19.5.17
La agenda importada y la nuestra
Estas noticias recientes son algunas de las más brutales de una enorme cantidad de episodios de violencia familiar, doméstica, una ola cotidiana que incluye un cantidad espeluznante de casos de abuso sexual infantil y una cifra intolerable de muertes, sobre todo de mujeres. (Aunque quien se tome el trabajo de leer los partes policiales verá que también hay agresiones femeninas, menos violentas, generalmente no mortales, menores en cantidad pero aun así significativas).
El esfuerzo de la sociedad para combatir estos males se centra en dos campos: la reforma del idioma y la lucha contra "el patriarcado".
La lucha idiomática se inició hace ya diez años. Las mujeres comenzaron a acceder con más regularidad a cargos que antes se les negaban. Entonces si una mujer llegaba a dirigir un ministerio era justo que se la llamara "la ministra" y no "el ministro" o "la ministro".
Pero pronto se pasó a boicotear palabras como edil o presidente, que se usaban para ambos sexos sin ningún sesgo machista: el edil y la edil, el presidente y la presidente.
Nunca hubo edilos ni presidentos.
De ahí se pasó al ridículo en el que han caído políticos, académicos y burócratas usando palabras como rehenas, oficialas y estudiantas.
¿Qué efecto concreto ha tenido toda esta batalla campal contra el castellano? Ninguno concreto conocido, más allá de llenarle el bolsillo a algunos que curran con los cursos de "lenguaje inclusivo".
El juez Gabriel Ohanian lo dijo bien claro en la edición del 12 de mayo del semanario Brecha, entrevistado por Venancio Acosta y Betania Núñez y hablando de las "burocratización" de los derechos humanos:
"Lo que veo es la burocratización y la exacerbación del gesto, de la palabra políticamente correcta, de la irritabilidad cuando se tocan determinados temas, pero en mi muy humilde concepto, eso es pura hipocresía. Las transformaciones no pasan porque alguien diga 'todos y todas' o 'afrodescendiente', pasa por lograr la equidad total. Como llegar a eso es más complejo, entonces nos conformamos con el mundo de la palabra, que suena más lindo pero no cambia nada".
No tengo nada para agregar.
El otro gran frente de batalla es "el patriarcado". Sin embargo, hoy en nuestra sociedad -por suerte- no hay leyes que establezcan un predominio de los hombres por sobre las mujeres.
Sí hay machismo: hombres machistas y algunas mujeres también, en distintos grados.
Sin embargo, ¿alguien cree que quien mata a su ex mujer delante de los hijos de ambos, o quien emprende a balazos contra su propia hijas lo hace porque es machista o principalmente guiado por su machismo?
¿No será que el problema principal o los problemas principales son otros?
Como Ohanian, no tengo la respuesta.
Sin embargo, después de una década de "todos y todas", quizás sea hora de preguntarle si el foco está bien puesto.
La juez letrada de Artigas, Betina Duter, entrevistada el 7 de mayo por el periodista Pablo Melgar en el diario El País, marcó uno de los principales problemas que observa en su tarea diaria en aquel departamento: "la dificultad en el acceso de mecanismos de salud mental".
Esa situación se repite en todo el país, pero casi nada se dice al respecto.
¿No tendrían un evidente problema de salud mental los dos policías de los casos narrados? ¿No tendría un evidente problema de salud mental el director técnico de baby fútbol? ¿Y el ex preso que mató a su hermana? ¿La sociedad uruguaya hoy está capacitada para detectar y tratar a tiempo estos problemas? ¿Se está trabajando para ello?
Hablando de salud mental, Uruguay también tuvo en 2015 una de las tasas más altas de suicidios de toda América Latina.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública ni siquiera tiene un director de salud mental, el cargo está vacante. Y a los policías acusados de actos de violencia doméstica se los lleva, como castigo, a trabajar a las cárceles: algo así como apagar un incendio con nafta.
Hay una agenda que viene de las ONGs del primer mundo, que ponen dinero para machacar en los temas que a ellos les interesa.
Después están nuestros problemas reales.
Abuso sexual infantil.
Alcoholismo.
Adicciones.
Salud mental.
Quizás sería hora de mirar hacia allí.
