, ni pretende serla. Ni siquiera hay una intención de hacer un relato alternativo a esa historia oficial sobre la guerrilla que, en medio de una nebulosa, se ha ido afirmando y pregonando en los últimos años. Pero debo decir: si bien no es una historia alternativa, se cuestiona a la historia oficial. ¿De qué forma? A través del testimonio de integrantes del MLN, varios de ellos con responsabilidades de dirección, que relatan sus vivencias. Y son, como escribió Leonardo, vivencias concretas de personas concretas. Son personas que hoy integran las más variadas opciones del arco político que hay en Uruguay: desde los partidos tradicionales, pasando por el Partido Independiente y el propio Frente Amplio. Que compartan un pasado común, pero cuyas vivencias e interpretaciones son distintas a la interpretación oficial del MLN. Su testimonio es esencialmente una apuesta valiente a mirar hacia el futuro. El propósito es transmitirle a las nuevas generaciones cuál es realmente el costo del camino que ellos oportunamente emprendieron. Es finalmente una apuesta valiente a asumir un fuerte compromiso con la denostada democracia formal, con la garantía de la libertad.
Haberkorn presenta estos testimonios de una forma muy especial. En vez de presentar entrevistas sobre distintos tópicos a estas personas, lo que hace es agruparlas en seis temas, en seis mitos, en seis áreas donde se ha dado por cierta una interpretación de los hechos. Y el aporte precisamente está ahí: en mostrar vivencias, interpretaciones distintas. Si ustedes quieren, son testimonios que apuntan a quitarle ropaje mitológico al MLN. Aquí lo que ustedes van a encontrar son testimonios de hombres de carne y hueso, con sus virtudes, con sus miedos, advirtiéndonos de actitudes delirantes, sufriendo la permanente tensión entre la causa política y la familia, con los dramas que eso apareja. Confieso que a medida que uno va leyendo a uno le va quedando claro: aquí no hay nada de gloria, no hay literatura de la virtud, son relatos en clave de dolor, en clave de frustración. No hay una visión idílica de lo que significaba la lucha armada. Son, finalmente, testimonios que cuestionan algunos mitos de la historia oficial. Pero, una vez más, no en el afán de reescribir la historia del MLN, sino puesta la mirada en el futuro.
Juan Martín Posadas (Ex senador por el Partido Nacional entre 1985 y 1990. Ex presidente del Sodre entre 1990 y 1991. Integró el directorio del Partido Nacional. Hoy escribe en la página editorial del diario El País).
Cuando recibí la invitación de Haberkorn para presentar el libro, me vinieron a la cabeza una serie de reflexiones o impulsos. La invitación me despertó cosas, me revolvió cosas que tenía adentro. Me volvió a la mente lo que yo pienso del fenómeno tupamaro y de aquella época del Uruguay. Aquel movimiento tupamaro despertó un entusiasmo tremendo, muy idealista, sustentado por un análisis de la realidad uruguaya infundado, disparatado, completamente desencontrado con la realidad del país, y a la postre produjo mucho daño. Todo esto me venía pasando por la cabeza cuando empecé a leer. Leí el prólogo. Y cuando llegué al final del prólogo, hay una parte que dice que este libro es para aquellos que son capaces de indignarse. Y yo ya estaba indignado, había vuelto a hacerle lugar a una vieja y familiar indignación: la que me provoca la apropiación indebida de la historia y los usos subalternos a los que se la somete. Durante el autoritarismo militar se procedió a escribir una historia desde el poder. El propósito obvio era capturar de una forma oficial el relato de los hechos y los registros de la memoria de aquella época. Fue una forma más de ejercicio crudo del poder. Después del triunfo electoral del Frente Amplio, también se ha procedido a establecer una historia oficial desde el gobierno (…) Hay que tener en cuenta que lo importante de estas historias oficiales no es la recopilación de los nombres, la lista de los hechos y las fechas de las batalles. La preocupación principal de las historias oficiales es establecer quiénes fueron los villanos y quiénes son los héroes. Y esta historia oficial de hoy no tiene otro propósito que invertir los lugares de la historia oficial de ayer: los villanos de hoy son los héroes de ayer, y viceversa. De más está decir que, en mi criterio, la historia oficial de hoy tiene tan poco valor como la de ayer.
