La educación uruguaya no tiene arreglo. Lo sé porque acabo de leer el recién publicado “Boletín informativo N1” del equipo de los “consejeros electos” de la educación nacional.
Se trata de una publicación electrónica en la cual escriben los consejeros que representan a los sindicatos en los órganos de dirección de la enseñanza.
El más conocido del grupo es el profesor Daniel Guasco. Se ha hecho popular a fuerza de pregonar ideas absurdas y totalitarias. Propuso tomar como ejemplo la dictadura china y cerrar los liceos por un año. Integra el Consejo de Secundaria en representación del gremio de docentes Fenapes.
Su artículo en el Boletín no tiene desperdicio.
Para comenzar, comienza con una cita de… ¡Fidel Castro, el dictador cubano!
Eso sería suficiente para saber lo que Guasco piensa respecto a la democracia, a la libertad y a la enseñanza. Pero si un quiere pasar un rato divertido, hay que leer el resto.
Eso sería suficiente para saber lo que Guasco piensa respecto a la democracia, a la libertad y a la enseñanza. Pero si un quiere pasar un rato divertido, hay que leer el resto.
Escribe Guasco:
“Queda claro que formar, capacitar, adiestrar, es sólo un aspecto del aprendizaje (patentizada en las reformas de los 90 y en el fracaso que hoy constatamos). El aspecto quizá más mezquino y mercantilista, de acuerdo a la condición del joven. Pero eso no es educar. Educar compromete la formación de una personalidad y de un sujeto humano en la edad adolescente, por lo que implica formar en valores que atraviesan todo, definiéndolos claramente”.
El párrafo, además de demostrar que Guasco escribe con errores de concordancia, deja en claro que para este hombre “formar y capacitar” es algo “mezquino y mercantilista”.
Para Guasco los adolescentes tienen que ir al liceo a aprender “valores”. Compañerismo, por ejemplo. Solidaridad. Justicia (¿como en China?). Sentido de la emancipación. Libre pensamiento. Espíritu democrático (¿como en Cuba?).
Guasco se mete después con las formas de evaluación. Las pruebas que miden solo los conocimientos están mal, nos dice. No se puede evaluar sólo lo que un estudiante sabe de matemáticas o su manejo del idioma. Hay que medir también lo que aprendió sobre valores.
Las pruebas que hoy se usan (como las PISA) “no miden niveles de integración, de capacidad para resolver las situaciones de conflicto en los vínculos, no mide la solidaridad, el espíritu de compañerismo, etc”.
Este párrafo, además de demostrar que Guasco tiene problemas para conjugar bien los verbos, sugiere que en Uruguay debemos innovar en el mundo. En todo el planeta se mide si los jóvenes aprenden a escribir, a leer, a comprender un texto, a resolver un problema matemático, a entender un proceso científico.
Guasco quiere que Uruguay experimente. Propone realizar nuevas pruebas de “valor cualitativo”. En ellas, se desprende, se medirá lo que el estudiante incorporó en “valores”. Su sentido de la justicia. Su espíritu de compañerismo. Qué tan solidario es.
-Rodríguez, ¿está dispuesto a viajar a Cuba a colaborar en la cosecha de caña?
-¡Sí, profesor Guasco!
-¡Aprobado Sote!
Luego el consejero sindical nos plantea una situación hipotética:
“Si yo le dijera a la gente y a los padres, y a los jóvenes, que en los liceos uruguayos el rendimiento en matemática por ej., es malo en comparación con Australia, pero que sin embargo, con otra prueba, determino que son:
-solidarios
-que resuelven sus diferencias debatiendo
-que son críticos y reflexivos
-que desarrollan una conciencia democrática alta
-que saben desarrollar el espíritu de convivencia
entonces, que diríamos de los jóvenes uruguayos, en relación a los australianos... Qué dirían sus padres del liceo público. Yo diría que tienen que aprender matemática pero que tienen resuelto el tema de la educación para la vida”.
Este párrafo, además de demostrar que Guasco se come algunos tildes, nos sugiere que el fracaso de los estudiantes uruguayos en futuras pruebas PISA no sería tan grave si ellos “desarrollan una conciencia democrática alta” (¿como en Cuba?) y son “críticos y reflexivos” (¡como en China!)
Por último llega el momento de las propuestas. Y Guasco tiene una muy clara: hay que cambiar la sociedad.
“¿Como vamos a poder tener un liceo que ofrezca solidaridad, que sea gratificante, si afuera espera la competencia y desigualdad de todos ante las situaciones, y si las diferencias sociales instaladas desde el modelo imperante, solo posterga igualdades y acentúa diferencias?”
Este párrafo, además de demostrar que Guasco se come más tildes y sigue sin dominar las reglas de la concordancia, quiere decir que estamos fritos. Hasta tanto no hayamos construido algo medianamente parecido a China o a Cuba no hay nada que hacer. Seguiremos barranca abajo, porque la culpa del desastre educativo la tiene el capitalismo y la terrible sociedad en la que vivimos.
Pienso que si Guasco hubiera nacido en un mundo más justo, seguramente habría aprendido las reglas de la concordancia y sabría poner todos los tildes.
Cuánta injusticia hay en el planeta. Si no la hubiera, Guasco no escribiría párrafos espantosos como:
“En este contexto de situaciones, las pruebas deben relativizarse, por las razones expuestas. Todas las pruebas. Estas y otras. Nos muestran situaciones muy estandarizadas, sometidas al acaso, atada a necesidades coyunturales, y expresión de una especie de desorganización heredada de gobiernos de la educación anteriores, y que no hemos podido aún resolver”.
En un mundo solidario, Guasco no usaría seis palabras para expresar lo que puede decirse en una (para decir “adolescente” escribe “sujeto humano en la edad adolescente”).
Guasco quiere cerrar los liceos durante un año. Que los jóvenes se ocupen en otra cosa. No lo dijo pero estoy seguro: durante ese año los profesores seguirían cobrando su sueldo.
Cuando termine ese año masivo sabático, Guasco –que es profesor de filosofía- quiere enseñar valores (¿leer citas de Fidel?), hablarles a los muchachos sobre la vida.
En el Boletín escribe:
“Hablar de la vida supone preparar a los jóvenes para el disfrute y no para luchar por un salario contra otros”.
Este señor ocupa un lugar en el gobierno de nuestra enseñanza.
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
el.informante.blog@gmail.com
Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
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Con autoridades de esta valía, se vuelve cierto el lugar común: "Estamos en el horno".
ResponderEliminarOjalá puedamos (JMujica) construir un hombre nuevo (con el cual reemplazaremos a Guasco)
ResponderEliminarDe verdad se llama gu asco?
para mí se llama Wasco o Uasco y su apellido se guasqueó...
ResponderEliminarque verguenza este Sr.!!!! asi estamos, cada vez mas alejados y quedando mas atras de los paises que invierten en seriamente y verdaderamente educacion, como finlandia, noruega, etc. estamos cada vez mas lejooooooooooooooooos
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