7.5.17
Elogio del homicida
Vitette empezó su carrera matando al sereno de la estacion de Esso de San José y luego le pasó por arriba con un vehículo que había robado— antonio ladra (@antonioladra) 31 de agosto de 2013
Rectifico: fue la estación Shell, Herrera y Sarandí y lo pasó 4 veces x arriba, para robarle al sereno $ 200. Vitette pagó en la Justicia— antonio ladra (@antonioladra) 31 de agosto de 2013
La nota de El País es otro retrato panegírico del "ladrón", que anuncia sus deseos de comenzar una carrera política y ser edil o intendente.
El título es "El ladrón que quiere ser edil". No el homicida. El "ladrón".
Se lo presenta también como "una estrella del delito" y "un héroe de acción pop que busca consagrarse como un personaje histórico mediante el festejo de los otros".
Se nos dice que su voluntad de hacer política se basa en su deseo de "luchar por el bien común, como hizo antes, en las cárceles, por sus compañeros".
Nos relatan cómo la gente de San José ama a Vittete. Que le gritan "capo", "ídolo" y "maestro". Que "hubo policías que lo visitaron para pedirle fotos". Que un agente al reconocerlo le perdonó una multa de tránsito.
Según la nota, "se dice" que cuando Vitette volvió a radicarse en San José luego de su periplo delictivo en Argentina "el 70% del pueblo festejó".
"Se dice".
La periodista también nos informa que Vitette es dueño de una "honestidad brutal".
No se nota mucho en la nota.
Sobre el pobre laburante al que mató, hay apenas dos referencias vagas.
En la primera, la periodista dice:
"Se hizo ladrón la primera vez que estuvo preso, en 1980, en la cárcel de Punta Carretas, por un homicidio que aun no se atreve a recordar. Es demasiado doloroso".
Pobre Vitette, cuánto dolor. Aunque pienso que debe haber sido más doloroso para el pistero al cual Vitette la pasó por arriba con una camioneta.
Es notable, además, lo que sugiere la nota: el pobre muerto tuvo la culpa de que Vitette se hiciera ladrón.
¿No era que estaba asaltando la estación de servicio?
Según la nota, no. Porque en la segunda mención, el asunto es presentado como un accidente de tránsito:
"Atropelló a un pistero en una estación de servicio y por primera vez pisó una cárcel".
Pobre nuestro "héroe de acción pop".
En otro pasaje de la nota, Vitette le dice a la periodista.
"Yo le ordeno a mi mente que elimine todos esos recuerdos que no me gustan".
Parece que también se lo ordenó a El País.
14.4.17
Buenas tardes y muchas gracias
Cuando terminó el entrenamiento, estaba parado al lado de la cancha, en un lugar por donde inevitablemente debían pasar todos los jugadores rumbo a los vestuarios.
A pesar de que ninguno me conoce, cada uno de los futbolistas que fue pasando, saludó: hola, buenas tardes, buenas tardes.
Entrenamiento de la selección / FOTO: AUF |
Es algo muy distinto a lo que se ve en Montevideo, en las calles, en las canchas de fútbol, el tránsito, la vida laboral e incluso en el ambiente académico.
Al llegar a mi casa comenté que eso era increíble. Y que coincidía con el clima general que se respira allí, en el lugar de entrenamiento y concentración de la selección, un ambiente tan educado y respetuoso que no parece tener algo que ver con el fútbol uruguayo, ni con el Uruguay actual en general.
Unos días después el diario El Observador publicó la transcripción de una conferencia ofrecida por el director técnico de la selección Óscar Washington Tabárez. Allí relató que a los adolescentes que comienzan a entrenarse en el complejo Uruguay Celeste, integrantes de alguna selección juvenil, solo se les piden dos cosas: "Lo que nosotros le pedimos es que saluden cuando lleguen a un lugar a las personas que están ahí y después que agradezcan cuando alguien hace algo por ellos".
Ahí me cerró todo.
Puede parecer poco, pero no lo es.
12.4.17
La poesía revolucionaria del Gordo Marcos
A Pérez Silveira, a quienes sus compañeros llamaban "el Gordo Marcos", lo mataron y desaparecieron en 1974 en circunstancias que el libro relata y explica. Tenía 24 años. La última vez que se lo vio fue en el Hospital Militar. Según la versión que da el propio Gavazzo en el libro, implicándose en su muerte, a Pérez Silveira lo llevaron allí de urgencia porque padecía una crisis respiratoria provocada por una granada de gas que él mismo arrojó dentro del cuartel de Artillería 1, conocido como La Paloma. Otros testimonios establecen, que más allá de la granada, a Pérez Silveira se lo torturó con saña en ese cuartel, donde Gavazzo era el segundo jefe. El libro da más datos y testimonios al respecto.