Después de este repaso, comencé a leer el libro. Y el libro me impresionó. Me impresionó todo lo que el Uruguay fue capaz de hacerse a sí mismo, y las fundamentaciones por las cuales eso sucedió. Hay en eso un trabajo serio de Haberkorn. No es un libro de esos que hemos conocido en esta época: un tipo va con un grabador, le toma declaraciones a cinco o seis personas, después manda desgrabar, firma y dice que hizo un libro. Esto es un trabajo, es un libro que tiene un ordenamiento de los temas, una confrontación de los testimonios que recoge con los documentos existentes y con otros libros que se han escrito referidos a este tema. Y eso es lo que lo hace, entre otras cosas, importante.
Ruben Villaverde (Ex secretario general de la Federación de Funcionarios de OSE. Ex integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT. Preso político durante cinco años en la dictadura, integró el Partido Comunista hasta que renunció tras la caída del Muro de Berlín. Hoy es un frenteamplista que no adhiere a ningún sector en particular).
La historia reciente es una cosa que debe tenerse el valor de encarar, analizar y estudiar. Pienso que por mis hijos yo debía prestar mi testimonio hoy sobre este libro, que me pareció brillante. Y, más allá de que muchos lo van a tomar con rechazo, muchos lo van a creer oportunista porque es un momento especial, yo no lo sentí oportunista. Lo sentí un libro que aporta a la comprensión de un momento especial de nuestra historia, que pone en tela de juicio un montón de cosas que efectivamente no debe permitirse que se cuenten como no ocurrieron, y que le hace bien al propio MLN.
Yo fui siempre de los que luché para que el MLN no tomara las armas para llegar a donde pensaba que había que llegar. Fui de los que pensé que estaban políticamente equivocados, que partían de un análisis incorrecto de la realidad y por eso hacían lo hacían. Y me alegro que hoy estén donde están, me alegro que hayan optado por el camino de la democracia, me alegro que el pueblo los haya elegido. Lo que me preocupa, sí, es que algunos quieran cambiar su propia historia. Y lo peor es que me la pidan prestada a mí sin permiso. Porque en definitiva se trata, y lo digo con el mayor de los respetos, de concepciones que no eran las de ellos. Y que yo no veo por qué tienen necesidad de cambiar su historia.
¿Cuáles eran las cosas por las que luchábamos y por las cuales debemos seguir luchando? Hoy estamos pasando una crisis del capitalismo mundial. Hay 950 millones de hambrientos. Hay 4.750 millones de pobres. Hay 1.500 millones de desempleados. El 50% de la mano de obra activa está subempleada. El 45% de la población mundial no tiene acceso directo al agua potable. Ciento trece millones de niños no tienen acceso a la educación básica. Ochocientos setenta y cinco millones de adultos son analfabetos. Doce millones de niños mueren al año como consecuencia de enfermedades curables. Trece millones de personas mueren al año por el deterioro del medio ambiente. Y 16.306 especies están en vías de extinción. No es cierto que los comunistas, los socialistas, los anarquistas, el MLN nos levantábamos contra la democracia burguesa o el sistema democrático republicano. Nos levantábamos contra este sistema. Esto existía antes de la caída de los bancos. Y me duele que compañeros de esa lucha hoy renieguen de los hechos, de que se levantaron contra estas injusticias, y nos quieran hacer creer a todos que tomaron las armas equivocadamente por otras razones.
Yo hice autocrítica. Yo era comunista, creía en el marxismo leninismo. Pero la vida me demostró que el leninismo estaba equivocado, que el partido único conduce a las más aberrantes dictaduras. Estaba equivocado cuando impulsaba la dictadura del proletariado. Hice autocrítica y la hice públicamente, me terminé yendo del partido, como tantos compañeros que entregaron su libertad y sus vidas en el convencimiento de que estaban luchando por algo justo. Pero yo no reniego ni de la estrategia que nos dimos en Uruguay, pensando que el camino que teníamos que recorrer no era la lucha armada. Y no lo pienso ahora.
