5.10.10

Con Luca Prodan en el hotel Carrasco

Luca Prodan, Sumo, Montevideo Rock, Hotel Carrasco

La entrevista estaba fijada a las ocho o nueve de la mañana, una hora impropia para entrevistar a músico de rock. La cita era en el hotel Carrasco, donde estaban alojados muchos de los artistas que habían llegado para actuar en Montevideo Rock 1. Era una soleada mañana de noviembre de 1986 y hacía calor. Recuerdo haber ido a la entrevista sin desayunar y con la sospecha de que Luca Prodan y los otros integrantes de Sumo me dejarían plantado porque estarían durmiendo. Pero no fue así.

Yo no pensaba que aquella cita fuera especial. Conocía algunas canciones de Sumo pero no todas. Todavía no eran famosos. Las radios uruguayas pasaban sólo La rubia tarada y Los viejos vinagres. La rubia tarada me parecía genial, claro. Los viejos vinagres no.

A la entrevista bajaron Luca Prodan y el bajista Diego Arnedo. Nos sentamos en el bar del hotel. No recuerdo cómo estaba vestido Arnedo, pero Prodan llevaba una larga túnica blanca de algodón, y calzaba suecos. Parecía más un monje budista que un rockero.

Comenzamos hablando del hotel Carrasco, porque varios de músicos argentinos allí alojados estaban molestos con lo vetusto de sus instalaciones y pretendían cambiar de alojamiento.

“Las camas hacen ruido, es medio dark, pero a mí me gusta”, me dijo Luca Prodan. “Y no es por no estar acostumbrado a estos lugares. Mis padres tenían guita, cuando íbamos a algún lugar nos quedábamos en hoteles así. Es más lindo mirar al techo y ver esos vitrales en vez de una lamparita de última. Los de GIT se quieren cambiar de cuarto, pero ¿quiénes son? ¡¿Quiénes son?!”

Esa fue una constante en la entrevista. Luca Prodan no tenía pudor de referirse a sus colegas.

Le pregunté por qué Sumo había tenido tanto éxito ese año y respondió con un discurso anti-hippie lleno de alusiones personales.

“Porque la propuesta de Sumo es distinta”, me dijo. “Acá todos quieren ser muy afinados, pero ¿dónde está el corazón? ¿dónde lo tienen? Fito Páez es más o menos un melódico todavía, no es un aguerrido… nosotros hacemos un show que páááh y sin ser heavy metal, sin ser punk ni nada, solo con nuestra fuerza. Y eso pega porque la gente cambió. Antes les gustaba perderse en los ‘espacios siderales del amooooor’ y ser buuuenos tipos y en general era todo mentira. Nosotros no le damos nada de bola a todo eso, somos buenos tipos y listo. Y después hacemos la música que queremos”.

Y agregó: “Los chicos de ahora ya no escuchan a Nito Mestre y Serú Girán. Esos tipos ya no tocan, no los contratan. ¿Nito Mestre dónde toca?”.

Arnedo interrumpió para contar que todo había surgido de casualidad. Que Luca había llegado de Europa, que había reunido a músicos que no tocaban en público, que ni siquiera pretendía grabar un disco. Insistía en que habían trabajado mucho para llegar a ser reconocidos.

Prodan volvió a tomar la palabra. “Me parece que también tiene que ver con la edad. Yo empecé a cantar a los 27 años, no a los 19. Fito, que tiene 22, es un imberbe. A esa edad se la creen, piensan que son estrellas porque no saben, no vivieron. Yo estuve en la cárcel tres veces, aunque nunca le hice mal a nadie. También viajé en un yate por el Mediterráneo cada verano desde que era chico. Hice de todo. Estuve en todos lados. Yo viví, viví. Ahora no voy a creer que soy una ‘estrella de rock’”.

La calidez de la voz con acento italiano de Luca Prodan todavía se escucha en el cassette Silver Shadow, lo que no deja de ser un pequeño milagro. Varias veces en la entrevista se refirió a su historia personal, a su infancia y juventud en el seno de una familia millonaria y aristocrática en Europa, tal como ahora cuenta la película Luca, un documental sobre su vida. Pero en aquella mañana de 1986 Luca todavía no era una celebridad, su biografía no era conocida y sus cuentos me provocaban inquietud: ¿sería verdad todo lo que ese pelado me estaba diciendo?

“Yo fui al mejor colegio de Europa con el príncipe Carlos de Inglaterra. Ahí me di cuenta la mierda que es todo, me escapé y me puse más rebelde que un rebelde. Dejé todo. Si yo quería ahora estaba en Roma, en mi súper departamento, con el yate de mi padre y todo eso. Pero no quiero, no me gusta esa gente. Me gusta mucho más el barrio del mercado del Abasto y estar ahí con cualquiera. Yo soy amigo del almacenero, de gente más de verdad, no de estos que hacen windsurf oh oh oh, ¿qué cazzo me importa a mí el windsurf?”

El personaje parecía ser demasiado interesante para ser verdadero pero, sin embargo, no creía que ese pelado de túnica me estuviera mintiendo. En un momento Luca Prodan interrumpió la cantinela de Arnedo acerca del sacrificio que habían hecho para salir adelante y me dijo que Los viejos vinagres la habían compuesto con la mente puesta en lograr un éxito radial: “Nosotros vivimos de esto, así que necesitás adecuarte un poco a la situación comercial. Confieso que esa canción fue hecha con un poco de mentalidad comercial. Pero La rubia tarada no, esa la hicimos así, sin pensar”. Nunca había oído a un músico referirse con tal sinceridad a uno de sus éxitos.

“Nosotros –siguió Luca- no somos el conjunto-de-rock-reloco-reinteligente-y-con-todas-las-minas. Hay muchos músicos que no son músicos, que solo quieren levantar minas, ser famosos y salir en el diario. El rock está lleno de boludos. Y hablando de boludos, mirá quién viene…”

En el bar del hotel apareció un ser extraño, muy alto y con una barba larguísima dividida en dos mitades que se prolongaban casi hasta su abdomen. Era un desconocido llamado Roberto Petinatto, saxofonista de Sumo. Luca lo presentó: “Él es el más inteligente y el más idiota de Sumo. Es el más arrogante, pero también es el que tiene más sentido del humor, muy irónico y sarcástico”.

Petinatto se sentó al piano del bar del hotel Carrasco y comenzó a improvisar. El resto de la entrevista quedó registrada en el Silver Shadow con la música de Petinatto de fondo.

Prodan miró a Arnedo y dijo: “Él es el mejor músico de Sumo. Se toca todo”. “Gracias”, respondió con timidez el bajista.

Le pregunté si quería volver a Europa. “Yo viví toda una época muy buena allá. Los jóvenes decíamos ‘vamos a cambiar todo’, pero después nos dimos cuenta que no íbamos a cambiar nada ni con la política, el rock, ni las drogas. Hace dos años y medio volví a Italia e Inglaterra y estaban todos haciendo guita y comprando un televisor más grande. Me puso bastante mal. Después está el otro lado de la moneda: los otros, los ex rebeldes, los que se desilusionaron con la propuesta del 68 cayeron en la heroína. Y se mueren como moscas”.

Me dijo que su hermana había muerto por ser heroinómana. “Yo llegué acá escapando de la heroína. No quiero volver. Si vuelvo es para tocar y para estar un rato en un lugar lindo y comer un buena comida. Y hablando de comida…”

Luca dio por terminada la entrevista y preguntó dónde podía comer mariscos. Todavía no era mediodía, pero quería que le indicara algún restaurante. Salimos a la calle. En la entrevista Luca me había dicho que se vestía con su look tan extraño para “hacerle entender a esos boludos que podés ser distinto y ser una buena persona”. No sé si la gente que lo miró con ojos desorbitados aquella mañana en Carrasco habrá captado el mensaje.

Cuando pasamos por la puerta del café Arocena, Prodan quiso entrar. Le dije que allí no se había servido ni se serviría jamás un plato de mariscos, pero él entró igual y se paró frente al mostrador, ante la mirada curiosa de los presentes. “Dos ginebras”, pidió. Las sirvieron y él bebió la suya de un sorbo. Tuve que hacer lo mismo.

Nunca en mi vida repetí ese tipo de desayuno. Él seguro que sí. Apenas viviría un año más.

Dejé a Luca Prodan en la puerta del restaurante García. Esa noche Sumo actuó en Montevideo Rock 1 y comprobé que el pelado de túnica no me había mentido. Cuando la actuación terminó, sentí qué había sido afortunado esa mañana. Y guardé el Silver Shadow como si fuera un tesoro.





Entrevista de Leonardo Haberkorn.

Esta crónica se publicó en la revista Freeway en mayo de 2007. La entrevista original con Luca Prodan, en formato pregunta y respuesta, se publicó en el semanario Aquí el 12 de enero de 1988.

Prohibida su reproducción sin autorización del autor.

el.informante.blog@gmail.com



Audio original:

1.10.10

Roberto Canessa: la vida sin anestesia

Canessa, Milagro de los Andes, Tragedia de los AndesPolíticamente incorrecto, Canessa sostiene que mucha gente pobre no se esfuerza, que el confort anestesia y que haber comido a los muertos no fue lo que lo salvó en los Andes. La entrevista se publicó en la revista chilena Veinte Mundos.



El mundo entero conoce la historia. Un avión se estrelló en los Andes el 13 de octubre de 1972. El vuelo había sido fletado por un equipo de rugby de Uruguay que viajaba a Chile para jugar un partido. A bordo iban 45 personas, pero no todas murieron en el choque. Perdidos en medio de la cordillera helada, a miles de metros de altura y a 30 grados bajo cero, los sobrevivientes resistieron. Cuando se terminó la poca comida que tenían, para no morir debieron comer la carne de los que ya habían muerto. Dos meses después del accidente, perdida toda esperanza de ser rescatados, dos de ellos -Fernando Parrado y Roberto Canessa- emprendieron la imposible tarea de cruzar los Andes a pie, sin saber nada de montañismo y sin ningún equipo para escalar. Treparon, caminaron, escalaron, cayeron y se levantaron durante diez días. Al fin, contra toda lógica, lo lograron. Gracias a Canessa y Parrado, 16 jóvenes fueron rescatados con vida de aquella odisea.

Roberto Canessa es hoy un cardiólogo infantil que ganó tres veces el Premio Nacional de Medicina de Uruguay. Lleva una vida intensa que no desmiente el coraje exhibido en la montaña.

-¿De dónde sacó fuerzas para atravesar la cordillera?

-De mi compromiso de no causarle a mi madre el dolor de tener que llorar un hijo muerto. No se lo merecía.

-¿Y de dónde saca fuerzas la gente cuando debe enfrentar una situación que la supera?

-Lo más habitual es el temor a la muerte. Pero a veces son tan insoportables las condiciones de la vida, que el temor a la muerte se ve sobrepasado. Entonces tenés que buscar algo por encima tuyo que te lleve a seguir luchando. Eso lo estudió Viktor Frankl, el psicólogo que sobrevivió a los campos de concentración nazis.

-¿Nunca pensó que era mejor morir en la cordillera?

- No. Morir allí era fácil, bastaba solo con aflojar los brazos. Pero nunca lo pensé así. En todo caso, pensé en morir caminando, en la demanda. No me gusta salir de la cancha antes de que termine el partido.

-Fue el primero que propuso comer la carne de los muertos. ¿Alguien se lo reprochó alguna vez?

-No. Mucha gente decía que ellos no lo habrían podido hacer, y me parece bien, porque si no estás ahí no lo podés entender. Es increíble que eso sea lo que le llama más la atención a la gente. Dicen que nos salvamos porque nos comimos a los muertos. Pero cuando los comimos quedamos en el mismo lugar, no nos acercamos ni un centímetro a la civilización. Nosotros nos salvamos porque tuvimos la suerte, la alegría, la osadía, la valentía, como quieras llamarlo, de lograr salir. En mi caso, sentí la ayuda de Dios, creía mucho en él, y estuve rodeado de un grupo que me dio la confianza para salir adelante.

-Lo que ustedes consiguieron es inspiración para miles de personas en todo el mundo. ¿Qué historias o figuras públicas lo inspiran a usted?

-Los músicos. Esa capacidad de los artistas de ver más allá me fascina, me transporta, me saca de los estados de ánimo, me lleva de lo mediocre a lo sublime. También los deportistas. Y la nobleza y generosidad de la gente humilde. Creo que el confort te anestesia.

-Pero usted nació en una familia acomodada, vive en un barrio rico. ¿El confort no lo anestesió?

-Mi mujer dice que yo me flagelo cuando hago deporte, cuando voy al campo y me pongo a hacer un pozo bajo el sol. Me gusta vivir intensamente. Yo busco la esencia de la vida, y el confort te la oculta. Es cierto, me pesa un poco haber nacido con recursos. Por eso creo que tengo la obligación de dar mucho más que la gente normal. Y eso lo logro a través de la medicina. Me doy cuenta de que le doy más a la sociedad de lo que puede dar una persona muy humilde, muy pobre. Por eso me siento mejor que ellas a veces, porque veo que esas personas no se esfuerzan.

-Siendo tan joven y considerado un héroe mundial, ¿cómo no se perdió?

-Porque entré a la Facultad de Medicina. Si yo había luchado por salir de la montaña y volver a mi casa, ¿por qué iba a cambiar mi sueño de ser médico? El súper hombre que me atribuía mucha gente, y que les quedaba cómodo porque les servía de inspiración, yo sabía que no era verdad. En la facultad al principio casi pierdo los exámenes, y eso me centró. Lo traté de aplicar a todo en mi vida: saber dónde está mi límite y saber que es un límite normal. Porque lo que sirve es el esfuerzo. Verlaine decía “la gloire c´est la merde”. Y tiene toda la razón. Quedarse en la posición de “soy un héroe” me parece lamentable, deprimente, muy triste. La vanidad es algo terrible.

- ¿Por qué eligió la cardiología infantil dentro de la medicina?

-Mi padre era cardiólogo. Al principio traté de tener una identidad propia como médico, pero luego sentí que si hacía cardiología con mi padre tenía la oportunidad de hacer cosas muy buenas. Después vi que se comenzaba a estudiar el corazón de los niños, era una ciencia nueva. Y fui creciendo con esa disciplina. Cuando me invitaban a España a dar una conferencia sobre los Andes, yo iba a los hospitales para ver cómo trabajaban en cardiología infantil. Así fui aprendiendo y conociendo muchos profesores. No faltó quien me dijera: vos sos muy famoso por lo de los Andes, pero en la medicina no te conoce nadie. Era un nuevo desafío. Yo pensaba, si fui capaz de salir adelante en los Andes, saldré adelante en esto también.

-En el libro Milagro en los Andes, Parrado cuenta como usted se fue sin recursos a Nueva York para traer a Uruguay un costoso equipo de cardiología infantil.