Los que leyeron Gavazzo. Sin Piedad, además, saben también que el Gordo Marcos escribía canciones y poemas. Pero no pudieron leer ninguna de sus obras porque los familiares y amigos entrevistados habían perdido todo registro de aquellos versos.
Sin embargo, hace unas semanas, uno de los amigos de Pérez Silveira, Juan Chiriff, me llamó para darme una noticia: él sí conservaba algunos escritos del Gordo Marcos.
En aquellos años, Chiriff había anotado con lapicera en un cuaderno las composiciones de su amigo. Y hasta hoy ha cuidado de ese cuaderno como un tesoro: "Yo lo admiraba", me dijo. "No porque era guerrillero, sino porque lo quería. Sin ser homosexual, yo amé a ese hombre. Era más que un hermano".
Su testimonio y los poemas encontrados de Pérez Silveira permitirán ampliar la próxima edición del libro. Adelanto aquí tres de ellos que, como todos, son fiel reflejo de una época y del modo de sentir de los jóvenes que se sumaron al MLN.
Como me duele
ay tu ser, en agonía
cómo enfría mi mente,
la tuya, prostituta y madre
todos los instantes
Como me calientan
los vericuetos de tu
fantástica experiencia... paupérrima
y esos seres que creas... al fin
inconcebibles
sus genitales vírgenes
cabezas putrefactas
cómo me duelen
Cómo sufro
los exóticos jardines
que toman forma en ti
y se van en el aire
ideas palidísimas
ornamentadas siempre
de infinitos, lánguidos brazos
y el disfraz
que las cubre
de colores radiantes
y los sombríos rincones
donde a veces te escondes
y tus inmensos ojos
y tu rostro
tan dulce, tan inocentemente irónico
Cómo me revuelvo
cómo me caliento
cómo te conozco
y...
ninguna lágrima
solo una carcajada
y después...
recordar que tus inmensos ojos
nunca vieron
morir un niño
deshidratado,
ni falta de medicamentos
reventar una anciana
ni los "pueblos perdidos"
Recordar
que tus manos suavísimas
nunca escarbaron tierra
ni tocaron la escarcha
ni la bichera de una oveja
ni las tetas de una vaca
ni un pico
ni una pala
ni un torno
ni una fragua
ni un martillo
Recordar
que en los vericuetos de tu mente blanca
no existen torturadores
que revientan los güevos
siembran choques eléctricos
"sueros de la verdad"
disparan por la espalda
maniatan y escupen a la cara
y después se maquillan la propia
para hacer uso
de cualquier pantalla
o carraspean sobriamente
y escupen mierda
en alguna radio,
que lucen sus mejores galas
y adoptan poses
para los fotógrafos
de los grandes diarios
Que pagan con mendrugos
una vida
que reparten tarjetas
para "leche barata"
o "carnet de pobreza"
y dan limosna
Y recordando,
entonces...
ya vislumbro
y comprendo
¡Sé por qué no soportas
a tu hermano guerrero!
¡Cómo te perdono!
...y si es necesario
en seguida te mato!
y después que me juzguen
... ¡si es necesario!!
***
POEMA SIMPLE
Hoy tengo a mi derecha
y frente al mundo,
las dos mujeres
que alguna vez soñé
y que no quise nunca
Y bebiéndome ¡el mundo!
con los ojos
y gastando a conciencia
kilómetros de espacio
bebe todo mi ser
la horrible angustia
de no tener a mi izquierda
y frente al mundo
la única que puedo
compartir a conciencia
kilómetros de espacio
para beber ¡la vida!
con la carne y el alma
***
RUTINA
Ay, de tu voz
delgado estilete
que lastima mis tímpanos...
rutina
Ay, de tu cuchicheo infernal
poderoso boomerang
alado,
que pasa lastimando
y vuelve
Ay, de tu cara lavada
y tu insípida boca
ay de tu corto camino
tu cuerpo incoloro
y tu entraña gomosa
Ay, de tu voz
inmundicia dulzona
que repite incansable
escóndete
tras la buena mentira,
que no te encontrarán
y serás libre
Ay rutina inconsciente
sé que detrás de ti,
está tu muerte,
y sé que te desgarro
si doy un paso al frente
¡¡Y te desgarro y grito!!