Hace años Haberkorn me hizo una entrevista en Tres sobre la visita del Che Guevara a Uruguay. Y a mí me impactó lo que dijo el Che aquí en 1961: que la Revolución Cubana había tomado las armas, había hecho lo que había hecho, había bañado de sangre la isla, pero nos pedía a los uruguayos que cuidáramos lo que teníamos, que se sabía cuando se disparaba el primer tiro pero no nunca se sabía cuando se tiraba el último. Eso reafirmó todas mis convicciones de que el camino era profundizar la democracia. (…) Creo que ni los mismos tupamaros se creen que ellos no precipitaron o ayudaron (al ascenso militar). Está recogido en el libro y era así. Pensaban que cuanto peor mejor. Pensaban que los caminos que nosotros le decíamos a los trabajadores que eran justos no lo eran y que retrasaban la revolución. Y así teníamos que bancar en las asambleas los cantos: “basta ya de dialogar, dennos armas pa´ luchar”, “traidores”, etc., etc. Sin embargo, yo siempre les tuve muchísimo respeto a los compañeros porque entendía que aún desde el punto de vista equivocado se enfrentaban a la vida lealmente y luchando contra aquello que existe hasta hoy: un sistema que lleva a estas cifras.
Los procesos democráticos harán que en definitiva nos encaminemos hacia un futuro mejor. Y este libro es importante en el momento en que aparece porque, con la situación crítica que vive el mundo y también nuestro país, no es descabellado pensar que de un comiencen a florecer ideas similares o parecidas a las de aquellos años, en la izquierda o la derecha. Y es bueno repasar un libro muy bien escrito, que pone las cosas en su debido lugar y que permite a un montón de jóvenes que no vivieron aquellos años evaluar en todos sus términos y en su cabalidad lo que ocurrió.
Lo que sigue es parte de las intervenciones de los presentadores.
Luis Mosca (Economista. Subsecretario de Economía durante la primer presidencia de Sanguinetti, ministro de Economía en la segunda. Gobernador en representación de Uruguay ante el BID y el Banco Mundial. Hoy es director de Fides Consultores y ejerce la docencia en cursos de posgrado en la Udelar).
Creo que va a ser un libro muy polémico. Ya en el prólogo Haberkorn advierte que esta no es una historia del MLN, ni pretende serla. Ni siquiera hay una intención de hacer un relato alternativo a esa historia oficial sobre la guerrilla que, en medio de una nebulosa, se ha ido afirmando y pregonando en los últimos años. Pero debo decir: si bien no es una historia alternativa, se cuestiona a la historia oficial. ¿De qué forma? A través del testimonio de integrantes del MLN, varios de ellos con responsabilidades de dirección, que relatan sus vivencias. Y son, como escribió Leonardo, vivencias concretas de personas concretas. Son personas que hoy integran las más variadas opciones del arco político que hay en Uruguay: desde los partidos tradicionales, pasando por el Partido Independiente y el propio Frente Amplio. Que compartan un pasado común, pero cuyas vivencias e interpretaciones son distintas a la interpretación oficial del MLN. Su testimonio es esencialmente una apuesta valiente a mirar hacia el futuro. El propósito es transmitirle a las nuevas generaciones cuál es realmente el costo del camino que ellos oportunamente emprendieron. Es finalmente una apuesta valiente a asumir un fuerte compromiso con la denostada democracia formal, con la garantía de la libertad.
Haberkorn presenta estos testimonios de una forma muy especial. En vez de presentar entrevistas sobre distintos tópicos a estas personas, lo que hace es agruparlas en seis temas, en seis mitos, en seis áreas donde se ha dado por cierta una interpretación de los hechos. Y el aporte precisamente está ahí: en mostrar vivencias, interpretaciones distintas. Si ustedes quieren, son testimonios que apuntan a quitarle ropaje mitológico al MLN. Aquí lo que ustedes van a encontrar son testimonios de hombres de carne y hueso, con sus virtudes, con sus miedos, advirtiéndonos de actitudes delirantes, sufriendo la permanente tensión entre la causa política y la familia, con los dramas que eso apareja. Confieso que a medida que uno va leyendo a uno le va quedando claro: aquí no hay nada de gloria, no hay literatura de la virtud, son relatos en clave de dolor, en clave de frustración. No hay una visión idílica de lo que significaba la lucha armada. Son, finalmente, testimonios que cuestionan algunos mitos de la historia oficial. Pero, una vez más, no en el afán de reescribir la historia del MLN, sino puesta la mirada en el futuro.