-El profesor Itzhak Kronson de Nueva York donó un aparato que era un gran avance para Uruguay. Yo fui, pero no tenía dinero para traerlo. De todos modos, decidí tomar el equipo y acercarlo hasta donde pudiera. Me cobraban 2.000 dólares solo por llevarlo al aeropuerto. En la calle vi un camión que decía “Pitón Argentina”. Lo paré y era un ex boxeador mendocino. Le dije que tenía que llevar al aeropuerto un aparato de cardiología para niños donado a Uruguay. Me dijo que me cobraba 300 dólares. Le dije que sí. Fuimos al aeropuerto diez horas antes de la salida del vuelo y les dije a los de Pan American que tenía que traer ese equipo, que era muy importante. Lo llevamos por unos ascensores, el mendocino Pitón hacía una fuerza brutal. Y cuando llegamos a Uruguay le pedí al director de Aduanas que me ayudara, que dejara pasar el equipo. Después dormí tres días seguidos, estaba totalmente agotado. Pero lo genial fue cuando lo enchufé y anduvo.

-¿Qué lo llevó a ser candidato a presidente en 1994?

-La gente decía que no había nadie a quien votar, y me pareció bueno usar la fama de los Andes al servicio de un movimiento nuevo. Pero descubrí que hay una relación perversa entre los políticos y la gente: los mismos que los critican son los que después les piden favores. Son ellos los que los corrompen. Y si uno no acepta esos códigos, no progresa en política.

-Su discurso también chocaba a mucha gente. Usted decía que los uruguayos se quejan pero que acá nadie pasa hambre de verdad.

-Así es. Hambre es cuando no hay nada para comer. Pero a veces la gente no está pronta para que les digas ciertas cosas. Todo tiene que ser políticamente correcto. Yo también decía que no me importa que los ranchos sean de barro mientras tengan computadora: quería apostar a la inteligencia. La gente se detiene en el consumo, el zapato de marca, se deslumbran con la burguesía. Persiguen lo que no es importante. Lo importante es el progreso de la mente, la inteligencia, los principios y los valores. Nadie es más que nadie si no hace más que nadie. Son las acciones las que cuentan.

-Usted dice que la cordillera le dejó algunas certidumbres respecto a cuáles son los principales valores. ¿Cuáles son?

-La honestidad, el coraje, la tenacidad, la inteligencia.

-¿La fe?

-La confianza. Son las cualidades al servicio de los valores y los principios éticos. Y una gran dosis de alegría de vivir. Lo importante es que cada noche puedas acostarte en paz.



Entrevista de Leonardo Haberkorn. Publicada en la revista digital chilena Veinte Mundos, en mayo de 2010




El aeropuerto ya tiene el nombre de un valiente

Cesáreo Berisso, pionero de la aviación, aeropuerto de Carrasco
Algunos quieren que se llame Carlos Gardel. Otros Mario Benedetti. Otros Wilson. Todos pretenden cambiarle el nombre al aeropuerto de Carrasco, que se llama Cesáreo Berisso.
La más entusiasta es la opción Benedetti. Incluso hay un proyecto en el Parlamento para que el aeropuerto lleve el nombre del best seller. Lo presentó la diputada oficialista Daniela Payssé y cuenta con el apoyo de muchos legisladores del Frente Amplio: “(Benedetti) fue una especie de embajador de Uruguay en el mundo, difusor de nuestra literatura. Le escribió al amor, al exilio, a la patria, al dolor y la solidaridad", dijo Payssé a la agencia Reuters. Miles de personas apoyan la iniciativa en un grupo creado con ese fin en Facebook.
Sin entrar a considerar los merecimientos de Gardel, Wilson y Benedetti, llama la atención la ligereza con la que todos parecen olvidar que el aeropuerto ya tiene nombre.
Quizás no sea para extrañarse: si los legisladores votaron la ley que liberó de toda culpa a los Peirano sin tener la menor idea de lo que estaban haciendo, qué se puede esperar del debate acerca del nombre de un aeropuerto.
Cesáreo Berisso fue un pionero. Sin embargo, las crónicas que hablan de esta noticia a veces ni siquiera lo nombran. En otros casos, apenas se lo define como “el primer hombre que sobrevoló el Uruguay”. No queda claro si es por ignorancia o para allanar el aterrizaje de Súper Mario en la pista de Carrasco.
Decir que Berisso fue “el primero en sobrevolar el Uruguay” no es falso, pero es injusto porque deja de lado los hechos principales.
El famoso primer vuelo sobre el Uruguay, Berisso lo realizó el 22 de junio de 1913, desde Los Cerrillos a la playa Malvín, a bordo de un biplano que más parecía “una gran cometa de tela y madera cruzada por todos lados con alambres, arriostramientos, cuerdas y palancas”, según lo describe Juan Maruri en el libro 75 aniversario de la Fuerza Aérea Uruguaya. Estuvo una hora y 15 minutos en el aire, a bordo de aquella cometa.
En 1916 ganó un raid entre Buenos Aires y Mendoza piloteando un avioncito que hoy se exhibe en la nueva terminal del aeropuerto. Vale la pena detenerse cinco minutos frente a aquella nave para captar en toda su dimensión la valentía de Berisso y la de todos los pioneros que, en diversos lugares del mundo, forjaron el nacimiento de la aviación.
Pero, aún siendo mucho, esa tampoco fue su principal hazaña.
Cuenta Maruri que Berisso, que formó a una generación entera de nuevos pilotos, tenía una “fantástica capacidad de hacer”, un entusiasmo inagotable y una salud que lo ayudaba en cada desafío que decidía enfrentar.
En 1929 se impuso unir en un vuelo Montevideo y Nueva York. “Hubiera sido una empresa loca y absurda para cualquiera que no fuera Berisso”, dice Maruri. Para llevar a cabo esa quimera, Berisso diseñó un avión y lo construyó enteramente en Uruguay. Todas las piezas, salvo el motor, fueron diseñadas por Berisso y fabricadas en el país. Al terminar la tarea bautizó al avión “Montevideo”. Cuando se subió para partir rumbo a Nueva York marcó un nuevo hito histórico: fue la primera vez en toda América Latina que alguien se atrevió a iniciar un gran raid aéreo a bordo de un avión de fabricación artesanal.
El Montevideo despegó y voló como cualquier avión europeo o norteamericano. Fue atravesando fronteras y, cuando volaban sobre Colombia y se había cumplido medio viaje, el motor falló. Berisso debió realizar un aterrizaje de emergencia en la selva. Uno de los tripulantes se partió el fémur y todos los demás resultaron ilesos. El Montevideo se incendió.
De regreso a Uruguay, Berisso no se rindió y fabricó otros dos aviones uruguayos con el mismo modelo que había volado hasta Colombia: el Montevideo 1 y el Montevideo 2. Nunca más nadie repitió la hazaña de inventar, diseñar y fabricar un avión en Uruguay y tripularlo hasta Colombia. Y eso fue en 1929.
Supongo que es suficiente, aunque queda todavía una historia más. En 1935 cuando se celebraron los 400 años de Lima, Berisso se subió a bordo de una pequeña nave de los años 20 y tras atravesar la cordillera de los Andes llegó a Lima y la bombardeó con millones de volantes que llevaban una poesía dedicada al Perú. Luego volvió a sortear la cordillera y regresó sano y salvo al Uruguay.
Seguro que Gardel, Wilson y Benedetti tienen sus méritos. Pero Berisso representa como pocos a un Uruguay que no era un “paisito”. Berisso encarna a un país que se pensaba grande y se atrevía a diseñar, fabricar y volar sus propios aviones, a lanzarse a conquistar Nueva York, la cordillera o lo que fuera, sin miedo a los aterrizajes de emergencia.
No sé si ese Uruguay llegó a existir, pero lo que sé es que Berisso no se detuvo a pensarlo, ni a quejarse.
Hoy no contamos con muchos ejemplos de aquel coraje.
No creo que sea buena idea borrar lo poco que va quedando.

Publicado en la edición de noviembre de 2010 de la revista Freeway.
el.informante.blog@gmail.com

29.9.10

Günter Wallraff: El francotirador

Wallraff, Cabeza de turco, racismo, Alemania, periodismoA fines de 1989, tras mucho intentarlo y perseguirlo, pude entrevistar al genial periodista alemán Günter Wallraff, en su casa de la ciudad de Colonia (Koln). Su reciente libro Cabeza de Turco había provocado un impacto mundial. Durante dos años había vivido disfrazado como turco en la próspera Alemania para contar cómo era la vida que llevaban los inmigrantes. La entrevista se publicó en la edición de marzo de 1990 en la revista Punto y Aparte.







"Yo no era un turco auténtico, eso es cierto. Pero hay que enmascararse para desenmascarar a la sociedad, hay que engañar y fingir para averiguar la verdad.
Günter Wallraff". Fragmento de Cabeza de Turco



El tren atravesó Duisburg sin detenerse. Con puntualidad europea, llegaría en pocos minutos a Colonia, donde vive Günter Wallraff.

No había sido fácil concretar la entrevista. Las amenazas, los juicios que sucedieron la publicación de Cabeza de Turco, han hecho del paradero de Wallraff un secreto bien guardado. Sus editores se niegan a dar su teléfono, su dirección o cualquier otra pista.

“Usted llevará un diario holandés. Yo tendré una edición en español de Cabeza de Turco. Nos encontraremos en la puerta principal de la Estación Central, al lado de una gran librería”, dijo el camaleón cuando por fin lo ubiqué.

En los andenes de la estación de Duisburg la gente miró indiferente el paso del ferrocarril. Cuando Wallraff no fue Wallraff estuvo allí y encontró un graffitti para su libro: “Dejen de experimentar con animales… para eso están los turcos”.

 
 "Entre nosotros, en nuestra democracia, se da una parcela de apartheid. Mis vivencias han superado, en un sentido negativo, todas mis expectativas".
Fragmento de Cabeza de Turco

 
El encuentro se cumplió tal como estaba previsto, aunque Wallraff llegó algo, apenas, retrasado. Lo acompañaba un periodista sueco, director de un diario de Estocolmo. El nórdico llevaba una cámara y no paraba de fotografiar al alemán. Wallraff, de lentes, posaba con su pelo muy corto, jeans y buzo gris oscuro, championes negros y campera negra. Por alguna razón, sus ropas de rockero dark no lucen anacrónicas pese a sus 46 años.

Ya en casa Wallraff atiende a su colega y amigo sueco. Con una taza de café espero en su biblioteca. Es una gran sala pintada de blanco. Una pared entera está ocupada por sus libros, ordenados en nueve grandes estantes. Los tres de arriba están dedicados a las diferentes traducciones de su obra. Cabeza de Turco ha sido editado en 22 lenguas. Los otros seis estantes contienen una selección variada, rigurosamente ordenada por orden alfabético. Desde Bukowski a García Márquez, pasando por las Memorias del fuego de Galeano.

Entre los libros está el trofeo que la BBC otorgó a la película que se filmó sobre su investigación acerca de los turcos: “Lowest of the low, mejor film extranjero 1987”. Hay también una pequeña fotografía de Alí Sinirglioglu, un turco que se arrastró lowest of the low durante dos años y que hoy ni ha muerto ni existe.

La charla de Wallraff con Arne Ruth, director del Dagens Nyleeter, finaliza y el camaleón se disculpa diciendo que no le queda más tiempo. “Podríamos hacer la entrevista mientras almorzamos en un restorán griego, acá a la vuelta”, sugiere.

Wallraff encarga comida helénica y cerveza para todos. En uno de sus anteriores personajes ya estuvo en Grecia, preso.


“Se encadenó a una verja en Atenas pidiendo libertades para el pueblo porque quería conocer cómo era la represión en la Grecia de la dictadura militar; y el papel le salió tan bien que fue detenido, torturado, y pasó tres meses en la cárcel”.
Rosa Montero, en el prólogo de la edición española de Cabeza de Turco

 
Wallraff se levanta de la mesa cada cinco minutos para hablar por teléfono. Se muestra, además, como un buen bebedor de cerveza. El sueco, que domina el alemán, ayuda en la traducción. El camaleón no se distingue por su buen inglés.

-¿Cómo se sentía siendo torturado en Grecia? ¿Feliz por estar logrando lo que se había impuesto como periodista?

-Bueno, yo sabía a lo que me exponía. Fui preparado y llevé conmigo algunas medicinas para reducir el dolor. Pero, sí, de todos modos allí me sentía como una especie de Cristo.

-¿De Cristo?

-Sí, de Cristo.

-¿Es católico?

-No. Más bien me veo como una especie de budista, que ve a Dios reflejado en todas las cosas. Pero no, no soy miembro de la Iglesia. No en este país.

“Asumió la personalidad de un fabricante de napalm, católico y con escrúpulos de conciencia, y en calidad de tal preguntó a 11 sacerdotes y obispos si podía continuar con su trabajo o si éste era intrínsecamente inmoral: y todos le aconsejaron que siguiera”.
Rosa Montero, opus cit.



-¿La decisión de cambiar de personalidad es simultánea a la decisión de escribir?

-No. Yo trabajaba en la misma fábrica en que lo hacía mi padre. En 1963 fui llamado a prestar el servicio militar y me negué. Mi condición de objetor de conciencia no fue reconocida y me internaron en un hospital psiquiátrico. Allí comencé a escribir unos diarios que más tarde serían publicados.

-¿Y ahora se considera un actor, un periodista o un escritor?

-No soy un buen actor. Soy un buen médium, un intermediario, un oyente. Me gusta introducirme entre la gente y escuchar las cosas de las que hablan normalmente, que no son las mismas que cuando se les pone un micrófono delante. Un actor trabaja con situaciones creadas por alguien. Yo trabajo con la realidad, y trato de modificarla, de influir en ella. Quizás mi trabajo sea más parecido al de un director de una obra que al de los actores.

-¿Cómo puede cortar los vínculos con su familia y amigos durante períodos tan largos?

-Bueno, algún tipo de contacto mantengo. Pero son verdaderamente muy escasos mientras estoy en un rol. Ellos tienen que tener paciencia, y esperar que yo vuelva. Mientras fui Alí iba a mi casa solo como una visita ocasional.

-¿Cuándo decidió realizar esta última transformación?

-Hace diez años, durante una huelga en la fábrica Ford, conocí a unos operarios turcos y vi sus condiciones de trabajo. Entonces decidí hacer algo al respecto. Desde entonces el problema de los inmigrantes y el racismo han crecido. La atmósfera respecto a los extranjeros se ha enrarecido en Alemania Federal. Hoy es una realidad palpable en este mismo barrio de Colonia. Ha habido casos muy dramáticos en los que los extranjeros se han llegado a suicidar.