...mi triunfo...
a los que estructuraron
tu mansedumbre inconcebible
inerte...
Y si en ellos revives
un poema
entre los labios
tengo...
¡Una hoguera en las manos!
Y si canto, despierto
Y cuando canto, hiero
Y cuando toco, entibio
Y cuando quiero, quemo
22.3.17
El secretismo del Uruguay y un juez republicano
Se trata de un dictamen del juez Gabriel Ohanian fechado el 26 de noviembre y conocido a través de la prensa en los últimos días.
El objeto central del juicio era considerar si la Administración de los Servicios de Salud del Estado persiguió en forma injusta a una funcionaria del Instituto del Cáncer, la asistente social Gladys González, acusada del grave pecado de haber hecho declaraciones a la prensa.
***
Ohanian establece que González "es una muy capacitada profesional (...) que generó inigualable empatía con los pacientes del INCA a quienes organizó para procurar mejoras en el servicio, encolumnando tras sí a otros funcionarios con igual cometido".
"Esta militancia en pro de los usuarios terminó enfrentándola a la dirección del Instituto que comenzó a perseguirla, denostándola y sancionándola con vehemencia".
Como ejemplo, baste con relatar que una de las medidas tomadas fue la de tapiar una puerta por la que González ingresaba al INCA. Un funcionario citado como testigo declaró ante el juez: "Tuve que cerrar la puerta de 8 de Octubre con clavos y maderas y llamar al cerrajero Maldonado para que pusiera un pasador y llave, y llevar la llave a la dirección. Esa puerta que (se) clausuró era la puerta por la que entraba la actora. Lo hice por mandato de la dirección integrada por la doctora Valles, la nurse Aristimuño y el doctor Luongo".
Las sanciones fueron incrementándose hasta que en 2011 González dio una entrevista al diario El País relatando diversas situaciones negativas que ocurrían en el INCA.
Eso motivó que la dirección iniciara una "investigación administrativa" que determinó que a González se la suspendiera durante un mes con retención total de sus haberes.
"A la actora, en verdad, no se le cuestionó el acierto o desacierto de sus dichos en la prensa, sino la violación a un deber de 'reserva', es decir el haber permitido que un periodista la entrevistara", dice el fallo del juez Ohanian.
***
Producto de las medidas en su contra, González relata que debió mudarse al campo debido al estrés que padecía, tuvo que sacar a su hija del colegio al que la enviaba y anotarla en un liceo público ya que no tenía dinero para pagar la mensualidad, le cortaron la luz, el agua, el teléfono, debió hipotecar una casa de su familia, tuvo depresión, angustia, ataques de pánico y perdió 15 kilos de peso.
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Respecto al fondo de la cuestión -que González habría violado un deber de "reserva" que afectaría al los funcionarios públicos- Ohanian es concluyente.
Primero recuerda que la norma que establece esa mentada "reserva" está fijada por el artículo 29, numeral 7 de la ley 19.121, pero solo afecta a los funcionarios de la administración central. E inmediatamente acota y limita los alcances de tal "reserva".
"No puede referir a una opinión respecto de la marcha del servicio público (...) En todo caso esa 'reserva' únicamente abarcaría datos sensibles que el funcionario conoce por el desempeño de su cargo (ejemplo: no divulgar la enfermedad de un paciente determinado) cuya comunicación, además, no contribuye en nada al interés público".
Ohanian es categórico, claro y contundente:
"La Administración no puede pretender regimentar la opinión de sus dependientes y las críticas públicas que de ellos provienen han sido, son y deberán ser toleradas por los gobernantes. El secretismo es ajeno por completo al sentido republicano. Que no sea del gusto de los directores del INCA el hecho de que trascienda una determinada situación interna, no les concede el derecho de sancionar a una funcionaria cercenando su libertad de expresión, pretendiendo de este modo silenciarla".
"El sentenciante -escribe el juez- no concibe que un funcionario público encuentre limitado su derecho constitucional a expresar su pensamiento en un medio de prensa bajo apercibimiento de ser objeto de una sanción administrativa, como le ocurrió a la actora".