Juan Martín Posadas (Ex senador por el Partido Nacional entre 1985 y 1990. Ex presidente del Sodre entre 1990 y 1991. Integró el directorio del Partido Nacional. Hoy escribe en la página editorial del diario El País).
Cuando recibí la invitación de Haberkorn para presentar el libro, me vinieron a la cabeza una serie de reflexiones o impulsos. La invitación me despertó cosas, me revolvió cosas que tenía adentro. Me volvió a la mente lo que yo pienso del fenómeno tupamaro y de aquella época del Uruguay. Aquel movimiento tupamaro despertó un entusiasmo tremendo, muy idealista, sustentado por un análisis de la realidad uruguaya infundado, disparatado, completamente desencontrado con la realidad del país, y a la postre produjo mucho daño. Todo esto me venía pasando por la cabeza cuando empecé a leer. Leí el prólogo. Y cuando llegué al final del prólogo, hay una parte que dice que este libro es para aquellos que son capaces de indignarse. Y yo ya estaba indignado, había vuelto a hacerle lugar a una vieja y familiar indignación: la que me provoca la apropiación indebida de la historia y los usos subalternos a los que se la somete. Durante el autoritarismo militar se procedió a escribir una historia desde el poder. El propósito obvio era capturar de una forma oficial el relato de los hechos y los registros de la memoria de aquella época. Fue una forma más de ejercicio crudo del poder. Después del triunfo electoral del Frente Amplio, también se ha procedido a establecer una historia oficial desde el gobierno (…) Hay que tener en cuenta que lo importante de estas historias oficiales no es la recopilación de los nombres, la lista de los hechos y las fechas de las batalles. La preocupación principal de las historias oficiales es establecer quiénes fueron los villanos y quiénes son los héroes. Y esta historia oficial de hoy no tiene otro propósito que invertir los lugares de la historia oficial de ayer: los villanos de hoy son los héroes de ayer, y viceversa. De más está decir que, en mi criterio, la historia oficial de hoy tiene tan poco valor como la de ayer.
Después de este repaso, comencé a leer el libro. Y el libro me impresionó. Me impresionó todo lo que el Uruguay fue capaz de hacerse a sí mismo, y las fundamentaciones por las cuales eso sucedió. Hay en eso un trabajo serio de Haberkorn. No es un libro de esos que hemos conocido en esta época: un tipo va con un grabador, le toma declaraciones a cinco o seis personas, después manda desgrabar, firma y dice que hizo un libro. Esto es un trabajo, es un libro que tiene un ordenamiento de los temas, una confrontación de los testimonios que recoge con los documentos existentes y con otros libros que se han escrito referidos a este tema. Y eso es lo que lo hace, entre otras cosas, importante.
Ruben Villaverde (Ex secretario general de la Federación de Funcionarios de OSE. Ex integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT. Preso político durante cinco años en la dictadura, integró el Partido Comunista hasta que renunció tras la caída del Muro de Berlín. Hoy es un frenteamplista que no adhiere a ningún sector en particular).
La historia reciente es una cosa que debe tenerse el valor de encarar, analizar y estudiar. Pienso que por mis hijos yo debía prestar mi testimonio hoy sobre este libro, que me pareció brillante. Y, más allá de que muchos lo van a tomar con rechazo, muchos lo van a creer oportunista porque es un momento especial, yo no lo sentí oportunista. Lo sentí un libro que aporta a la comprensión de un momento especial de nuestra historia, que pone en tela de juicio un montón de cosas que efectivamente no debe permitirse que se cuenten como no ocurrieron, y que le hace bien al propio MLN.