“…bajo las peores condiciones de formación de polvo, tenemos que levantar —sin máscaras— el polvo de hierro encostrado. Tendidos de lado en el suelo, reptamos por los intestinos de la máquina entre constantes insultos. El fragor de los atronadores aparatos de aire comprimido retumba en los angostos pasadizos de acero y se mete dolorosamente en los oídos. Los dispositivos para proteger los oídos son aquí todavía desconocidos. Los ojos escuecen y todos, a cual más, moquean, tosen y resoplan. Es el infierno. Más adelante me cuenta Mehmet que, en situaciones como ésas, uno prefiere pasarse meses en la cárcel antes que tener que soportar una cosa así unas horas. En semejantes situaciones se dedica uno a imaginar para Adler las peores formas de muerte e incluso se llega a tomar la decisión de jugárselo todo a una carta y lanzarse a desvalijar una casa o incluso atracar un banco.(…) Las rodillas, a pesar de los pantalones de trabajo, han llegado a sangrar por las rozaduras, y los guantes de trabajo se han desgarrado. No hay manera de que el transbordador quede desatascado. Se hacen la una, las dos, las tres. Nos vemos obligados a golpear como locos con nuestros pesados aparatos y a tragarnos toda clase de partículas (…)
Yüksel se atreve a implorar una máscara antipolvo al capitoste de Thyssen, el cual responde impasible: «De eso aquí no tenemos. ¡Lo que debéis hacer, maldita sea, es terminar de una vez!». A las 18,15, al cabo de doce horas, concluye para nosotros ese turno asesino. Ya en la furgoneta, y sentados en incómodas posturas sobre las herramientas, la mayoría presa del agotamiento, comenzamos a dar cabezadas de sueño. En lo que a mí (Alí) respecta, desde la realización de esta tarea tengo los bronquios dañados de forma casi crónica. Y aún hoy en día —seis meses más tarde— cada vez que escupo tras un acceso de tos, la saliva sigue siendo negra".
Fragmento de Cabeza de Turco



-Cuando comenzó a ser Alí, ¿esperaba encontrar una realidad tan dura como la que le tocó vivir?

-No. Esperaba sí encontrar problemas, porque sabía que los turcos los tenían. Pero a medida que fui investigando fui descubriendo que los problemas no eran los que yo suponía. Nunca imaginé encontrar una sujeción psicológica tan fuerte, mayor aún que la explotación económica.



"Resulta doloroso comprobar cómo en el autobús repleto permanece vacío el asiento contiguo al que uno ocupa".
Fragmento de Cabeza de Turco



-El racismo y la xenofobia han crecido últimamente en Europa. Sin embargo, el fenómeno resulta más preocupante en Alemania, por lo reciente del genocidio judío.

-Es cierto que nuestra historia le da una especial gravedad a lo que aquí sucede con los turcos. Pero es un problema de toda Europa. Los árabes la pasan muy mal en Francia. Incluso los turcos la pasan aún peor en Gran Bretaña que en Alemania. Creo que el mayor problema es que las personas no racistas, las que no tienen prejuicios contra los extranjeros, no tienen el coraje cívico para enfrentar estas situaciones. Por otra parte, la mayoría de la población tiene contactos muy escasos con los inmigrantes.



“Yo (Alí): Quieres decir que el Estado mejor entonces que ahora...
Alfred: Era una dictadura total, pero para mí era mejor que lo que hay hoy, este montón de cerdos con los que estoy.
Yo (Alí): Oye, ¿por qué vosotros asesinado judíos todos?
Udo (queriendo actuar como apuntador de Alfred): Porque eran extranjeros".
Diálogo entre Alí (Wallraff) y dos compañeros de trabajo alemanes sobre la época nazi. En Cabeza de Turco.




-¿Cree que Alemania ha aprendido la lección del racismo?

-La generación que vivió durante la Segunda Guerra Mundial está muriendo, o vive en posiciones muy lejanas al poder. Existe una tendencia a no estudiar lo sucedido en aquel período. Aquellos que se opusieron en Alemania al nacionalsocialismo, los comunistas, los izquierdistas, los obreros, nunca fueron verdaderamente rehabilitados. No se ha reconocido el papel que en aquel momento jugó la oposición. Y eso es también parte del problema. Es necesario saberlo para intentar comprender lo que hoy sucede.

"Alfred, especie de portavoz de los alemanes, interviene furioso en un descanso, porque los compañeros turcos hablan entre sí en turco: «A ver si hacéis el favor de hablar alemán, si es que tenéis algo que decir. En Alemania todavía se habla un alemán decente. Cuando volváis a casa, y ojalá que eso suceda pronto, podréis hablar todo el tiempo que queráis vuestro idioma de mierda, allí, en el culo del mundo, que es lo vuestro»".
Fragmento de Cabeza de Turco



"Mejor ser un cerdo SS que un cerdo turco. Nunca ha habido mejor alemán que Adolf Hitler" 
Graffitti en un baño de la empresa Thyssen, donde trabajó Alí



-¿Cree entonces que todo puede volver a repetirse?

-La historia nunca se repite a sí misma. Hay tendencias similares, pero no volverá a suceder tal como ocurrió en la Segunda Guerra.

-¿Cuál fue la reacción de la opinión pública alemana luego de la aparición del libro?

-El primer efecto fue de shock. Se realizaron grandes discusiones públicas. Incluso el asunto llegó al Parlamento. Los sindicatos, los socialdemócratas y los verdes pretendieron prohibir a las empresas denunciadas la contratación de mano de obra extranjera. Estas demandas llegaron al gobierno, pero las leyes vigentes hicieron imposible su concreción. Hay que reconocer que pese a la repercusión del libro, las estructuras generales se mantuvieron intactas. Sin embargo hubo algunos avances concretos: las grandes compañías como Thyssen dejaron de forzar a sus trabajadores a realizar jornadas de 16 horas. También aumentaron los controles sobre las normas de salud y seguridad de los obreros.

 
"Al tercer día de trabajo, tras las tareas en la freidora, la plancha y la barra, yo (Alí) me convierto en un eficiente y avezado «oficial de lunch»: mi cometido consiste en retirar envoltorios y restos de comida de las mesas y en limpiarlas pasándoles un trapo. Aquí se trabaja con dos trapos, uno para el tablero de las mesas y otro para los ceniceros. Pero a menudo, con las prisas que se nos imponen, ya no es posible distinguir un trapo de otro, aunque ello no molesta a nadie, dado que con frecuencia hay que limpiar también los retretes con el mismo trapo".
Alí en la hamburguesería Mc Donald´s de Hamburgo, relatado en Cabeza de Turco



-¿Cree que un periodista puede enfrentar con éxito los grandes problemas de nuestra sociedad?

-Siempre hay que trabajar más. Insistir. Permanecer como guardián de lo que uno ha descubierto, para que se reconozca como cierto. El hecho de que las grandes compañías denunciadas en el libro, como Thyssen o Mc Donald´s hayan perdido todos los juicios que iniciaron en mi contra ha reforzado, en este caso, la verdad de la denuncias. Han debido pagar cifras millonarias, los fallos no fueron meramente simbólicos. Ellos han comprendido que los riesgos que corren son grandes, y han aumentado sus cuidados. Y se ha demostrado que escribiendo todavía se puede hacer algo.

-Usted observó los problemas de los inmigrantes turcos y dedicó dos años de su vida a investigarlos. ¿Qué otros asuntos le preocupan?

-El mayor problema de nuestra sociedad es que día a día se agranda la brecha entre ricos y pobres. Cada día los ricos controlan una porción mayor de la economía, mientras que los pobres acentúan su dependencia y sobreviven. Lo que hoy sucede en Europa es que dos tercios de la población vive muy bien, mientras que el tercio restante está sumergido. En Alemania eso se verá agravado con el flujo de inmigrantes de Alemania Oriental. Y todo ello ha sido muy bien capitalizado por el Partido Republicano, ultraderechista, que ha captado hasta el 20% de los votos en algunas regiones, denunciando estas desigualdades.

-¿Piensa de dedicarle a ello su próximo rol?

-No. Pero estoy colaborando con algunos periodistas jóvenes que utilizan mi método para que sean ellos quienes lo hagan.

-¿Ha hecho escuela?

-En Alemania muy poco. En otros países, sí.

(Interviene el periodista sueco)

-En Suecia “wallraff” se utiliza como verbo, para designar la acción de disfrazarse para hacer periodismo.

El camaleón se levanta nuevamente para hablar por teléfono y la entrevista se interrumpe. Los clientes habituales del restorán lo reconocen y lo saludan. Uno se acerca a sus espaldas y le apoya el dedo índice en la espalda, simulando un revólver:

-¡Queda detenido en nombre de la ley!

Wallraff vuelve y pide más cerveza.

-¿Está casado?

-Sí… digo, no. (Se ríe). Estaba.

-¿Cuando comenzó su vida de turco aún lo estaba?

-Sí.

-¿Qué le dijo su esposa cuando le anunció que durante dos años dejaría de ser Wallraff para ser un inmigrante?

-Fue un gran problema. Durante esos dos años yo solo podía visitarla en forma ocasional. No es fácil hacer este tipo de trabajo cuando se vive con otra persona. Durante el período en que fui Alí tuvimos una hija. Al igual que a mi esposa, yo solo podía verla en forma muy esporádica. La situación se volvió muy difícil y la distancia con mi mujer se agrandó. Ella me pidió que cambiara mi modo de trabajar. Me dijo que mientras fui Alí había vivido el peor momento de su vida. Quería que Alí fuera el último rol que adoptara. Pero no había elección posible. (Abre bien sus grandes ojos). Yo no podía aceptar sus deseos. Vivir en un rol me hace sentir más auténtico, más yo mismo. Más intensamente yo.

-¿Cómo es posible sentirse más uno mismo viviendo la vida de otro?

-La vida que puedo llevar ahora que soy un escritor famoso, un autor reconocido, es más ficticia que la llevo cuando me interno en uno de mis personajes de supuesta ficción. Porque como autor debo vivir de acuerdo a als expectativas que se tienen acerca del comportamiento de un escritor. La gente se comporta demasiado amigablemente y con demasiado respeto frente a alguien famoso. Y para escapar de ello debo sumergirme en otros roles y otras situaciones.

"Alí expone su problema. Como consecuencia de su trabajo en la industria elaboradora del amianto (fábricas Jurid) ha contraído cáncer bronquial y pulmonar. El médico le ha dicho francamente que morirá sin remedio dentro de dos meses. Su presencia aquí obedece al deseo de arreglar el asunto del ataúd y de su traslado a Turquía. (…) La mujer de las pompas fúnebres ni siquiera pregunta cómo se encuentra (…)
La mujer: En lo tocante al traslado por vía aérea, depende también de cuánto pese usted. El ataúd tiene que ir dentro de una caja de transporte y se pesa todo junto. El precio se fija en función del peso y del lugar de destino...
Yo (Alí): Ser lejos en la Turquía, montañas de Rasgar junto frontera rusa.
La mujer: Todo dependerá, probablemente, de si el viaje es por carretera o por avión. Desde luego, tendremos que llevarle al aeropuerto y luego ir a buscarle de nuevo al aeropuerto, pues de lo contrario se quedaría usted allí. Y si hacemos el viaje de un tirón le podemos llevar directamente al lugar del enterramiento... ¿Cómo está usted registrado en el Seguro de Enfermedad?
Yo (Alí): Normal.
La mujer: ¿Cómo trabajador o como pensionista?
Yo (Alí): Estar enfermo más de un año.
La mujer: ¿Ha trabajado últimamente y después se puso enfermo?
Yo (Alí): Sí, en fábrica de amianto, no a mí dar máscara ninguna...
La mujer (interrumpiéndome con enojo): Eso aquí no viene al caso".
Fragmento de Cabeza de Turco



-¿Cuál será su próximo rol?

-Estoy preparando un nuevo cambio de identidad, también de bien abajo, bien sumergido. La situación será distinta, pero de algún modo estará vinculada a la anterior. No puedo decir nada más, ni dar detalles. Sería imposible hacerlo si la gente supiera de antemano de qué se trata. Será un trabajo difícil. Pero en ello va la posibilidad de conocer gente nueva, de hacer nuevos amigos, y de vivir de cerca sus experiencias. La gente pobre, la que debe luchar para sobrevivir, es más natural y amistosa que la de las clases altas. Me siento mejor con ellos. Mis verdaderos problemas no ocurren mientras vivo en un rol, sino cuando escribo lo que viví en él. Es entonces cuando comienzan a atacarme y debo sobrevivir a situaciones terribles. Y es en esos momentos cuando deseo estar nuevamente en un rol, con todas sus grandes dificultades, que son mucho más normales que mi supuesta vida normal. El rol es una protección en la que quiero siempre permanecer porque sé lo que viene después.

-¿Quiere decir que lo hará una y otra y otra vez?

-Sí. No tengo opción. (Los ojos le brillan). Es un instinto muy fuerte el que me obliga a continuar. Es una búsqueda. Es una droga que necesito para sobrevivir. La segunda dosis tiene que ser mayor que la primera. Es el aire que respiro. Y sin aire no podría vivir.



Entrevista de Leonardo Haberkorn
Publicada en la edición de marzo de 1990 de la revista Punto y Aparte

28.9.10

Anestesiados sin anestesia

Miles de niños uruguayos que necesitan ser operados no pueden serlo porque Salud Pública no tiene anestesistas suficientes. Solo en el hospital Pereira Rossell son 1.400 los niños rehenes que esperan. “Esta situación se repite en todos los grandes hospitales de Salud Pública”, informó el diario El Observador en su edición del viernes 24.
Es una “emergencia” dijo el presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado. Para solucionarla, la idea es contratar a un plantel de anestesistas full time. Pero el gerente general del organismo, Enrique Buccino, afirmó que tal solución hoy no se puede cumplir porque “no tenemos los fondos como para poder lanzarla”.
Lo curioso del caso es que mientras no hay dinero para contratar anestesistas, sí lo hay para generar en el Presupuesto más de 60 nuevos cargos de confianza política, incluyendo un batallón de inútiles e innecesarios delegados del presidente de la República en el interior del país. El Uruguay que no puede contratar anestesistas en su principal hospital de niños es el mismo que acaba de saturar su territorio de alcaldes. El mismo que le paga 4.000 dólares mensuales a cada uno de los nuevos ocho alcaldes de Montevideo, todos derrotados por el voto en blanco. Es el anestesiado país que ahora se apresta de tapizar el mapa de la República de decenas de nuevos cargos políticos, burócratas privilegiados, replicantes del clientelismo.
Que no se diga que el dinero falta, porque es evidente que para algunas cosas sobra.

