Lo que vi, de todos modos, merece ser contado.
Amodio Pérez apareció rapado y con una voluminosa y pesada pila de libros y carpetas. Antes de permitir que le hicieran preguntas anunció que diría unas palabras.
Comenzó a hablar de 1972 como si hubiera sido congelado en aquel año y lo hubieran descongelado unos minutos antes, en la cocina del Sheraton.
Era difícil seguir el hilo de sus argumentaciones. Hablaba de asuntos y cosas perdidas en la memoria colectiva hace décadas, sin darse cuenta que nadie entendía nada. Nombraba con tal familiaridad al "plan Hipopótamo", uno de los tantos delirios tupamaros olvidados, como si fuera el "plan Ceibal" y todo el mundo lo tuviera presente y comprendiera de qué estaba hablando.
Amodio llega a la conferencia. Foto: Matilde Campodónico |
Mientras estuve dijo un par de cosas interesantes. Relató que el máximo líder guerrillero Raúl Sendic dormía cada noche en un local distinto de la organización, para escapar de sus perseguidores. Y allí donde recalaba, dijo, tenía "cama caliente": el derecho a tener relaciones sexuales con las mujeres de la organización que allí tuvieran la suerte o la desdicha de estar.
No sé si la denuncia es verdadera, pero el dato guarda cierta coincidencia con otros testimonios recientes, como el Cristina Cabrera, que en el libro Las rehenas cuenta sobre su vida dentro del MLN:
"A eso sumale el machismo, porque siendo esposa de alguien estabas a salvo, pero mujer sola y clandestina era lo peor que te podía pasar, porque eras un ser despreciable o tenías que estar dispuesta a ver con quién te ibas a acostar para sobrevivir. Fue tan duro que tuve ganas de suicidarme...Me fui a Kibón a pegarme un tiro pero no pude. Así era el estado de desconcierto que tenía".
Lo otro que me llamó su atención es que dijo que las armas que le robaron a la Armada, en una de las más glorificadas acciones de la guerrilla, nunca les sirvieron para nada porque no sabían usarlas y porque les resultaban muy pesadas para cargarlas en sus operaciones.
Sería gracioso si tanto delirio e irresponsabilidad no hubiera costado tanto dolor propio y ajeno, y no hubiera tenido consecuencias trágicas que seguimos pagando hasta hoy.
En 1961 el Che Guevara dijo en Montevideo que en Uruguay no había que hacer la revolución. Apeló a varios argumentos. Afirmó que la democracia uruguaya era única en América y que aquí existía "la posibilidad de avanzar por cauces democráticos", "sin derramamiento de sangre".
También lanzó una advertencia profética: "Cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último”.
También lanzó una advertencia profética: "Cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último”.
Los líderes tupamaros no le hicieron caso al Che. Robando armas que muchos de sus reclutas no sabían usar y basándose en cálculos políticos de ciencia ficción, iniciaron una revolución que llevó a miles de jóvenes a la cárcel, la tortura y la muerte. Amodio Pérez es tan responsable de ello como el resto de los conductores históricos del MLN.
El divorcio recién comenzó en 1972, una vez que llegó la inevitable derrota y todos cayeron presos. A Amodio lo acusan múltiples testimonios de delatar a compañeros y colaborar con los militares para apresarlos. Él lo niega y acusa a otros delatores, algunos de los cuales hoy la van de héroes. Sin embargo, no ha logrado dar una explicación convincente de por qué fue el único líder tupamaro al cual los militares permitieron dejar el país sin castigo, junto a su compañera, con una nueva identidad y la vida entera por vivir en Europa.
El divorcio recién comenzó en 1972, una vez que llegó la inevitable derrota y todos cayeron presos. A Amodio lo acusan múltiples testimonios de delatar a compañeros y colaborar con los militares para apresarlos. Él lo niega y acusa a otros delatores, algunos de los cuales hoy la van de héroes. Sin embargo, no ha logrado dar una explicación convincente de por qué fue el único líder tupamaro al cual los militares permitieron dejar el país sin castigo, junto a su compañera, con una nueva identidad y la vida entera por vivir en Europa.
Amodio tuvo suerte: aterrizó en una España que pronto, en 1976, comenzaría a recuperar la democracia y florecer en todos los órdenes. Uruguay, en cambio, vivió sumergido hasta 1985 en el caldo podrido que su organización ayudó a cocinar. Y estamos en 2015 y la digestión todavía no termina.
