El diario La Capital de la ciudad de Rosario publicó, en su suplemento cultural Señales, una crítica de Relato oculto, las desmemorias de Víctor Hugo Morales. La reseña fue realizada por el periodista y escritor Osvaldo Aguirre quien afirma que el libro realiza una tarea "exhaustiva y rigurosa".
La crítica fue acompañada de una breve entrevista que se me realizó y aquí transcribo:
—En una intervención en la web dijiste que el tema de Relato oculto es la honestidad. ¿Qué dice al respecto la historia de Víctor Hugo?
—¿Intentaron hablar con él antes de publicar el libro?
—Mientras escribía, uno de sus empleados me propuso tener una "charla de café" con él. Le pregunté para qué y me reenvío un mail de Víctor Hugo donde decía que quería explicarme el contexto histórico en el cual había escrito una nota adulando a la dictadura uruguaya. Como ese contexto lo conozco, respondí que no le veía sentido a la "charla de café". Propuse, en cambio, hacerle una entrevista. Nunca respondió.
—Víctor Hugo los llamó sicarios de Clarín.
—Miente. Ni Luciano ni yo tenemos ningún vínculo con Clarín.
—También dijo que el artículo sobre el mundial de la dictadura donde nombró a Lacoste y Merlo fue "modificado de manera bastarda", entre otras descalificaciones.
—Víctor Hugo elogió a la dictadura en muchas de sus notas sobre el Mundial 78. En una festejó que el gobierno militar organizara el Mundial dejando de lado a los dirigentes de los clubes y escribió con regocijo: "Nombres desconocidos hasta ahora como los de Merlo y Lacoste sustituyeron a los eternos mandamases de siempre". A esa cita en el libro se le agregó, entre paréntesis, el grado y el nombre de pila de ambos militares, que faltaban en el original. Es algo habitual en periodismo para completar datos que faltan en una cita. Por supuesto, se puso entre paréntesis para aclarar que es un agregado. Y además la cita está en cursiva y el agregado en recta. Eso es todo. De las decenas de denuncias que le hace el libro esto es lo único que retrucó Víctor Hugo. Es patético. ¿Por qué no habla de cuando escribió que la dictadura de Videla "no mató a nadie para organizar" la Copa, o cuando afirmó que los jugadores campeones eran "soldados" porque habían traído "la paz y la esperanza"? Si fuera honesto reconocería que se equivocó al aplaudir a la dictadura en 1978, que actuó cegado por el odio a los dirigentes del fútbol uruguayo porque ansiaba que en Uruguay el régimen militar hiciera lo que hizo Videla: tomar las riendas del fútbol dejando a los dirigentes de lado. Pero su ego no le deja admitir su error. Prefiere seguir mintiendo, repitiendo que no sabía que había dictadura en Argentina.
—El libro fue difundido en Buenos Aires por la prensa opositora al gobierno, y considerado como mínimo sospechoso por la oficialista. ¿Fue utilizado en el contexto del debate de la ley de medios y del enfrentamiento entre prensa opositora y oficialista?
—Subestimamos el grado de polarización que hay en Argentina. En Uruguay, por suerte, no estamos divididos de un modo tan tajante, de un lado o del otro. La realidad es que el libro no refiere ni una sola vez al gobierno argentino, ni a la ley de medios. Cualquier persona que ame la verdad histórica y al periodismo puede y debería leerlo.
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