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor
el.informante.blog@gmail.com
También sobre este tema: http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/la-pasta-base-de-la-politica.html
http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/aumento-salarial-para-algunos-ministros.html

22.9.10

Julio Bocca tiene que entender

El presidente de COFE, el sindicato de empleados públicos de la administración central, un señor llamado Pablo Cabrera, habló de Julio Bocca, un artista de fama mundial que hoy, porque los milagros existen, es director del ballet del Sodre.
Según leo en El Observador, Cabrera dijo: “Nosotros siempre estamos abiertos al diálogo, pero antes Bocca tendría que entender cómo es el manejo sindical en Uruguay y entender que se debe ceñir a las reglas que hay acá”.
Quiere decir: si Bocca fuera uno más, un cualquiera, otro mediocre, uno de esos ciclistas que nunca salió del pelotón, uno de esos tipos a los que no les importa si su trabajo sale bien o sale mal pero siempre respeta los paros, otro inútil prendido de la teta del Estado, un desgraciado que no está conforme ni con su empleo, ni con su sueldo, ni con su horario, pero es cobarde y protesta porque no tiene el coraje de renunciar y procurarse otro laburo, si Julio Bocca fuera uno más de esos, de los que hay muchos en COFE, de los miles que paran cada vez que manda el PIT-CNT sobre todo cuando toca un fin de semana largo, si fuera otro oscuro funcionario atornillado a su cargo de por vida, inamovible salvo que el Senado se reúna en sesión secreta, si su máxima aspiración fuera ascender por antigüedad, uno de esos que se escuda en un sindicato que lo defiende incluso cuando lo filman regalando mercadería de la empresa, entonces, si Julio Bocca fuera uno más de estos, un uruguayo con todas las de la ley, si entendiera cómo funcionan las cosas acá, entonces no habría ningún problema.
A veces, qué ganas de vivir lejos.


Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com

5.9.10

Aumento salarial para algunos ministros

Al mismo tiempo en que se conoció la intención del gobierno de crear 18 nuevos cargos de confianza política para que el presidente Mujica pueda tener un delegado en cada departamento del interior del país (y otros 40 puestos políticos más), se concedió un aumento de sueldos del 31% para los ministros del gobierno. Ahora ganarán unos 120.000 pesos nominales.
La noticia fue bien recibida por muchos. Un periodista radial, un buen y respetable profesional, puso en su Twitter: “Subirían sueldos al Consejo de Ministros. En buena hora. Jerarcas deben ganar acorde a su responsabilidad”.
También en Twitter otro profesional de la comunicación comentó: “Está muy bien que los Ministros ganen 5 lucas x mes. En cualquier caso, se lo merecen. El compromiso vale”.
Es cierto lo que dicen los colegas: los funcionarios de gobierno deben tener buenos sueldos y ganar de acorde a su responsabilidad, deben percibir ingresos que los alejen de las malas tentaciones, un dinero que les permita trabajar con calma y sin apremios, estudiar los problemas, tomar las mejores decisiones.
Pero los colegas han sido engañados en parte. ¿Por qué? Porque los más importantes sectores del Frente Amplio (a los que pertenecen cinco ministros) tienen topeados los ingresos de sus cuadros políticos. O sea: los salarios de sus ministros pueden subir a 100.000, 200.000 o 300.000 pesos, pero el ministro Bonomi, por ejemplo, solo podrá quedarse con unos 37.000 y el resto se lo deberá entregar al Frente y, la tajada más gruesa, al MPP.
El tope fue fijado por la Dirección Nacional del MPP el 7 de febrero. Puede verse la información en Últimas Noticias del día siguiente. La resolución dice que los 37.000 serían ajustados por el IPC, así que posiblemente hoy esa cifra sea un poquito más alta, lo que no altera las cosas.
El Partido Comunista fijó en esos días un tope aún más severo: 16.500 pesos, exceptuando a algunos dirigentes que renunciaban a un trabajo en el sector privado.
Financiar a los partidos políticos con el dinero que la sociedad destina a pagar el sueldo de sus funcionarios con la esperanza de que se desempeñen de la mejor manera es un engaño a la ciudadanía y también un manejo discrecional de los fondos públicos. Todos los partidos históricamente le han pedido una contribución a sus cuadros, pero el MPP y el PCU han llevado el sistema a un extremo perverso. Se están apropiando de los recursos que el Estado destina a mejorar su gobierno. Y, al mismo tiempo, alientan la suspicacia: ¿los aumentos salariales se deciden pensando en el Estado o en las arcas partidarias? ¿Se eligen a los mejores para cada cargo, o se prefiere a un compañero de sector cuyo sueldo topeado hará crecer el tesoro?
De hecho, gran parte del anunciado aumento salarial para los ministros será más bien un traspaso directo de dinero del Estado a las cajas fuertes del MPP y, en menor medida, al Partido Comunista. Hay cuatro ministros del MPP y uno del PCU. Lo mismo ocurre con cientos de funcionarios, incluidos los nuevos alcaldes y lo mismos ocurrirá con los famosos 18 delegados del presidente.
La noticia no debió ser “aumento salarial para los ministros”, sino: “aumento salarial para algunos ministros. Otros ganarán lo mismo, pero el MPP y el Partido Comunista embolsarán más dinero del Estado”.
El presidente José Mujica defendió la suba en las retribuciones del gabinete en su audición radial. Según El País, Mujica dijo que “si los ministros tienen 100 veces más responsabilidad, no pueden ganar cuatro veces menos (…) No se le puede pedir a la gente tanta poesía”.
¿Pero en qué quedamos? ¿Acaso quien decidió que los ministros y otros importantes funcionarios ganen solo hasta 37.000 pesos no fue el propio MPP?
Habría que crear un impuesto al doble discurso y todos saldríamos ganando.
El MPP, el presidente debe recordarlo, ha hecho alarde de sus topes salariales. Lo ha usado como argumento en la campaña electoral para pedir el voto de los ciudadanos. El actual ministro Bonomi escribió en la página Pepe tal cual es, el sitio oficial de la candidatura presidencial de Mujica, el 20 de mayo de 2009: “El MPP, apelando a una profunda convicción ética, fijó una política salarial para los compañeros que ejercen cargos políticos (…) Para que la burocracia no mate los cambios, los compañeros que ejercen cargos políticos tienen un tope, que les permita vivir tranquilamente, y que, sobre todo, no transforme la política en una carrera más”.
Lo que nunca le dicen a la gente es que el dinero que ellos no toman no lo devuelven al Estado, ni lo donan a las escuelas, los bomberos o los niños pobres. Toda esa enorme masa de dinero del Estado es volcada mes a mes al tesoro de partido.
Es la pasta base de la política. Siempre se necesita más.
A pesar de que Mujica prometió austeridad por sobre todas las cosas, los cargos de confianza se siguen multiplicando y sus salarios aumentan, mientras los topes siguen vigentes. Es un sistema encubierto y perverso, que debería ser ilegal.
Lo que son las cosas.
Un país pobre con un MPP rico.

Sobre este tema, leer también La pasta base de la política: http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/09/la-pasta-base-de-la-politica.html

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio, digital o tradicional, sin la autorización del autor.
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com

2.9.10

La pasta base de la política

Quienes nos gobiernan deben creer que somos imbéciles. Nos hablan de Uruguay como si fuera Rusia, un país gigante, inabarcable, que se extiende por dos continentes, poblado por etnias diversas, con distancias enormes y gigantescos desiertos helados que dificultan las comunicaciones y la coordinación de las cosas. Es tan inmenso el Uruguay, son tan gélidas nuestras tundras, tan tupidas nuestras selvas, tan terribles las dificultades para saber qué cosas ocurren país adentro, que nuestro gobierno se apresta a designar 18 (dieciocho) representantes que coordinen y reporten lo que ocurre en las lejanas comarcas de la patria.
El gobierno tendrá ahora un señor con un sueldo muy alto que coordinará lo que ocurre en Pando, a 20 kilómetros de la capital, y en Canelones, a 46. Otro señor, algún candidato que no llegó a intendente o a diputado, reportará desde los recónditos pagos de San José, a 93 kilómetros, o de la lejanísima Florida, a 98. Otro, algún esforzado militante, informará desde la inaccesible Minas, a 122 kilómetros. Otros coordinarán desde remotos rincones como Durazno, Maldonado y Trinidad, todos a un par de horas de viaje en auto.
De acuerdo a los argumentos que expone el gobierno, el plan es tan groseramente ridículo que indigna. ¿Qué necesita saber o coordinar el presidente que no pueda hacer con una llamada de teléfono?
El presidente ha dicho que estos cargos se crean para ayudar a combatir la burocracia, algo así como tratar de sacar una muela cariada de un balazo. Uno no sabe si reír o llorar. Recuerda a George W. Bush, que hizo la guerra en Irak para traer la paz.
La gente votó a Mujica pensando que antes de derrochar un peso del Estado, el Pepe sería capaz de subirse a su moto y llegar a donde fuera necesario para solucionar cualquier problema. Pero la moto, evidentemente, es historia vieja.
Cada uno de estos nuevos delegados presidenciales tendrá, con toda probabilidad, su oficina, su auto, su teléfono, su celular, su séquito de secretarios, prosecretarios y cargos de confianza. También sus viáticos, gastos de representación y beneficios varios. Al mismo tiempo, se planea que el Ministerio de Transporte tenga OTROS 18 (dieciocho) representantes en nuestras lejanas comarcas. El presupuesto crea más de 60 (sesenta) nuevos cargos políticos de confianza. ¿Esa es la austeridad que Mujica agitó como principalísima bandera en la campaña electoral?
Imagínense lo que será en cada pueblo un burócrata investido con la etiqueta de Representante del Presidente de la República. Qué cosa no le pedirán y qué generoso será. Cada nuevo cargo político creado es otra boca de reparto de dádivas y favores. La vieja historia del clientelismo.
Si hay algo de los que los uruguayos estamos cansados es de esto. Si hay algo en lo que todos estamos de acuerdo, es que tenemos una burocracia excesiva. Es curioso que Mujica, que se pasa hablando de la necesidad de que los uruguayos nos reunamos en nuestras coincidencias, violente de un modo tan flagrante uno de los pocos puntos en los que tal convergencia existe.
Esto no es nuevo, ni es casualidad. Hace unos meses asistimos a la creación de ocho alcaldías dentro de la modesta ciudad de Montevideo. Más del 60% de los montevideanos nos manifestamos en contra y votamos anulado o en blanco. ¿Qué pasó? Nada, el plan siguió adelante. Por aún: en un verdadero gesto de autismo político, los alcaldes fueron agraciados con un monumental sueldo de 80.000 pesos. Uno de ellos, que es edil, tuvo el rostro de votarse su propio suculento salario. Nadie dijo nada.
La mayor parte de los 80.000 pesos que cada mes cobran los alcaldes derrotados por el voto en blanco, no va para ellos sino para su sector político. El MPP, por ejemplo, permite que sus cargos políticos se queden con un máximo de 37.000 pesos de sueldo. El resto del dinero se lo embolsa el partido.
Con los delegados del presidente pasará lo mismo. La proliferación de puestos de confianza, además de su efecto clientelístico tradicional, es la máquina que cada mes lubrica con dinero contante y sonante el aparataje partidario, la pasta base de la política. Supongamos que el MPP “obtiene” doce de estos “coordinadores” y que cada uno le pasa al partido algo más de 40.000 pesos mensuales, unos 2.000 dólares para redondear. Estamos hablando de 24.000 dólares por mes que ingresan al partido, o sea 288.000 dólares por año, casi un millón y medio de dólares en todo el período de gobierno. Linda cifra para tener de reserva cuando llegue la próxima campaña electoral.
Lo que hizo que el pueblo le diera la espalda a los partidos tradicionales y en especial al Partido Colorado no fue tanto el resultado de sus gobiernos, sino el hastío con el clientelismo y el uso discrecional del dinero público, la repartija de cargos a sobrinos, esposas y ahijados, el tapar y justificar las chanchadas de los correligionarios, el llenar el estado de amigos inútiles.
¿Qué nos ofrece hoy el Frente Amplio?

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio sin autorización del autor
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com

28.8.10

No, no somos tan distintos

Debido a múltiples mensajes que me han llegado a mi correo y a través de Facebook y Twitter respecto al artículo sobre los Kirchner (“Eterna inocencia, tercera parte”) me permito agregar algunas cosas.
El artículo habla sobre los Kirchner y la relación de los argentinos con sus líderes. No es un juicio de valor sobre la Argentina en general, país que en muchas cosas nos aventaja. Tampoco refiere a los uruguayos, ni a los cubanos, los estadounidenses, los españoles, pakistaníes o afganos. Es imposible incluir al mundo entero en un solo artículo, o al menos yo no tengo esa capacidad.
No lo digo, ni lo sugiero, que los uruguayos seamos muy distintos a los argentinos. Al contrario, creo que somos muy parecidos, mucho más de lo que nos gusta asumir. Me he ocupado muchas veces de la política uruguaya y de nuestros políticos, y no suelo guardarme nada respecto a nadie, a ninguno de nuestros bandos. Muchos de esos artículos están en el archivo de este blog, bajo las etiquetas de Política uruguaya y Uruguay.
Obviamente, hay corrupción en todos lados. En Uruguay también hubo y hay, las noticias de cada día son por demás tristes y elocuentes. En Argentina se descubren más trapos sucios por varias razones. El país es más grande, se mueve más dinero, eso es obvio. Pero, además, allí no existe nada parecido al corporativismo que hay en Uruguay entre los políticos y muchos politólogos, académicos y periodistas: basta ver a todos los que hoy andan por ahí bajándole los decibeles al caso Gonzalo Fernández, como si de un minúsculo descuido se tratara, y como si éste fuera su primer escándalo. A eso, que no es poco, hay que agregar que en Argentina el periodismo investiga mucho más que en Uruguay, sus compromisos son mucho menores que los que existen acá, y los grandes medios se atreven a contratar periodistas incómodos y no como en la República Oriental, donde por cosa que escribís te ligás un rezongo, la censura lisa y llana y hasta un despido.
Por algo escribo en un blog, a costa de mi bolsillo.
Hechas todas estas aclaraciones, que los buenos artículos no merecen, lo que escribí sobre los K es lo que pienso.

27.8.10

Eterna inocencia, tercera parte

Leopoldo Galtieri invadió las Malvinas como un gesto desesperado por revertir la mala imagen de su gobierno y lograr que la dictadura continuase en el poder.
Puede parecer descabellado y lo fue, pero en principio la jugada no le salió mal: cientos de miles de argentinos, representantes de una abrumadora mayoría, fueron a la Plaza de Mayo a vivarlo como a un campeón. Claro, hoy a nadie le gusta recordar que semejante personaje de manos sanguinolentas fue, por unos días, el mayor héroe de la nación. Nadie estuvo ese día en la Plaza de Mayo.
Hoy, a la luz del escandalete de Papel Prensa, parece evidente que el matrimonio K. desempolva viejos temas de hace treinta años haciendo cálculos como Galtieri los hizo, entre whisky y whisky, en 1982.
Los K., como los militares entonces, quieren ganar tiempo en el poder. El tiempo es muy importante para el matrimonio K. entre otras cosas porque cada año que pasan en la Presidencia su patrimonio crece en millones de dólares, como se ha demostrado. El modo en que se ha enriquecido esta pareja presidencial, suerte de Pimpinelas de la política y del Progresismo, amigos de nuestro presidente, no recuerda ya a Galtieri, sino a Carlos Saúl Menem.
Cuando los argentinos lo reeligieron, toda la inmoralidad que rodeaba a Menem y su séquito estaba a la vista, rompía los ojos. Sin embargo, allá fue la mayoría a votarlo, a darle un segundo mandato, a renovar el contrato con la corrupción, la pizza con champán y el baile con las odaliscas.
Después, cuando el castillo de naipes se derrumbó y el pillaje quedó a la vista, nadie fue. Salvo excepciones, ningún argentino dice hoy: yo voté dos veces a Menem. Lo mismo que aquella tarde en que Galtieri fue coronado en la Plaza de Mayo, nadie estuvo, nadie fue, nadie tiene nada de que arrepentirse.
Con los K. pasará lo mismo. Ya llegará el día en que la feroz propaganda, las enconadas luchas contra molinos de viento y el ejército de alcahuetes (uruguayos incluidos) no podrán ocultar como la democracia argentina se ha rebajado en estos años, mientras el matrimonio presidencial llenaba sus depósitos bancarios de millones y millones de dólares, como si de cambio chico se tratara.
Ese día va a llegar. Y cuando llegue, nadie habrá sido. Como ocurrió con Galtieri, como ocurrió con Menem, todos en Argentina serán inocentes y dirán: ¡Qué horror! ¡Cómo pudo pasarnos esto!