Amodio llevaba hablando más de media hora y el momento de las preguntas ni siquiera había comenzado. Como dije, yo no podía quedarme más tiempo.
Amodio llevaba hablando más de media hora y el momento de las preguntas ni siquiera había comenzado. Como dije, yo no podía quedarme más tiempo.
Cuando me iba rumbo a la mesa redonda sobre casos policiales para hablar de otros hombres de armas tomar, vi llegar a una periodista, conocida por muy aguerrida y seguidora de estos temas. Salía del ascensor del piso 25 del Sheraton muy acelerada, agitada y a las corridas.
Los presentes me contaron luego que fue ella la que, desafiante, le comunicó al hombre congelado en 1972, el mito de Walt Disney hecho realidad, que estaba citado por la justicia y pronto sería trasladado a los juzgados para ser interrogado.
Era verdad.
En eso anda el hombre desde entonces. No pudo dar las entrevistas que tenía pactadas. No pudo tomarse el avión de regreso a España que tenía programado. Quizás quede preso.
Debería haberlo previsto. El Che Guevara se lo advirtió en 1961: cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último.
Todavía siguen.
La vejez le ha restado sagacidad al viejo guerrillero de la columna 15. Vino a caer en las fauces del lobo, con un pasaporte donde decía "nacido en Valparaíso-Uruguay". Entró, pero por el momento no sale. Una trampa en la que cayó como un angelito, después de tantos años escondiéndose con éxito. La justicia le había devuelto su descabellado pasaporte español, pero una "contraorden" de Inmigraciones se lo volvió a quitar. Más claro echarle agua: sus ex compañeros se la tienen jurada y ahora lo tienen a su merced. El viejo guerrillero cayó como una palomita.
ResponderEliminarCuál es el "delito" cometido por Amodio Pérez? Cometió delitos cuando era tupamaro. Pero haber colaborado (si es que lo hizo) en apresar miembros de un movimiento entonces delictivo (robaban, secuestraban, mataban y atentaban contra la Constitución en el grado de conspiración...todos delitos comunes...ninguno de ellos fue "preso político" o de conciencia, en el Uruguay NO hubo presos de conciencia o por pensar diferente hasta la dictadura, que se instauró..un año después de la delación y colaboración con la Justicia de Héctor Amodio) haber entregado compañeros miembros de un grupo delictivo no sólo NO es delito sino que es un atenuante de sus propios crímenes (crímenes que, por cierto : 1) Prescribieron y 2) Fueron eliminados por la misma Ley de Amnistía que benefició a sus delincuentes compañeros). Y, por cierto : Si algunas de esas detenciones resultaron en tortura durante los interrogatorios...esto NO es responsabilidad del delator.
ResponderEliminarY agrego : Preocupantes (escandalosas) las declaraciones a Teledoce del ex Juez Dr. Álvarez Petraglia. Casi al final de la nota, el Dr. Petraglia expresa que Amodio era "un colaborador de la dictadura de entonces". De qué "dictadura" habla Petraglia? Los sucesos en los que Amodio habría colaborado con la Justicia en la detención de sus ex compinches terroristas ocurrieron en 1972. La dictadura se instauró en Uruguay en Junio de 1973. Preocupante y escandaloso que un jurista (y ex juez !!) diga, muy suelto de cuerpo, estas barbaridades en la prensa e igualmente preocupante que nadie se lo haya hecho notar...
ResponderEliminarhttp://www.teledoce.com/telemundo/nacionales/el-abogado-de-amodio-perez-no-quiere-revelar-informacion-del-caso/
Sin desperdicio ¡Qué lástima que no te pudiste quedar!
ResponderEliminarHan metido a la Justicia en este asunto, pero el asunto no es de justicia sino de venganza. Triste es ver cómo están utilizando el aparato estatal para saldar las cuentas con Amodio. Y pienso, tal vez sin equivocarme demasiado, que más bien lo que los ha puesto fuera de sí no es la traición de otrora, sino el haber vuelto a aparecer disparando munición gruesa. Esto es más imperdonable todavía. Esta novela podría llamarse: "La segunda traición de Amodio". Y que algo van a inventar para meterlo para adentro, eso seguro. Ya por lo pronto desconocieron un pasaporte legal, tal como se ha visto.
ResponderEliminarCoincido, Enrique.
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