13.8.12

Paciencia, mucha paciencia

Paciencia, hay que tener mucha paciencia.
El hoy ministro Eleuterio Fernández Huidobro declaró en junio de 2011 que no había leído el libro Milicos y tupas, pero que éste era una "basura".
Fernández Huidobro, Milicos y tupas
Fernández Huidobro
Por esas fechas, su secretario Roberto Caballero escribió en el diario La República, que el libro era una "infamia", una "mentira rastrera", una "inmundicia", una "cloaca", una "calumnia", una "canallada" y una "bazofia literaria".
Al parecer, Caballero sí había leído una partecita del libro, una decena de páginas que relatan como algunos integrantes del MLN interrogaron y torturaron a empresarios supuestamente corruptos, en conjunto con militares en el cuartel de artillería conocido como La Paloma, en 1972.
Lo que Caballero no decía en su artículo es que ese dato no era una primicia de Milicos y tupas, sino que ya había sido relatado por el tupamaro Juan Pedro Montero en el libro Ecos Revolucionarios (2003), escrito por Rodrigo Vescovi.
Milicos y tupas citaba a Montero y agregaba, entre otros, el testimonio concluyente del contador Carlos Koncke, que había presenciado con sus propios ojos uno de esos interrogatorios conjuntos, en el cuartel de La Paloma.
Aunque nunca he oído nada concreto en contra del contador Koncke, para Caballero yo no había tenido "ética y escrúpulos" a la hora de elegir mis fuentes.
La polémica duró poco, ya que el secretario de Fernández Huidobro en un siguiente artículo citó una carta del tupamaro Juan Pedro Montero en la que admitía lo mismo que dice Milicos y tupas: que un grupo de tupamaros ("menor a cinco personas") había torturado junto a los militares.
Ahí se terminó toda la discusión.
Es estos días, sin embargo, Víctor Hugo Morales ha intentado revivir esa polémica en Argentina. Como hasta ahora no ha podido rebatir una sola línea de Relato Oculto, el libro que documenta sus desmemorias, ha abusado del desconocimiento lógico que los argentinos tienen que aquella etapa de nuestra historia -la tregua entre el Ejército y el MLN en 1972-, para presentar a Milicos y tupas como un loco invento de un periodista "fabulador". Sin el menor escrúpulo periodístico, ha sacado de contexto algunos pasajes del libro y los ha leído por radio sin aclarar que está leyendo testimonios de gente que habla con nombre y apellido, el contador Koncke entre ellos. Por supuesto, tampoco cita el libro de Vescovi, ni la carta de Montero, ni la abundante documentación que existe sobre la tregua entre tupamaros y militares en 1972.
La verdad, no me sorprende.
En cambio, sí me sorprendió una noticia que ayer publicó la prensa: Fernández Huidobro por fin leyó Milicos y tupas. Y no solo lo leyó. ¡Ahora lo cita como prueba para aclarar un crimen de la dictadura: el asesinato de Roberto Gomensoro!
¿Cómo? ¿Cuándo fue que el libro pasó de ser una "basura" a transformarse en referencia?
Fernández Huidobro, en un escrito presentado ante la juez penal Lilián Elhorriburu, cita un pasaje de Milicos y tupas en el cual el contador Koncke relata que, en fechas cercanas a la desaparición de Roberto Gomensoro, un oficial de La Paloma le dijo: "A Gavazzo se le murió un chico, se le pasó de tiempo en el tacho".
¿Cómo? ¿No era que mis fuentes habían sido elegidas sin ética y sin escrúpulos?
Ahora descubren lo valioso del testimonio de Carlos Koncke.
Luis Almagro
Almagro
Todavía les falta descubrir algo: en Milicos y tupas el profesor Armando Miraldi cuenta que, el día que lo sacaron del cuartel de La Paloma rumbo a otra unidad militar, el entonces mayor José Gavazzo lo fue a despedir y le dedicó un amenazante saludo. Miraldi anotó la fecha en un diario que llevaba en forma clandestina. Si cotejan la fecha verán que Gavazzo estaba en La Paloma cuando murió Gomensoro, y que no ha dicho la verdad en el juzgado cuando declaró que el no revistaba en la unidad en ese momento.
Es lo que tienen los libros, Fernández Huidobro: hay que leerlos antes de comentarlos.
Ahora, cuando los que decían que Milicos y tupas era una "basura", una "infamia", una "mentira rastrera", una "inmundicia", una "cloaca", una "calumnia", una "canallada" y una "bazofia literaria", lo citan y lo presentan como prueba para aclarar un vil asesinato de la dictadura, otros hacen la misma infame jugada con Relato Oculto: personas como el canciller Luis Almagro, los senadores Rafael Michelini y Mónica Xavier y el músico Jaime Roos, sin pudor y sin vergüenza, descalifican el libro sin haberlo leído, o haciendo como que lo que dice no existiera.
El tiempo volverá a poner las cosas en su lugar.
Solo hay que tener paciencia. Mucha paciencia.