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio sin autorización del autor.
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com

25.8.10

Yo sé que hay temas más importantes

El 11 de noviembre de 2009 tuve un pequeño problema de salud y estuve tres días internado. Luego me enviaron a mi casa con la consigna de pasar una semana en reposo, sin ir a trabajar. En esas jornadas de descanso obligado aproveché para hacer muchas cosas postergadas. Una de ellas fue reclamar a la Intendencia de Canelones por el alumbrado de mi calle, que llevaba semanas en la más absoluta oscuridad porque los tres focos habían dejado de funcionar ya desde antes de mi internación.
Le hice el reclamo a W., un amable funcionario que atendía el teléfono en la sección de alumbrado público y siempre se disculpaba por las inexplicables demoras de la Intendencia de Canelones en arreglar algo tan sencillo como unos focos.
Han pasado casi diez meses de mi reclamo. En ese lapso el 2009 se fue y vino el 2010, se celebró la segunda vuelta de las elecciones nacionales, Mujica fue electo presidente del Uruguay, Lacalle tuvo que archivar su motosierra, Bordaberry se adueñó del Partido Colorado, el misterioso Saúl Feldman se hizo matar en su casa en Shangrilá con su arsenal y sus secretos a cuestas, hubo elecciones municipales y ganó una Heladera, un terrible terremoto destruyó Haití y luego otro se ensañó con Chile, Peñarol volvió a salir campeón uruguayo, Mujica asumió la presidencia, Calamaro cantó en el Velódromo, robaron a mi vecina de enfrente y luego a la de la esquina, Uruguay salió cuarto en una Copa del Mundo, Forlán ganó el Botín de Oro, los piqueteros de Gualeguaychú desalojaron el puente, estalló un escándalo de corrupción en la Armada, los Peirano quedaron libres de toda culpa (Gracias Gonzalo), el Inter de Porto Alegre salió campeón de la Libertadores, se confirmó que los Pixies actuarán en Montevideo, nos enchufaron el sistema de alcaldes y al hijo de Sonia Breccia, se publicaron dos grandes libros de Jorge Burel y Marcello Figueredo, la selección de básquetbol clasificó a los Panamericanos, Santos ganó las elecciones en Colombia, Natalia Oreiro se suicidó artísticamente en un aviso de tv, Nadal volvió a ser el número uno del tenis del mundo y Obama comenzó a retirar a sus tropas de Irak.
En ese lapso, yo pagué casi diez meses de alumbrado público. Carámbula fue reelecto intendente de Canelones. Y W. – el amable funcionario municipal que recibía mis reclamos- ya no atiende más el teléfono. Murió.
Todo eso ocurrió y muchas cosas más también. El mundo entero cambió.
Pero hay dos cosas que permanecen invariables. Una es la desvergüenza -lindante con el delito- de la Intendencia de Canelones, que cobra por servicios que no presta. La otra es mi calle. Siempre a oscuras.


17.8.10

Sobre los Hitlers uruguayos

En 2007 publiqué un artículo sobre los uruguayos que llevan el nombre Hitler en la revista peruana Etiqueta Negra. El artículo se reprodujo luego, con autorización, en distintos medios de Holanda, Bélgica, Estados Unidos, Israel y en el diario Plan B de Uruguay. También integra un volumen con los mejores artículos de Etiqueta Negra y el libro Crónicas de sangre, sudor y lágrimas.
Ahora a un periodista de la agencia EFE se le ocurrió "hacer" la misma nota. Las similitudes son tan evidentes como groseras. Lamentablemente medios como Montevideo.com y Observa reproducen el cable de EFE. Pongo los links para que cada uno saque sus conclusiones:

http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2009/07/el-ultimo-hitler-uruguayo.html
http://www.observa.com.uy/vida/nota.aspx?id=100930&ex=25&ar=3&fi=1&sec=14
http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_117393_1.html

8.8.10

La peluquería mejora, la educación no

Leyendo diarios del departamento de San José del siglo XIX, como parte de una investigación sobre otro asunto, encontré dos textos que me llamaron la atención.
El primero es un aviso de 1867:
“En la peluquería de Don Antonio Castillo frente al Hotel de Mansanes hay un buen surtido de sanguijuelas hamburguesas superiores que se van a colocar y se venden a precios arreglados”.
El segundo es una noticia de 1882:
“Tal es el hambre de algunos maestros de escuela que cuando los niños llevan algo que comer, se lo decomisan so pretexto de estar prohibido; formando esto para ellos un opíparo banquete”.
Como se ve, algunas cosas en Uruguay han cambiado mucho.
Y otras no.

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio sin autorización del autor
Derechos exclusivos Blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com

14.7.10

Imagine, versión uruguaya

Imaginate que 12 presos políticos murieran quemados en una cárcel cubana.
Imaginate que 12 palestinos del Hamas murieran quemados en una cárcel de Israel.
Imaginate que 12 presos políticos hubieran muerto quemados en una cárcel de la dictadura militar.
Imaginate que 12 presos hubieran muerto quemados en una cárcel en un gobierno del Partido Colorado.
Los 12 presos murieron quemados, en un incendio, en la cárcel donde estaban encerrados. Pero no eran cubanos, ni palestinos, ni ocurrió en la dictadura militar, ni bajo un gobierno blanco o colorado. Eran uruguayos y el gobierno del Frente Amplio.
Entonces, tranquilos. No pasa nada.


el.informante.blog@gmail.com

6.7.10

El mundo lo vio así

La prensa internacional comentó así la semifinal de la Copa del Mundo entre las selecciones de Uruguay y Holanda.

“En un emocionante partido de grandes goles, la Naranja Mecánica vence 3-2 a Uruguay”.
Expreso, México.

“Con la misma dignidad que mostró a lo largo de todo el Mundial, Uruguay despidió su ilusión de sumar su tercer título”.
Clarín, Argentina.

“Sin negar la tradición de lucha y valentía, los uruguayos intentaron el gol del empate hasta el pitazo final del árbitro, en un final emocionante”.
Zero Hora, Brasil.

“Si el fútbol fuera coraje y valentía, quizás se estaría hablando de la clasificación de Uruguay a la final”.
El Tiempo, Colombia.

“Uruguay cayó con toda la dignidad posible, en su mejor partido, plantando cara hasta el final, jugándole de tú a tú a la potencia holandesa, exprimiendo todos sus recursos, viéndose perjudicada por un gol de Sneijder en fuera de juego de Van Persie que no vio el árbitro. Con la cabeza muy alta”.
El País, España.

“Holanda llegó a la final, pero nada empaña el esfuerzo uruguayo”.
Cancha llena, Argentina.

"Uruguay fue digno adentro y afuera de la cancha. Se fue con toda la bronca por haberse quedado sin final, pero hicieron la procesión con la tranquilidad de haber dado todo y no haber llorado nada".
Diario Olé, Argentina.

"Uruguay murió con una enorme dignidad, logrando que el rival pidiera la hora pese a que ya no estaba Forlán".
Blog Planeta Axel, Marca.com, España.

"Uruguay se fue con la frente en alto".
La Nación, Argentina

"Uruguay cayó de pie. Y con orgullo".
Revista Veja, Brasil.

"Mirando el partidazo hecho por Uruguay frente a Holanda, me sentí con más ganas de ser uruguayo. Me identifiqué con su entrega, con su hombría sin llanto, con su garra, con su planteo estratégico, con su humildad, con su orden, con su falta de soberbia, con su sencillez para entender que el fútbol es un trabajo en equipo, con un director técnico trabajador, serio, talentoso. Los argentinos tenemos mucho para aprender de nuestros vecinos".
Portal Urgente 24.com, Argentina

"La derrota de Uruguay por 3-2 fue heroica, pues el equipo charrúa dio pelea durante todo el partido y solamente perdió por un lapso de desconcentración de tres minutos".
El Comercio, Ecuador.

"Un equipo que aún vencido, sale del Mundial dignificado".
Blog Terra dos espantos, Portugal.

"La actuación uruguaya en este torneo ha sido memorable. Fueron un equipo sólido, confiado y valiente, que aun con bajas en la alineación y en circunstancias desfavorables supo mantener el orden, luchar con armas limpias y no deponer nunca su legítima ambición".
Blog La lectora provisoria, Argentina.

“Duele haberlos visto caer, pero no duele tanto cuando se cae con dignidad y peleando hasta el final”.
El Comercio, Perú.

4.7.10

El golero de Ghana somos nosotros

En la Copa del Mundo de 2006 Argentina y Alemania se enfrentaron en cuartos de final.
El partido terminó empatado 1 a 1 y se definió por penales. Los alemanes habían sospechado que algo así podía ocurrir, así que en los días previos al partido el entrenador de arqueros Andreas Köpke (o Koepke) –colaborador del técnico Jürgen Klinsmann- se dedicó a estudiar qué futbolistas argentinos pateaban penales y cómo lo hacían.
El resultado se anotó con lápiz en un papelito que el golero alemán Jens Lehmann tenía en su portería cuando comenzó la definición por penales y hoy se atesora en un museo. Antes de cada remate argentino, Lehmann miraba el papelito. Atajó así dos penales, uno a Roberto Ayala y otro a Esteban Cambiasso. El arquero argentino, en cambio, no tenía ningún dato similar. Alemania ganó 5 a 3 y dejó a la selección argentina fuera de la Copa del Mundo.
Lo que hizo el viernes el Loco Abreu no fue una locura ni una genialidad. Fue una apuesta.
Cuando caminó hacia la pelota para patear el penal decisivo en el partido entre las selecciones de Uruguay y Ghana, Abreu debió pensar solo en una cosa: Kingson, el golero ghanés, ese moreno enorme de 32 años que juega en Inglaterra, ¿sabe o no sabe?
Porque millones de personas que seguíamos el partido en todo el mundo –uruguayos, argentinos, mexicanos, brasileños y muchos otros- ya sabíamos que Abreu suele tirar los penales con un tiro dócil, al medio del arco, que sube y baja suavemente como un globo. Millones sabíamos que Abreu hace lo que los periodistas deportivos llaman “picar” o “pinchar” la pelota. Pero Kingson, ¿sabía?
Si lo sabía le bastaba quedarse parado en mitad del arco para atajar el penal. A Abreu ya le pasó.
Uruguay Ghana penal Abreu
Pero Kingson no sabía y se arrojó con vehemencia a un costado. Abreu ganó su apuesta: pinchó su globo y la pelota subió y bajó con suavidad, y entró mansita por el medio del arco.
Kingson no es un mal golero, pero le faltó un papelito como el de Lehmann.
Para eso sirve la información. Para que la gente pueda tomar decisiones acertadas en el momento justo. Para eso existe el periodismo, para darle información útil a la gente. Por eso hay empresarios que contratan buenos periodistas: para que investiguen y consigan información que luego será emitida o publicada. La gente –y con la gente, la publicidad- va detrás de esa información porque la necesita. Es un negocio y una necesidad de la democracia.
Esto es algo que se conoce a lo largo y ancho del mundo, aunque en algunos lugares todavía no se enteran. La federación de fútbol de Ghana parece ser uno. Los medios de comunicación uruguayos son otro.
Por cada gota de información útil que un uruguayo recibe hay toneladas de noticias de choques, asaltos, comunicados del gobierno, propaganda de los sindicatos, declaraciones de diputados, goles del fútbol turco, fotos del busto de modelos paraguayas, opiniones de un ejército de todólogos y miles de comentarios se supone que graciosos. Ni Dios permita que exista hoy un programa de radio o tv que no tenga al menos un 50% de comentarios graciosos.
Claro que esas cosas también componen el menú de los medios en otros lugares del mundo. El problema es que en los uruguayos el porcentaje de grasa ya se aproxima al cien por ciento. La ausencia de información verdadera es casi total. Hace unos días, en una radio que presume de “periodística” ocupó buena parte de su informativo central con la impactante noticia de un boleto de combinación para ómnibus y trenes. Entrevistaron largamente al ministro de Transporte y luego al presidente de Cutcsa. ¿Cómo funcionaría el boleto de combinación? No se sabe, porque no existe. La conferencia de prensa que hizo que el ministro y el poderoso empresario aparecieran en ese y otros noticieros fue solo para anunciar que se tiene la voluntad de crearlo algún día. Así se maneja desde el poder a nuestros medios. Ante la ausencia de investigación propia, el oficialismo lo ocupa todo. Ni Granma lo haría peor.
Hoy, al igual que el golero de Ghana, los uruguayos nos manejamos a ciegas. ¿Cómo es posible que el sobrino del secretario de la Presidencia, paracaidista privilegiado, logre ahorrar 400.000 dólares en Antel en dos semanas de trabajo? ¿Cómo puede ser que a los ocho nuevos alcaldes de Montevideo, rechazados por la gente y derrotados por el voto en blanco, se les otorguen 107.000 pesos de sueldo y comisión, más tres funcionarios con salario pago a sus órdenes? ¿Qué calidad tiene el agua de OSE? ¿Por qué los pesticidas prohibidos en Europa acá están permitidos? ¿Quién financió la campaña electoral? ¿Quién y por qué puso la bomba en el Buceo? Al final, ¿qué pasó con el caso Feldman?
Sin información todo es secreto. Los archivos de la dictadura, los beneficios de los empleados públicos, los horarios de los ómnibus, las estadísticas que muestran qué mutualista es mejor que otra, los indicadores que servirían a los padres para decidir a qué colegio enviar a sus hijos.
Estamos a ciegas, como el golero africano.
En la Copa del Mundo el Loco Abreu engañó a Kingson.
Fuera de la cancha, Kingson somos nosotros.

Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com

1.7.10

Una nota deportiva excluyente

Son dos idiomas distintos. Por un lado, existe el castellano. Por otro, el castellano para periodistas deportivos (CPD).
En castellano, por ejemplo, un gol se hace, o se anota (en el marcador), o se marca (en el marcador también). En el CPD un gol se “convierte”. ¿En qué se convierte? Eso es un misterio y ya sería demasiado pedir que los periodistas deportivos solucionen sus propios enigmas.
Supongo que el uso de “convertir” como sinónimo de “hacer” o “anotar” puede haber nacido cuando algún periodista deportivo políglota (es decir, que maneja tanto el castellano como el CPD) dijo un día que un penal o un tiro libre se “convirtieron” en gol. Pero luego otros colegas no políglotas (solo hablan y leen en CPD) pasaron a usar el “convertir” para todo gol y circunstancia. Y ahora los goles se “convierten”, aunque no sabemos en qué.
La Real Academia no acepta ningún uso de “convertir” como sinónimo de hacer o anotar. Pero eso no detiene a los cronistas deportivos. Ellos le dicen a sus esposas: “hoy no me esperes a cenar porque tengo que convertir una entrevista”. O en la redacción aconsejan a los jóvenes que se inician en el periodismo deportivo: “no olvides llevar un bolígrafo para convertir las declaraciones de tu entrevistado”.
(La RAE, en cambio, sí admite el uso del verbo “saltar” como sinónimo de “salir a la cancha”, tal como es usado y abusado en las páginas de deportes. Yo tengo mis dudas porque he ido cientos de veces al estadio y nunca vi a un equipo entrar brincando al campo de juego).
Hay otras diferencias entre el castellano y el castellano para periodistas deportivos. En castellano, se dice de un crack que destaca por sobre sus compañeros es un jugador preponderante o sobresaliente. El CPD se dice que es una “figura excluyente”.
El caso es curioso porque el diccionario dice que excluyente quiere decir: “que excluye, deja fuera o rechaza”. Y no veo que los jugadores sobresalientes excluyan o rechacen a nadie. Más bien es al contrario, los jugadores sobresalientes son “incluyentes”, porque a su lado, con ellos como directores de orquesta, todos se lucen. En la NBA, por ejemplo, todos son basquetbolistas geniales jugando al lado de un Rondo o un Kobe Bryant.
Pero el CPD tiene sus propias reglas y hay que aceptarlas. Un crack es una “figura excluyente” y listo. Nada de sobresaliente. Por eso los periodistas deportivos festejan cuando sus niños sacan un “excluyente” en la escuela. Es un día muy especial para ellos, digno de “convertirlo” en el almanaque.
Otro caso es el del futbolista imposible de controlar para sus rivales. En castellano se dice que es imparable o incontrolable. En CPD es “intratable” y también “insoportable”.
Si a usted está en su hogar y siente que desde la vereda le gritan: “¡Excluyente! ¡Intratable! ¡Insoportable!”, usted debe fijarse bien quién se lo dice. Si se trata, por ejemplo, de un plomero o un taximetrista, sin duda usted está siendo insultado y de muy fea manera. Pero si se esos gritos son proferidos por un periodista deportivo, no cabe duda que usted está siendo alabado y elogiado a más no poder. Siéntase orgulloso. Salte a la calle con alegría. Y si quien le dice estas palabras es una cronista deportiva mujer, ése es su día de suerte: le están convirtiendo un piropo. ¡Felicitaciones! ¡Lo espera una velada excluyente!

Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción por cualquier medio, tradicional o digital, incluyendo cadenas de mails.
Derechos exclusivos blog El Informante
el.informante.blog@gmail.com

8.6.10

Los reyes del doble discurso

Nadie tiene el monopolio del doble discurso. Pero los españoles están bien arriba en el ranking.
Hace poco lo vimos con claridad: mientras el juez Baltasar Garzón investigó las violaciones a los derechos humanos en las dictaduras sudamericanas, fue un héroe mundial, el símbolo viviente de lo avanzada y progresista que es la España de hoy. Eso sí, apenas se puso a investigar las violaciones a los derechos humanos en la dictadura española, lo degradaron, lo echaron y de un modo humillante lo pusieron de patitas en la calle.
Así de avanzada y progresista es la España de hoy.
No es el único caso de flagrante doble discurso. Los dos grandes diarios españoles, El País y El Mundo, siempre llaman a la ETA “banda terrorista”. La “banda terrorista” hizo esto. La “banda terrorista” hizo aquello. Eso sí, jamás emplean esa terminología para denominar a ningún otro grupo terrorista del mundo. No la usan para las FARC, no la usan para Hamas. Al parecer la sangre española tiene un valor comercial más alto.
Solo en base a un notorio doble discurso es posible tratar a “la banda terrorista” ETA y al “grupo integrista” Hamas como si fueran dos cosas de categorías muy distintas. En cuanto a los objetivos de cada grupo, las similitudes son evidentes. Si Hamas lucha por la independencia palestina, ETA lucha por la independencia vasca. En cuanto a los métodos de lucha, las similitudes son mayores todavía: no hay duda de que ETA practica el terrorismo. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló un supermercado en Barcelona en 1987 y mató a 21 personas inocentes. Hamas, mientras tanto, ha puesto bombas en ómnibus y bares. Su atentado más sangriento ocurrió cuando voló una discoteca en Tel Aviv en 2002 y mató a 21 personas inocentes. ¿Por qué uno es terrorista y el otro no? Hay que leer la prensa española para averiguarlo.
En Uruguay conocemos bien otro caso de doble discurso español. Durante décadas España se aprovechó del tratado firmado con Uruguay en 1870 para que todo aquel español que lo necesitara pudiera venir a trabajar aquí, y vinieron cientos de miles. Pero cuando las condiciones económicas se invirtieron –y el trabajo comenzó a abundar allá y a faltar acá- España desconoció olímpicamente los compromisos asumidos y hoy deja entrar solo al uruguayo que ella quiere, aunque el tratado que firmó y usó durante más de un siglo dice lo contrario. Si la actual crisis que ha llevado a que España tenga más de 20% de desocupados se prolonga, ya veremos como el Aznar o Zapatero de turno viene a recordarnos la vigencia del viejo tratado de 1870.
La prensa y la opinión pública en España, mientras tanto, exigen que Israel termine de una vez de desocupar los territorios palestinos, y yo estoy de acuerdo.
Lo curioso es que, al mismo tiempo que esto se reclama, España mantiene bajo su poder los enclaves de Ceuta y Melilla, dos territorios en el norte de África que ocupó siglos atrás y hoy considera que le pertenecen.
Aunque nadie organiza convoyes de ayuda humanitaria, Marruecos nunca ha dejado de reivindicar esos territorios como propios. España se niega, con el argumento de que ocupó ambas posiciones mucho antes del nacimiento del actual Marruecos independiente (con el mismo argumento mañana vuelven a ocupar Montevideo, Buenos Aires, Lima y así hasta México). El primer ministro marroquí, Abbas el Fassi, ha dicho recientemente que la situación de Ceuta y Melilla es igual a la de Palestina. “Marruecos pide a España negociar el fin de la ‘ocupación’ de Ceuta y Melilla”, tituló El País de Madrid. Es decir, Palestina está ocupada, a secas. En cambio Ceuta y Melilla están “ocupadas”, con comillas. Sutilezas del doble discurso.
¿Qué pasaría si un día Marruecos comenzara a disparar cohetes sobre España?
Ojalá eso nunca suceda. Pero si ocurre, me gustaría leer qué escriben El Mundo y El País.


el.informante.blog@gmail.com

2.6.10

Víctor Hugo: la farsa continúa

Editorial Perfil acaba de otorgar sus premios a la Libertad de Expresión. El premio internacional le fue otorgado a la bloguera cubana Yoani Sánchez. El premio nacional, aquel que se da a los cronistas que trabajan en Argentina, fue compartido por Joaquín Morales Solá y Víctor Hugo Morales, dos periodistas que hoy sostienen posiciones antagónicas.
Con motivo del premio, la revista Noticias (que edita Perfil) dedicó una larga entrevista conjunta a los dos Morales. El diálogo fue acompañado con una breve ficha biográfica de cada uno de los premiados.
Respecto al Morales uruguayo dice: “Por problemas con el gobierno militar de su país, en 1979 se le revocó transitoriamente su licencia como relator”.
Es difícil cometer más errores en tan solo dos líneas. Menos mal que se trata de un artículo en el que se habla de premios al buen periodismo.
Para empezar: no fue en 1979; fue en 1978.
Y luego: Víctor Hugo no tuvo ningún problema con el gobierno militar. Sus problemas eran con los dirigentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol y fue la AUF la que lo suspendió como relator. El gobierno militar, al contrario de lo que dice Noticias, fue quien acudió en auxilio de Víctor Hugo Morales y en una reunión del Consejo de Ministros celebrada en la ciudad de Rivera decidió desautorizar a la AUF y decretar que Víctor Hugo Morales podía volver a relatar de inmediato. Víctor Hugo agradeció la decisión del presidente de facto Aparicio Méndez y sus ministros por escrito, en las páginas del diario Mundocolor. Lo hizo de un modo tan obsecuente que hoy resulta imposible sostener que VHM fue opositor a la dictadura, ni mucho menos. Salvo que se mienta.
Todo esto es una verdad incontrovertible que está escrita de puño y letra por el propio Víctor Hugo Morales en su libro El Intruso.
En la ficha biográfica sobre Víctor Hugo, el periodista de Noticias deja constancia que El Intruso existe. Es un libro curioso: todos lo citan, pero nadie se toma la molestia de leerlo. Quizás Perfil pueda instituir también un premio al primer periodista argentino que lo lea.
Quien quiera conocer con detalles aquella historia puede leerla en este anterior artículo:
leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/04/victor-hugo-la-historia-olvidada.html .


Artículo de Leonardo Haberkorn
Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
el.informante.blog@gmail.com

13.5.10

La indignidad de los alcaldes

Ahora tenemos alcaldes. Vamos comprando todas y cada una de las ofertas de la corrección política que nos vende el mundo desarrollado. Tenemos una campaña para erradicar las bolsas de nylon alentada por la embajada del Reino Unido. Tuvimos una campaña para que se acepten los besos homosexuales promovida por la embajada de Holanda. Ahora compramos del mundo rico el sistema de alcaldes: una vía para descentralizar el poder y transferirle niveles de decisión a la gente. ¿Quién puede estar en contra de cosas tan buenas?
Son lo que se llaman “derechos de tercera generación”. Los países ricos, los europeos como ejemplo más claro, una vez que solucionaron todos los derechos de primera generación de su gente (derecho a la vida, a la movilidad y a libertad de expresión, por ejemplo) y los de segunda (derecho a la salud, a la educación y al trabajo), se enfrascaron en conseguir mejoras a un nivel más elevado: cuidado del medio ambiente, derechos del consumidor, entre otros.
Uruguay no se queda atrás: combate las bolsas de nylon como Inglaterra, se preocupa porque los gays puedan besarse en la tele como en Holanda y tiene alcaldes como España. Un país de primera.
Solo hay un pequeño problema: Uruguay no es como el Reino Unido, ni como Holanda, ni siquiera como España.
Uruguay, a diferencia de esos países, no tiene solucionados los derechos de primera y segunda generación de su gente. Con mucha buena voluntad podríamos decir que hemos aprobado con regular solo la primera tanda. En cuanto a los derechos a la salud, a la educación y a un trabajo digno estamos todavía muy lejos. Y en algunas áreas -como la educación- estamos cada día más lejos.
Un 15% de los trabajadores gana menos del irrisorio salario mínimo nacional de 4.799 pesos. Más del 40% gana menos de dos salarios mínimos, una cifra de pasar hambre. Somos un país entero de pobres: un 70% de los trabajadores uruguayos ganaba en 2008 menos de 11.000 pesos, un salario que apenas permite la subsistencia: de ir al cine, comprarse un libro o tomarse vacaciones ni hablamos.
Más del 38% de los niños uruguayos son pobres. El 70% de los niños pobres no completa la escuela. Solo el 14% llega a terminar el liceo. Más del 13% de los niños menores de 2 años presenta retraso en su crecimiento producto de su desnutrición. El ingreso de los hogares más ricos es 16 veces mayor que el de los hogares más pobres. El 40% de los trabajadores están subempleados o laboran en condiciones precarias, en negro, en la calle o sin protección social. El 37% del PBI se origina en el trabajo informal. El gobierno de Tabaré Vázquez agitó con orgullo las estadísticas, de retocada metodología, que decían que “solo” existía un 20,5% de pobreza en Uruguay a fines de 2008, cuando la cifra era de 31,9% cuatro años atrás. Lo que nunca se dice en la prensa es que en 2009 aquellos que ganaban más que 5.724 pesos en Montevideo y más que 3.582 pesos en el interior ya no eran considerados pobres. El que gana 3.583 pesos en cualquier lugar del mundo es un zaparrastroso. ¡Pero en Paysandú o Tacuarembó ya cumplió su sueño de llegar a la clase media!
Bienvenidos a Uruguay. Tenemos una Gestapo del tránsito que pone multas a discreción (“la ley somos nosotros”) pero permite que miles de autos circulen lanzando negras nubes de humo cancerígeno. Por eso, entre otros motivos, somos uno de los países con más cáncer en todo el mundo. Nuestros niños hacen doce años de enseñanza pública y egresan sin saber inglés. Ni siquiera pueden escribir en castellano. Hay institutos de enseñanza pública donde la inasistencia de los docentes supera el 30%. Un 25% de los jóvenes y adolescentes no estudia ni trabaja. La violencia contra mujeres y niños es un problema acuciante. En lo que va de 2010, una mujer o niña es muerta cada seis días en un episodio de violencia doméstica.
Estos son los datos del Uruguay hoy. No es un país de primera, no. Tampoco de segunda o de tercera. Es un país de cuarta, pero con alcaldes.
El problema es que los alcaldes no son como las bolsas de nylon. Porque, al menos en la teoría, nada impide luchar contra todas las miserias de nuestro atraso y al mismo tiempo contra el exceso de nylon.
Pero el caso de los alcaldes es distinto. Los alcaldes cuestan mucho dinero, absorben recursos que son imprescindibles para atacar problemas más urgentes y más graves. Un informe de El País señaló que cada alcalde cobrará un sueldo variable: 20.000 pesos en Durazno, 60.000 en Rocha y hasta 80.000 en Montevideo. Y en total son 89. Con un promedio de 40.000 pesos, la cuenta asusta: 2,3 millones de dólares al año solo en salarios para los alcaldes, gastos no incluidos.
Se argumenta que la decisión de crear esta enorme masa de nuevos cargos políticos de privilegio responde a un interés por descentralizar. Quizás ese beneficio pueda verse en el interior, pero no se comprende la necesidad de crear ocho alcaldías dentro de la ciudad de Montevideo. ¡Como si la infame burocracia capitalina necesitara todavía más!
Lo que es seguro es que las alcaldías son un nuevo botín para que nuestros políticos practiquen sus viejos vicios de repartir cargos y prebendas, prácticas en las cuales los partidos tradicionales hicieron escuela y a las que el Frente Amplio se acostumbró en tiempo récord. Pronto habrá viáticos, gastos de representación y autos oficiales para los alcaldes. Habrá secretarias, becarios, choferes y taquígrafos de alcaldes. Los becarios serán luego regularizados. Se designarán alcaldes suplentes. Se creará una Adeom de las alcaldías. Nuestros alcaldes viajarán a las reuniones de la Unasur de los alcaldes. Los impuestos más caros del mundo siempre se pueden subir un poco más.
Las alcaldías y los suculentos sueldos de los alcaldes servirán también para apuntalar la financiación espuria de la política. La sociedad destina cierta cantidad de dinero para pagarle a sus ministros, legisladores, intendentes y otros funcionarios políticos. Vale la pena: con un buen sueldo un funcionario puede trabajar tranquilo, puede formarse, puede estudiar los problemas con los que debe lidiar y mantenerse lejos de las tentaciones. Pero eso no ocurre así, porque solo una pequeña parte de ese dinero va finalmente para ellos. Los partidos políticos se quedan con una tajada enorme de los sueldos que la sociedad paga a sus funcionarios. El MPP, por ejemplo, permite que sus cargos políticos se queden con un máximo de 37.000 pesos de sueldo. El resto del dinero se los embolsa como botín de guerra el sector político. El Partido Comunista tiene una mayor voracidad: solo le deja 16.500 pesos al político o funcionario. El resto marcha a las arcas del PCU, ahora que ya no llegan las remesas de Moscú. ¡Cómo no les va a interesar seguir creando cargos políticos!
Tan escandaloso es este asunto de los alcaldes –que además es inconstitucional- que la gente ya dio un veredicto categórico. Una abrumadora mayoría del 60%, nunca antes vista en la historia política uruguaya, no votó a ningún alcalde en Montevideo: la gente votó en blanco o anuló su voto, de pura bronca.
Si fuera democracia, democracia de verdad, no habría nada más que discutir. No habría alcaldes en Montevideo.
Si hubiera dignidad, los alcaldes electos no aceptarían asumir sus cargos, luego de la humillación de ser votados por nadie.
Pero ya se sabe. Nuestra democracia está fría como una heladera. Y encontrar un poco de dignidad en estos días es difícil. Más fácil es dedicarse a juntar bolsas de nylon.