Y agrega que no hay nada que limite el derecho del funcionario público "a expresarse personalmente en forma negativa respecto a la gestión de los directores o cargos políticos si está en desacuerdo; o bien denunciando lo que a su entender son fallas del servicio, porque ello conviene al interés general de toda la sociedad de tomar conocimiento de eventos de gran trascendencia".
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Según la dirección del INCA -los mismos que mandaron tapiar la puerta por la que entraba la funcionaria- González debió verter sus críticas y sus denuncias en forma interna, comunicándolas "a sus superiores".
"La sede no comparte en absoluto estas afirmaciones", dice Ohanian en su fallo. "En el Estado de Derecho cualquier funcionario puede dar opinión respecto de lo que entiende es el mal funcionamiento del servicio en el que trabaja. Lo hacen los sindicatos todos los días. Entender que ello está vedado en aras de una 'reserva' inexistente, únicamente tienda a tutelar la buena imagen de los dirigentes, para que su gestión no sea controvertida en público".
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Ohanian estableció que la dirección del INCA tuvo una "actitud dolosa negligente y temeraria" en este caso y falló a favor de la funcionaria: ASSE deberá pagarle 1.200.000 pesos para compensar el daño moral sufrido.
***
En un país donde el secretismo reina, el fallo de Ohanian es histórico y merece el mayor reconocimiento.
Habría que enmarcarlo y colgarlo en cada oficina pública. Habría que entregarle una copia a cada funcionario del Estado, empezando por el presidente de la República y siguiendo por los ministros y cada uno de aquellos que dirigen alguna oficina.
Todos los periodistas hemos chocado mil veces contra el muro del miedo y la censura impuesta desde la burocracia estatal. Miles de funcionarios tienen prohibido por sus superiores hablar con la prensa, incluso de las cosas más nimias: sienten pavor ante la mera presencia de un periodista, temerosos de las sanciones que recaen sobre ellos si hablan, como le pasó a González en el Instituto del Cáncer.
Para hablar, son obligados a tramitar permisos excepcionales con sus superiores, con todo lo que ello implica.
Lo maravilloso del fallo de Ohanian es que establece que esa censura no se basa en nada legal y que, por el contrario, viola las más elementales normas de la República.
Con todo, y luego de la enorme alegría y satisfacción que provoca leer esta sentencia de un juez uruguayo, el fallo deja un triple sabor amargo.
Primero, porque los funcionarios que en este caso actuaron en forma "dolosa, negligente y temeraria", siguen allí, dirigiendo el Instituto del Cáncer u otras dependencias de la salud pública.
Segundo, porque el dinero que se le pagará a la funcionaria perseguida en forma ilegal e injusta no saldrá de los bolsillos de sus perseguidores, como debería ser, sino del nuestro, del de todos los uruguayos. (¿Hasta cuándo seguiremos todos nosotros pagando la irresponsabilidad de la burocracia que mal dirige el estado?).
Y tercero, porque el secretismo -a pesar del notable fallo de Ohanian- vive y lucha. Pocas semanas después, un decreto de la propia Presidencia, firmado por el vicepresidente Sendic y todos los ministros de gobierno, estableció que los funcionarios deben mantener la "discreción" respecto a "datos, hechos y documentos" que conocen como empleados públicos y que es una "falta muy grave, pasible de destitución" filtrar documentos a la prensa.
Es contra la República.
20.2.17
Alejandro Atchugarry
Para quien no lo conocía, los jóvenes o los turistas, nada transmitía que ese hombre era uno de los políticos más respetados del país, uno de los poquísimos políticos apreciados por casi toda la ciudadanía.
A pesar de que intentaba pasar desapercibido, algunas personas lo saludaban. Él siempre respondía con pudor y una sonrisa.
La última vez que lo vi fue hace unas pocas semanas en la Tienda Inglesa de Lagomar. La misma pinta de siempre. Un hombre se acercó, le dio la mano y le dijo "Gracias".
Yo se lo mostré a mi hija:
-¿Ves ese flaco ahí, vestido así nomás? Ese hombre, aunque no parezca, fue diputado, senador y ministro. Fue el ministro de Economía en el peor momento de la peor crisis que pasó el Uruguay. Parece increíble, en este país siempre tan dividido, pero lo aprecian en todos los partidos.
Quería que ella viera en la figura de ese flaco, que todo eso es posible.
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