el.informante.blog@gmail.com

5.8.12

Víctor Hugo miente (y Jaime Roos también)

Víctor Hugo reaccionó con ira a la publicación de Relato Oculto, el libro que escribí junto a Luciano Álvarez y documenta sus desmemorias. Antes incluso de que se publicara, dedicó 15 minutos de su programa de radio a insultarme. Dijo que soy un periodista fabulador, sesgado, perturbado, derechoso. Que estoy “alquilado por el Yabrán de los medios de comunicación de la Argentina, a través del Periodista Rata”.
¿Con qué pruebas afirma tantos disparates?
Con ninguna. No las tiene y no las tendrá, porque lo que dice es falso. Miente.
Víctor Hugo Morales, como dice Luciano, se ha autoproclamado fiscal, con todos los derechos que da el cargo pero sin ninguna de sus obligaciones. Porque un fiscal debe investigar y rendir cuentas de la seriedad de sus afirmaciones. Morales acusa, pero nunca investiga. Y dice lo que le viene a la mente, sin importar si es verdad o mentira.
Luego de que Jorge Lanata emitió un informe, basado en nuestro libro, sobre la amistosa convivencia de Víctor Hugo con militares durante la dictadura uruguaya, el fiscal que acusa pero no investiga respondió que todo se basa “en dos militares chochos y mentirosos”.
Víctor Hugo polemiza con el informe televisivo de Lanata, necesariamente breve, pero no se anima a discutir con Relato Oculto. En el libro hay diez personas que con nombre y apellido cuentan que, durante los peores años de la dictadura, Morales visitaba un cuartel para jugar fútbol, paleta, billar, tomar copetines, participar de fiestas. También que salía de farra con los oficiales del batallón. No todos ellos son militares. El cantante de tangos Aníbal Oberlín, de 90 años y sin razones para mentir, cuenta que siempre veía a Víctor Hugo en el batallón. También el excampeón mundial de paleta Néstor Iroldi. Además, hay fotos. Y está grabado un discurso que dio en una fiesta en el cuartel. ¿Qué más se necesita?
La investigación permitió ubicar una entrevista de 1984 en la cual Víctor Hugo jura por lo que más quiere en el mundo que nunca tuvo agendado el teléfono de un militar. Pero en el discurso grabado en el Batallón agradece al entonces mayor Grosso por haber estado siempre al otro lado del teléfono.
Tal parece que, incluso cuando jura, Víctor Hugo miente.
Víctor Hugo Morales dictadura Uruguay Videla
Víctor Hugo Morales no escatimó elogios
a la Junta Militar que gobernaba Argentina, con Videla
a la cabeza, durante el Mundial '78.
La relación de Víctor Hugo con el Batallón Florida es apenas un capítulo de Relato Oculto. Morales inventa que fue jefe de en un diario en el que apenas era notero. Dice que la dictadura lo metió preso, cuando en realidad lo procesaron por romperle la nariz a un simpatizante del equipo rival en un partido de fútbol amistoso. Cuando Jimmy Carter pedía por los derechos humanos en Uruguay, él tuvo la frivolidad de decir que era mejor que se quedara quieto. Elevó al dictador Aparicio Méndez a la categoría de símbolo del pueblo. Dijo que le preocupaba la imagen del Uruguay porque a él le habían suspendido por 45 días el derecho a relatar, mientras había dictadura, tortura, presos políticos y desparecidos. Fue pródigo en elogios a la Junta Militar que organizó Argentina 78.
Todo lo que dice Relato Oculto está documentado. Es un trabajo serio. Jaime Roos también miente cuando, con total falta de seriedad admite que ni siquiera leyó el libro pero afirma que "todo es un invento". Acá no hay ningún invento. Están los testimonios, las citas, las fechas, los recortes de prensa, las fotos, las grabaciones. Hace falta algo más que una historieta con Yabrán y el Periodista Rata -y el apoyo de amigos que no leyeron el libro-, para explicar todo lo que documenta Relato Oculto.

Más información sobre el libro.

3.8.12

Relato Oculto: las tres preguntas de Brecha

Relato Oculto, Víctor Hugo Morales, semanario BrechaBrecha publicó hoy una reseña de Relato Oculto. Las desmemorias de Víctor Hugo Morales. El semanario dedicó tres páginas de su edición al libro.
Como parte de esa cobertura, Brecha nos envió a Luciano Álvarez y a mí un cuestionario con tres preguntas. Estas son esas interrogantes y estas fueron nuestras respuestas:



1. ¿Cuáles dirían que son las razones de ser de este libro?
Este es un libro hecho en nombre y en defensa de la ética periodística, por amor al buen periodismo y para ayudar al verdadero conocimiento de la historia reciente.
De un tiempo a esta parte VHM se ha autoproclamado patrón de la ética periodística, modelo del buen periodismo y descarga sus iras contra todo aquel que opina o actúa del modo que “él” decide que no es correcto. En particular ha propuesto su desempeño en Uruguay durante la dictadura como medida del decoro periodístico.  En su libro autobiográfico Víctor Hugo por Víctor Hugo Morales, de 2009, se retrata a sí mismo como un periodista que clavaba aguijonazos, pocos pero memorables, contra el régimen, y que buscaba desafiar la censura imperante cada vez que podía.
Nosotros habíamos leído la primera autobiografía de VHM titulada El Intruso, de 1979  y en el caso de Luciano lo había vivido directamente ya que era periodista en radio Sarandí.  Los dos teníamos bien presente sus agradecimientos a la dictadura, las menciones elogiosas a sus personajes más altos, su festejo a la Junta Militar argentina durante la Copa del Mundo de 1978.
También recordábamos que cuando los dirigentes del fútbol habían respondido con una sanción comercial  a su ensañamiento con figuras del deporte que nada tenían que ver con el régimen, había sido la dictadura la que corrió en su auxilio. Más tarde vino su burda mentira convertida en sonsonete incansable diciendo que poco menos se había tenido que exiliar cuando la dictadura lo metió preso. En realidad fue preso por una de las tantas peleas a piñazos en las que se vio envuelto y se “exilió” en la Argentina de Jorge Rafael Videla, extraño exilio si los hubo.
Como periodistas que quieren a su profesión, sentimos que era necesario revisar y recordar todo lo que escribió Víctor Hugo Morales en aquellos años; todo en contradicción con la actual versión de su propia carrera. Por eso comenzamos a cotejar sus dichos de hoy con sus propios escritos y hechos de aquellos años. El resultado fue más impresionante de lo que pensábamos porque además  descubrimos otras relaciones con el régimen de las cuales no teníamos idea cuando comenzamos.

2. ¿Cómo evaluaron al momento de decidir su publicación la evidente incidencia que un libro de esta naturaleza tendría en el contexto polarizado del periodismo argentino tras la ley de medios, y la administración de los Kirchner en general?
El puntapié inicial de este libro fue la publicación del libro Víctor Hugo por Víctor Hugo Morales. Tras su lectura, uno de nosotros –Leonardo -- escribió el 13 de abril de 2010 un artículo en su blog titulado: “Víctor Hugo, la historia olvidada”.   Luego de publicar el artículo, el otro –Luciano-- propuso escribir juntos un libro sobre VHM. Somos amigos desde hace muchos años, nos conocemos bien, incluso hemos hecho trabajos juntos. Así nació este proyecto. En aquel momento, VHM era crítico al gobierno de los Kirchner: su historia argentina nada tuvo que ver con el proyecto. En el libro no hay ni siquiera una mención a las múltiples polémicas que VHM ha tenido y tiene hoy en el país vecino. El libro lo hubiéramos escrito de cualquier manera. Resulta que al tomarlo una editorial internacional surgió, un poco sorpresivamente, el interés en Buenos Aires, que aumentó cuando leyeron el borrador.

3. El libro supone la revisión de la conducta ética de un periodista en el contexto de la dictadura. ¿Sería para ustedes deseable que el libro inspirara más trabajos sobre esta misma conducta entre civiles, periodistas o no periodistas, durante la dictadura uruguaya?
Sí, sería muy deseable. Los abismos en los que cayó el Uruguay en los años de violencia política y dictadura militar no tienen como únicos protagonistas a  militares y tupamaros.  Hay otros actores que también tuvieron su cuota parte de responsabilidad. Los medios de comunicación fueron, sin duda, uno de ellos.
Por supuesto que hubo responsabilidades de distintas magnitudes. Pero exigir que solo “milicos y tupas” den cuenta de sus actos es una trampa muy cómoda para algunos.
En cuanto a la prensa, en este libro aparecen casos dignos de estudio: el escandalete fuera de toda proporción montado cuando a VHM se le prohibió relatar en el estadio, y las menciones realizadas entonces a la libertad de trabajo y de expresión, que aparecieron en algunos medios citados en el libro, hoy parecen chistes de humor negro. Pero fueron la triste realidad de aquel Uruguay.
En este sentido hay otro punto significativo, mientras VHM era protegido por el régimen hubo decenas de periodistas que día a día se las veían en figurillas para informar, para soplar un aliento de esperanza en la gente, mediante la lectura “entrelíneas”. Ninguno de ellos salió posteriormente a sacarse lustre contando cada “entrelínea” que fabricó, cada agravio que sufrió, cada plantón o aun la pérdida de su fuente de trabajo. En cambio VHM aprovecha todas las ambigüedades del lenguaje para fabricarse el héroe que estuvo lejos de ser. Nos pareció que esa desmesura debía de ser estudiada, aunque más no fuera como un homenaje a tantos y tantos que enfrentaron la dictadura y no fueron a pedir la escarapela, porque en última instancia sabían que habían cumplido con su deber.

La crítica que el periodista de Brecha Aníbal Corti escribió sobre Relato Oculto puede leerse aquí:
El libro puede encargarse por mail desde esta página.

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