Artículo de Leonardo Haberkorn
el.informante.blog@gmail.com

8.5.10

Pelar hasta los tomates

En Uruguay se usan pesticidas prohibidos en otros países. Se tolera que los vegetales tengan cantidades de residuos de plaguicidas que son ilegales en Europa. Hay agricultores que usan los agrotóxicos a ojo. La información se le oculta al consumidor. La solución: lavar y pelar todo. Hasta los tomates.

Un durazno maduro, jugoso, dulce y aromático. Todos los sentidos invitan a morderlo con entusiasmo y sin cuidado. Pero sobre su suave piel –imposibles de detectar para nuestros sentidos- pueden existir residuos de uno, dos, tres, cinco o más pesticidas diferentes, en concentraciones a veces dañinas para la salud.
Salvo una producción agrícola orgánica marginal, la inmensa mayoría de las frutas y hortalizas que se consumen en Uruguay se cultivan con la ayuda de un extenso arsenal de agentes químicos que matan todo tipo de plagas.
Están los insecticidas, los hormiguicidas, los herbicidas (que matan los yuyos), los fungicidas (eliminan los hongos), los acaricidas (acaban con los ácaros) y los coadyuvantes (que potencian la acción de los anteriores). Todos ellos son usados por nuestros agricultores en forma creciente. Las estadísticas oficiales del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca muestran que las importaciones de pesticidas crecen año a año. En 2003 fueron 7,6 millones de kilos. En 2009 casi el doble: 13,7 millones de kilos. Muchas veces se utilizan, por ejemplo, varios fungicidas en un mismo cultivo. En el laboratorio de Bromatología de la Intendencia –según relató uno de sus técnicos- se han encontrado frutas con restos de hasta nueve productos químicos diferentes. En Europa, con mejores equipos, han llegado a detectar hasta 29 pesticidas distintos en un mismo vegetal, que uno come sin sospecharlo siquiera.
Estos agroquímicos tienen un efecto positivo obvio: eliminan plagas que podrían reducir nuestras cosechas a cero y sumirnos en el hambre. Pero también poseen un lado muy peligroso: son sustancias sintéticas creadas para eliminar la vida en alguna de sus formas y todas, según su concentración y modo de aplicación, pueden ser muy peligrosas para la salud humana. “Está demostrado que los pesticidas quedan sobre los productos y que todos ellos afectan la salud. Todos son sustancias biocidas, así que de un modo u otro afectan al ser humano. Por eso se trata de que las concentraciones que nos llegan sean tan bajas que no nos afecten”, explicó el ingeniero agrónomo y profesor de fitopatología Pedro Mondino.
Con ese objetivo, en todo el mundo, en especial en Europa y Estados Unidos, se han sancionado leyes y normas tendientes a que estos productos sean usados de modo de no poner en peligro la salud de los consumidores.
En el mundo desarrollado, estos reglamentos van perfeccionándose conforme la ciencia conoce más sobre los efectos de los agroquímicos, y cada año se van haciendo más estrictos. La prensa, las ONGs y la opinión pública presionan para que estos reglamentos se respeten y se actualicen. En Estados Unidos, las intoxicaciones involuntarias con pesticidas organofosforados cayeron 70% entre 1994 y 2004.
¿Y en Uruguay?
Acorde con la cultura del secreto que reina en tantos ámbitos en Uruguay, los consumidores saben poco y nada sobre este tema. Nadie les informa. Van al puesto del barrio o al supermercado. Compran. Pagan. Comen. No hacen preguntas y, salvo honrosas excepciones, nadie les da la información necesaria como para empezar a preguntar.

Etiquetas sin información
Cuando un agricultor en Estados Unidos compra un pesticida, éste viene acompañado de una etiqueta que más bien es un librillo. Allí se indica la cantidad del químico que se necesita aplicar según la plaga, el cultivo y la época del año. También el modo de uso y un dato fundamental: el tiempo que hay que esperar entre la última aplicación y la cosecha, para que cuando una persona coma ese vegetal los restos del agroquímico ya hayan desaparecido. Este tiempo también varía según el vegetal.
“Es totalmente diferente el tiempo que demora en degradarse un producto sobre un pelón, que tiene una superficie lisa y sin pelos, que sobre un durazno o una acelga”, explicó el fitopatólogo Mondino. “La degradación del plaguicida depende del vegetal donde se aplique”.
La etiqueta-librillo que acompaña a cada pesticida en Estados Unidos advierte, además, que no respetar las indicaciones allí expuestas supone violar la ley federal.
En Uruguay, en cambio, los pesticidas vienen con etiquetas que ciertamente no son un librillo. La información es mucho más exigua. Los laboratorios solo registran ante el MGAP sus productos para usarlos en los cultivos principales y no para el resto. Entonces, sus etiquetas se limitan a relatar el modo de aplicación y los tiempos de espera para esos cultivos más frecuentes, pero para los demás no se dice nada. No se trata de un problema menor. La ausencia de información completa en las etiquetas lleva a que muchos productores de esos cultivos menores usen los pesticidas a ojo, sin saber exactamente cuánta cantidad aplicar, ni cuántos días deben esperar para la cosecha, con el evidente riesgo para el consumidor.
Mondino relató el caso de un fungicida llamado Iprodione: “Se lo pude utilizar en citrus, manzana, albahaca, cebolla y en infinidad de cultivos. Sería interesante que en la etiqueta de ese producto, donde está la información que recibe el usuario, estuvieran todos esos usos, pero no es así”.
Hace poco un productor lo consultó respecto a qué cantidades de pesticida usar en un cultivo de cebollas. Pero no pudo responderle, porque la información no estaba disponible en la etiqueta y no la pudo conseguir en otro lado. Las cebollas igual se cultivan. A ojo.
“Yo no soy un ecologista ni un agricultor orgánico, soy un docente de la Universidad, fitopatólogo, enseño a mis alumnos el control de las enfermedades de las plantas”, dijo Mondino. “Yo les enseño a usar pesticidas, pero debe ser un uso racional. Y muchas veces quiero enseñar cómo hacer ese uso racional y no encuentro la información mínima indispensable”.
Por eso no sorprende que existan productores que apliquen pesticidas en cultivos que no corresponden, que usen dosis equivocadas o no respeten los tiempos de cosecha.
Tiempo atrás, el supermercado Multiahorro comenzó a hacer analizar muestras de los vegetales que tenía a la venta, para corroborar que no tuvieran altos niveles de pesticidas. Aunque la mayor parte de las muestras no arrojaron problemas, el responsable de la compra de frutas y verduras del supermercado, Alejandro Grondona, relató que en cierta ocasión descubrieron una partida de lechugas que tenía niveles muy altos de un pesticida muy tóxico que en Uruguay solo estaba permitido para los cultivos de papas. “Dejamos de comprarle a ese productor. También nos pasó con alguna acelga”.
Grondona no recuerda el nombre del producto, pero seguramente se trataba de Metamidofos. Tres veces en los últimos años el laboratorio de Bromatología de la Intendencia de Montevideo debió analizar lechugas habían matado aves domésticas. En los tres casos se descubrió una elevada presencia de este pesticida. Imposible saber cuántas personas también comieron de esas lechugas.
Aunque el Metamidofos solo estaba autorizado para la papa, se lo usaba con impunidad en otros cultivos. “En base a que encontramos varios casos de muerte de aves domésticas –relató el técnico de Bromatología Eduardo Egaña- el MGAP sacó una resolución prohibiendo la importación y comercialización de Metamidofos, para todo uso”.
Un problema menos. Pero quedan otros.

Mediciones y porcentajes

Hasta el año 2000 en Uruguay no se hacía ningún control tendiente a determinar la cantidad de residuos de pesticidas presente en las frutas y verduras.
Ese año el Mercado Modelo y la Intendencia de Montevideo, a través de su laboratorio de Bromatología, comenzaron a analizar muestras de vegetales en busca de pesticidas.
No es una tarea sencilla. Por un lado los productos químicos que se aplican son cientos, todos distintos entre sí, lo que hace que se requieran muchos tipos de análisis diferentes. Por otra parte, los volúmenes que se rastrean son minúsculos. “Tenemos que detectar cantidades muy pequeñas, y así y todo pueden ser importantes para la salud humana”, explicó el director del laboratorio de Bromatología, el ingeniero químico Miguel Fernández.
Eduardo Egaña, uno de los encargados de realizar estos análisis, explicó que “buscamos una parte por billón o trillón de una sustancia”. Son nanogramos por kilo. La billonésima parte de un kilo.
Fernández se apresura a aclarar que nadie muere ni enferma por ingerir un nanogramo de pesticida. El problema es que si uno consume esas ínfimas cantidades todos los días con cada manzana, durazno, lechuga o tomate, entonces sí puede enfermar. “Estamos hablando de niveles tan bajos que no son directamente peligrosos en sí; estamos hablando de evitar un daño que se daría por el consumo crónico, por estar toda la vida consumiendo un producto que contiene una sustancia que aún en pequeñas cantidades puede favorecer el desarrollo de una enfermedad”.
Se ha comprobado que varios pesticidas son agentes que favorecen la aparición del cáncer, entre otros males.
El problema es que detectar residuos químicos tan pequeños con eficiencia requiere de una costosa maquinaria. “Para llegar a un nivel técnico que nos permita hacer un control aceptable –dijo el director Fernández- hay que invertir mucho: hay que comprar equipos sofisticados, tecnología muy actualizada. Hemos hecho un esfuerzo por incorporar nuevo personal capacitado y ahora estamos haciendo un esfuerzo por capacitarlos en estas técnicas específicas”.
El primer equipo para realizar esta tarea, un espectógrafo, se compró en 1999 y uno más moderno y de mayor sensibilidad se adquirió en 2009 a un costo de unos 140.000 dólares.
Las primeras muestras, según los resultados que hizo público el Mercado Modelo en 2004, demostraban que el 7% de los vegetales tenían residuos de pesticidas por sobre los límites máximos permitidos.
Hoy ese porcentaje ha caído, dijeron los responsables del laboratorio de Bromatología. Según los actuales análisis, según dijo Eduardo Egaña, las muestras que superan los límites tolerados representan entre el 1,5 y el 2% del total, aunque un 60% tiene algún residuo de plaguicida.
“Cuando arrancamos en el 2000 con los muestreos estábamos en un nivel un poco más alto que Argentina y Brasil. Eso fue mejorando, queremos creer a que en base a que se está monitoreando y capacitando a los productores. Ahora estamos en valores un poco inferiores a los de Brasil. A Europa la dejo de lado, porque aunque el porcentaje de muestras con valores superiores al límite es similar, ellos tienen equipamiento y capacidad analíticos muy superiores, entonces detectan muchos más plaguicidas y a niveles más bajos, y tienen reglamentaciones más exigentes, entonces no los podemos tomar como referencia".
Egaña agregó que “lo más importante de todo esto es que nos ha permitido enseñar a los productores el manejo de los pesticidas y lo que podía ser peligroso. Se han bajado los niveles porque se ha trabajado a conciencia”.

La distancia con Europa

Aunque el porcentaje de muestras por sobre los límites permitidos no parece ser excesivamente alto, la situación está lejos de ser ideal.
Por un lado, como señaló Egaña, Uruguay admite cantidades de residuos de pesticidas que no son toleradas en Europa. Es decir: muestras que en Uruguay están dentro de los límites admitidos, en Europa no son aptas para el consumo humano. Egaña, encargado de realizar los análisis en Bromatología, admite que si Uruguay adoptara los criterios europeos, el porcentaje de frutas y hortalizas con residuos de pesticidas por sobre los límites sería superior al actual 1,5-2%. “Si lleváramos nuestros niveles a los de Europa seguro que ese porcentaje aumentaría. No puedo hacer una estimación de en cuánto”.
Un análisis de 30 muestras de durazno analizadas entre 2004 y 2005 por el Mercado Modelo mostró que el 10% tenían residuos por sobre lo permitido en Uruguay. Pero si se tomaba el límite europeo el 73% superaba lo admitido. En las manzanas analizadas, el 6,6% tenía más residuos que el límite vigente en Uruguay, pero el 13% superaba lo admitido por la Unión Europea.
El fitopatólogo Pedro Mondino afirmó que “Uruguay para fijar el límite máximo de residuos usa el Códex alimetario, un código elaborado por la FAO y la OMS. Pero Europa exige una presencia de residuos muy por debajo de la del Códex. Y uno supone que esa decisión europea está basada en estudios científicos”.
Hay dos tipos de manzanas y peras producidas en Uruguay. Las que se consumen en el mercado interno, en las cuales se toleran más residuos de pesticidas, y las cultivadas para exportar a Europa, con menos restos de agroquímicos. Grisel Moizo, ingeniera agrónona de una empresa exportadora de peras y manzanas, relató que ellos bajan de internet y envían a sus productores las normas europeas respecto a qué pesticidas pueden usar, en qué dosis y con qué tiempo de espera para cosechar.
Moizo cree que, en cierta manera, las mayores exigencias europeas pueden ser una barrera no arancelaria al ingreso de productos de otros continentes. Sin embargo, no todos piensan así y ella misma admite que es un tema complejo.
Eduardo Egaña, del laboratorio de Bromatología de la IMM, señaló que “cuando Europa baja sus niveles de residuos de plaguicidas, siempre alguien dice que se trata de una barrera no arancelaria, que nos exigen cosas imposibles de cumplir, que intentan frenar nuestras exportaciones. Creo que puede haber algo de eso, pero pienso también que es muy importante que Europa cuide la salud de su gente y que nosotros, tratando de llegar a sus niveles, cuidemos también la salud de la población nacional. Los plaguicidas no son benéficos para la salud. Tampoco son un ogro, pero cuánto menos haya, yo voy a estar más tranquilo”.
La propia Moizo señaló –y la experiencia diaria así lo avala- que es perfectamente posible cultivar peras y manzanas con menos pesticidas y de acuerdo con los parámetros que exige la Unión Europea.