Yo fui siempre de los que luché para que el MLN no tomara las armas para llegar a donde pensaba que había que llegar. Fui de los que pensé que estaban políticamente equivocados, que partían de un análisis incorrecto de la realidad y por eso hacían lo hacían. Y me alegro que hoy estén donde están, me alegro que hayan optado por el camino de la democracia, me alegro que el pueblo los haya elegido. Lo que me preocupa, sí, es que algunos quieran cambiar su propia historia. Y lo peor es que me la pidan prestada a mí sin permiso. Porque en definitiva se trata, y lo digo con el mayor de los respetos, de concepciones que no eran las de ellos. Y que yo no veo por qué tienen necesidad de cambiar su historia.
¿Cuáles eran las cosas por las que luchábamos y por las cuales debemos seguir luchando? Hoy estamos pasando una crisis del capitalismo mundial. Hay 950 millones de hambrientos. Hay 4.750 millones de pobres. Hay 1.500 millones de desempleados. El 50% de la mano de obra activa está subempleada. El 45% de la población mundial no tiene acceso directo al agua potable. Ciento trece millones de niños no tienen acceso a la educación básica. Ochocientos setenta y cinco millones de adultos son analfabetos. Doce millones de niños mueren al año como consecuencia de enfermedades curables. Trece millones de personas mueren al año por el deterioro del medio ambiente. Y 16.306 especies están en vías de extinción. No es cierto que los comunistas, los socialistas, los anarquistas, el MLN nos levantábamos contra la democracia burguesa o el sistema democrático republicano. Nos levantábamos contra este sistema. Esto existía antes de la caída de los bancos. Y me duele que compañeros de esa lucha hoy renieguen de los hechos, de que se levantaron contra estas injusticias, y nos quieran hacer creer a todos que tomaron las armas equivocadamente por otras razones.
Yo hice autocrítica. Yo era comunista, creía en el marxismo leninismo. Pero la vida me demostró que el leninismo estaba equivocado, que el partido único conduce a las más aberrantes dictaduras. Estaba equivocado cuando impulsaba la dictadura del proletariado. Hice autocrítica y la hice públicamente, me terminé yendo del partido, como tantos compañeros que entregaron su libertad y sus vidas en el convencimiento de que estaban luchando por algo justo. Pero yo no reniego ni de la estrategia que nos dimos en Uruguay, pensando que el camino que teníamos que recorrer no era la lucha armada. Y no lo pienso ahora.
Hace años Haberkorn me hizo una entrevista en Tres sobre la visita del Che Guevara a Uruguay. Y a mí me impactó lo que dijo el Che aquí en 1961: que la Revolución Cubana había tomado las armas, había hecho lo que había hecho, había bañado de sangre la isla, pero nos pedía a los uruguayos que cuidáramos lo que teníamos, que se sabía cuando se disparaba el primer tiro pero no nunca se sabía cuando se tiraba el último. Eso reafirmó todas mis convicciones de que el camino era profundizar la democracia. (…) Creo que ni los mismos tupamaros se creen que ellos no precipitaron o ayudaron (al ascenso militar). Está recogido en el libro y era así. Pensaban que cuanto peor mejor. Pensaban que los caminos que nosotros le decíamos a los trabajadores que eran justos no lo eran y que retrasaban la revolución. Y así teníamos que bancar en las asambleas los cantos: “basta ya de dialogar, dennos armas pa´ luchar”, “traidores”, etc., etc. Sin embargo, yo siempre les tuve muchísimo respeto a los compañeros porque entendía que aún desde el punto de vista equivocado se enfrentaban a la vida lealmente y luchando contra aquello que existe hasta hoy: un sistema que lleva a estas cifras.
Los procesos democráticos harán que en definitiva nos encaminemos hacia un futuro mejor. Y este libro es importante en el momento en que aparece porque, con la situación crítica que vive el mundo y también nuestro país, no es descabellado pensar que de un comiencen a florecer ideas similares o parecidas a las de aquellos años, en la izquierda o la derecha. Y es bueno repasar un libro muy bien escrito, que pone las cosas en su debido lugar y que permite a un montón de jóvenes que no vivieron aquellos años evaluar en todos sus términos y en su cabalidad lo que ocurrió.