Rastreo imposible
Las cifras que arrojan los muestreos del laboratorio de Bromatología son cuestionadas también por basarse en una muestra considerada muy reducida según algunos especialistas. Esa dependencia analiza unas 30 muestras semanales de vegetales. Como a veces ocurren problemas técnicos, el promedio anual es de unas 1.000 muestras.
“Yo admiro a la gente de la Intendencia que está haciendo estos análisis. Todos sabemos que Bromatología tiene dos técnicos excelentes. Pero un país no puede basarse en dos profesionales y en un espectógrafo. Tiene que tener muchos más técnicos, tiene que tener muchos más equipos, tiene que tener la capacidad de procesar un gran número de muestras por día”, dijo el fitopatólogo Mondino. “Ellos dicen que hacen un muestreo representativo, pero no es así, es insignificante y no es representativo de nada”.
El director del laboratorio de Bromatología, Miguel Fernández, respondió: “las muestras siempre van a ser pocas, siempre es deseable poder abarcar mayor cantidad de frutas y hortalizas, pero se hace lo más que se puede, dentro de las posibilidades técnicas y de personal que tenemos”. Desde su punto de vista, la tarea que realiza su laboratorio es muy útil: “Cualquier control por pequeño que sea es muy efectivo para frenar los abusos, porque los productores saben que se está controlando y que el muestreo es al azar, entonces todos se tienen que cuidar. La diferencia entre no hacer nada y hacer poco, es abismal en los resultados”.
Egaña, por su parte, coincidió: “Luxemburgo y Bélgica hacen unas 700 muestras anuales. Nosotros, cuando los equipos responden bien y no hay problemas, llegamos a unas 1.000. O sea que estamos en el nivel de algunos países pequeños europeos. Sin compararnos con Alemania, por ejemplo, que tiene decenas de laboratorios dedicados exclusivamente a esto y hace 70.000 muestras anuales”.
Justamente el problema de Uruguay es que el laboratorio de Bromatología de la Intendencia de Montevideo es el único que analiza las frutas y verduras en busca de restos de pesticidas. Y, además, debe realizar esta tarea junto con una enorme lista de obligaciones.
“Si tuviéramos 50 personas solo para los plaguicidas podríamos hacer más muestras, pero aquí se hacen muchos otros análisis. Controlamos todos los tipos de contaminantes y de aditivos”, dijo Egaña.
Su compañera de trabajo, la química Inés Villa, agregó: “Procesamos 8.000 muestras anuales, y a cada una se le hacen entre cuatro y cinco determinaciones. Hacemos unos cien tipos de determinaciones distintas. Menos carne y vino, analizamos todos los demás alimentos”.
El actual sistema de monitoreo tiene, además, la debilidad de no abarcar a todo el país. Las muestras de frutas y hortalizas examinadas en Bromatología son proporcionadas en un 50% por el Mercado Modelo, mientras la otra mitad es tomada de los supermercados y comercios de la capital por funcionarios municipales. Este sistema deja fuera de todo control a los departamentos más alejados de Montevideo, que se abastecen de vegetales sin pasar por el Mercado Modelo.
Otro problema radica en el procedimiento que se sigue una vez que se detecta una fruta o verdura con más pesticidas que lo autorizado. “Lo que hacemos –explicó Inés Villa- es informarle al director de Seguridad Alimentaria. En caso de tener las posibilidades, a los vegetales representados por esa muestra se los saca de circulación, y luego se habla con el productor y con el ingeniero agrónomo a cargo de ese campo para mejorar las prácticas agrícolas”.
El problema radica en que los análisis tardan 48 horas en tener su resultado y muchas veces los vegetales con plaguicidas por sobre el límite legal ya se vendieron y fueron comidos por algunos de nosotros. “A veces no llegamos a tiempo”, admitió Villa.
Además, Villa y Egaña explicaron que en materia de frutas y verduras Uruguay no ha desarrollado un sistema de trazabilidad como el que tiene para la carne. En ocasiones los técnicos de Bromatología detectan una muestra irregular, pero luego en el Mercado Modelo no saben identificar cuál fue el productor que cultivó esos vegetales. Cuando eso ocurre, es imposible retirar del mercado el resto de la partida, y tampoco se puede realizar la tarea educativa que se proponen los técnicos. “Es un viejo anhelo del Mercado Modelo y de nosotros mejorar en este punto”, dijo Egaña.

Prohibidos fuera de Uruguay
Y la lista de problemas sigue. Uno de los más graves -que Mondino, Egaña y Villa coinciden en denunciar- es que las leyes uruguayas permiten utilizar pesticidas ya prohibidos en distintos lugares del mundo por su comprobada peligrosidad.
La Red de Acción de Plaguicidas y sus alternativas para América Latina (Rapal) denunció que en 2008 se aplicaron en el país unas 6.000 toneladas anuales de agrotóxicos cancerígenos: “En Uruguay está permitido el uso de los herbicidas Glifosato y Atrazina, y de los funguicidas Mancozeb, Kresoxim y Epoxiconazol. Todos estos agrotóxicos son comprobadamente cancerígenos”.
Además, señala Rapal, en Uruguay se permiten varios otros pesticidas sospechosos de provocar cáncer, ya prohibidos en otras partes del mundo por existir pruebas primarias en ese sentido. Entre estos se encuentran los funguicidas Tebuconazol y Carbendazim, el herbicida 2,4 D y el insecticida Cipermetrina.
El fitopatólgo Mondino tiene una copia del decreto por el cual el gobierno de Italia prohibió en 2005 el uso de Carbendazim y obligó a retirar todas las existencias del mercado: “Yo me pregunto: ¿por qué en Uruguay se sigue comercializando este producto? ¿Por qué el MSP no pide a Italia los fundamentos de su decisión?”
Los técnicos del laboratorio de Bromatología de la Intendencia comparten estas críticas. “Estamos de acuerdo en que no debería ser así”, dijo la química Inés Villa. “El organismo humano sabe metabolizar determinadas cosas: grasas, proteínas, azúcares, pero cuando se encuentra son sustancias exógenas extrañas no sabe qué hacer con ellas. Y ahí vienen los problemas. Si un niño de tres años comienza a comer manzanas permanentemente, ¿a los 40 años cómo va a estar? Ese es el tema. No en vano somos unos de los países con más alta incidencia de cáncer. Por algo es. Hay muchos factores. Los residuos de pesticidas pueden ser uno de ellos. En lo que podamos incidir, es bueno hacerlo”.
Eduardo Egaña planteó el caso del insecticida Endosulfán, llamado “el asesino silencioso” por los graves riesgos que conlleva para la salud y el medio ambiente: es una sustancia muy tóxica, capaz de envenenar a quienes trabajan con ella, que permanece en el ambiente durante años y se acumula en la cadena alimenticia. Se sabe que afecta el desarrollo sexual y la capacidad de reproducción en los hombres, y que puede provocar hipotiroidismo, entre otros males. Este insecticida está prohibido en 55 países del mundo, incluyendo los de la Unión Europea y Nueva Zelanda. “Mucha gente ha pedido que lo elimine porque es muy persistente en el medio ambiente, pero en Uruguay se lo sigue usando. Ingresa al país para ser usado en las grandes plantaciones de soja, pero una vez que ya está aquí, se lo usa para otras cosas”, dijo Egaña. “Se lo usa para todo, hasta en los morrones”, agregó Villa.
Luego está el caso del fungicida Mancozeb, usado en abundancia en Uruguay. En Estados Unidos se exige que pasen 77 días entre la última vez que se lo aplica y la cosecha de manzanas, por ejemplo. Ese largo período es necesario porque cuando el Mancozeb comienza a degradarse se forma una sustancia aún más tóxica y peligrosa: la ETU o etilentiourea, un poderoso cancerígeno. Pero desoyendo esta evidencia científica, en Uruguay se exigen apenas 12 días de espera entre la última aplicación y la cosecha.
“Cuando acá comemos la manzana o el tomate tratados con Mancozeb tenemos más concentración de lo más riesgoso para la salud”, afirmó Egaña. “Hay que dejar pasar más días”.
Lo curioso es que la misma autoridad que fija el exiguo plazo de 12 días de tiempo de espera para las manzanas con Mancozeb, o sea el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, recomienda a aquellos productores de manzanas que se dedican a la exportación que tengan un plazo de espera de más de 50 días.
Es el apartheid de las manzanas.
Y el Mancozeb se usa también en tomates, lechugas, duraznos y en muchos otros cultivos.
Para peor no existe en Uruguay la figura de “producto restringido”. En otros países algunos agroquímicos peligrosos integran una lista de uso limitado y solo pueden aplicarlos personas capacitadas y acreditadas. Aquí cualquiera puede aplicar cualquier cosa. Y las etiquetas, volvemos al principio, muchas veces no indican las dosis y los tiempos de espera de muchos cultivos.
La legislación uruguaya tampoco contempla qué ocurre cuando se usan muchos plaguicidas, aunque cada uno de ellos por debajo del máximo autorizado. “Eso también sería importante en algún momento considerarlo, en Europa se lo está estudiando”, dijo Villa. “Es decir, ¿qué hacer cuando un vegetal tiene más de un plaguicida, aunque cada uno por debajo del límite? ¿Cuál es el efecto combinado?”. En el laboratorio de Bromatología han encontrado frutas con restos de hasta nueve pesticidas distintos.
No por casualidad, todos los especialistas consultados para este artículo –Fernández, Egaña, Villa y Mondino- toman serios cuidados con todos los vegetales que ellos mismos comen. Villa lava con un cepillo las manzanas. No las pela para aprovechar las vitaminas de la cáscara, pero las lava al máximo. Fernández, Egaña y Mondino no se arriesgan: las lavan y siempre las pelan. En cuanto a los tomates, hay unanimidad. Los cuatro especialistas lavan y luego pelan religiosamente cada tomate antes de comerlo, algo que la inmensa mayoría de la población no hace porque desconoce todo respecto a este tema. Las lechugas y acelgas no las lavan solo sumergiéndolas en un recipiente con agua, sino también haciéndoles correr mucha agua bajo la canilla, para arrastrar así los residuos de pesticidas. “Y si se las pude fregar, mejor”, dijo Mondino.
Un documento oficial del Mercado Modelo, disponible en su propia página web, recomienda pelar todo, incluso los morrones.
“Hay que pelar todo”, dijo Egaña. “Los residuos de pesticidas caen un 90 por ciento cuando se pela”.

Fragmento de un informe de Leonardo Haberkorn, publicado en la última edición de la revista Placer.
el.informante.blog@gmail.com

Últimos comentarios

Páginas vistas

Etiquetas

33 Orientales Accidente en Young accidentes de tránsito Adolfo Antelo Alejandro Atchugarry Alemania Alimentación Álvaro Moré Amodio Pérez Ancap Andes Antonio Mercader Árboles autóctonos del Uruguay Argentina Artigas aviación Bicentenario Bolivia Brasil Caraguatá cárceles Carlos Koncke; Alejandro Vegh Villegas Carlos Liscano Cesáreo Berisso charrúas Che Guevara. Checoslovaquia Chespirito - Roberto Gómez Bolaños Chueco Maciel Ciudad de la Costa Comunidad Jerusalén Creative Commons Crónicas de sangre sudor y lágrimas Crónicas y reportajes Cuba Cultura Daniel Castro Daniel Chasquetti Daniel Vidart Daniel Viglietti delincuencia Democracia Derechos humanos diarios dictadura Doble discurso europeo Drogas Eduardo Bonomi Eduardo Galeano Eduardo Pérez Silveira. Libros educación El Chavo Elon Musk empleados públicos Engler Enrique Tarigo entrevistas ETA Evo Morales Fernández Huidobro Fernando Parrado financiamiento de los partidos políticos Fito Páez Fuerzas Armadas Fútbol Gabriel Ohanian Gabriel Pereyra Gavazzo Gente que no sabe leer y tergiversa lo que uno escribe Gerardo Caetano Grasas trans (transexuales) guaraníes Günter Wallraff Herencia maldita Historia historia reciente Historias tupamaras Historias uruguayas. Hospital Filtro Hotel Carrasco Hugo Alfaro Hugo Batalla Hugo Bianchi Inmigrantes. Dominicanos Intendencia de Canelones internet Israel Italia Jaime Roos Joel Rosenberg Jorge Batlle Jorge Lanata Jorge Vázquez Jorge Zabalza Jose Mujica José Mujica José Rilla Juan Martín Posadas Juan Miguel Petit Juan Salgado La República Leonardo Sbaraglia Líber Seregni Liberaij Libros Libros. Liber Literatura Luca Prodan Luis Almagro Luis Lacalle Luis Lacalle Pou Madonna Maltrato animal Maracaná Marcelo Estefanell Mario Bardanca. Mario Benedetti Medicina Medio ambiente Mercedes Sosa México Michael Jackson Miguel Ángel Campodónico Milicos y tupas MLN-T Montevideo Música Neber Araújo Nelson Sosa nombres disparatados nombres raros Óscar Padrón Favre Oscar Tabárez Pablo Cuevas Paco Casal Palestina Paraguay Partido Colorado Partido Comunista Paz Peñarol periodismo periodismo cloacal Perú PIT-CNT Plagios y otras situaciones dudosas Pluna Política Política uruguaya Pollo homosexualizante Primavera de Praga publicidad Racismo Radio Raúl Sendic redes sociales Relato Oculto Renzo Pi Hugarte Roberto Canessa Rock Rodolfo Leoncino sabihondos Salud Sin comentarios Sindicalismo sindicatos Sirios en Uruguay Sobre lo políticamente correcto Sonia Breccia Sumo Televisión Tenis terrorismo Tomás Eloy Martínez tortura trabajo Tragedia de los Andes Tupamaros Twitter Un mundo sin Gloria Uruguay Venezuela Víctor Hugo Morales Víctor Hugo Morales. Villanueva Saravia Violencia doméstica Visto y/o oído zoológico

Atención

Los derechos de los textos
publicados en El Informante
pertenecen a Leonardo Haberkorn.
No se permite la reproducción
sin autorización del autor.