10.10.14

Un país que no debate

Algún día Uruguay alcanzará la madurez política para tener un verdadero debate presidencial, con todos los candidatos. Hoy no la tiene.
El "ateneo" organizado ayer por los canales privados de televisión estuvo lejos de ser un debate. El formato elegido aportó poco: no hubo preguntas y cada candidato pudo decir cualquier cosa, incluso la más disparatada, sin que nadie tuviera la oportunidad de rebatirla, discutirla, matizarla o apoyarla. Eso, que es la gracia de la democracia, estuvo ausente.
Para peor, faltó el expresidente Tabaré Vázquez, el candidato que marcha primero en las encuestas.
Las razones por las que Vázquez se ausentó son difíciles de entender. Había dicho antes que no participaría de debates, pero sí de exposiciones del tipo del ateneo de ayer. Andebu -con su facilidad histórica para acomodarse- cambió el formato por el meramente expositivo. Pero Vázquez igual no fue, a pesar de que el programa no presentaba ningún riesgo.
La única jugada política del monocorde ateneo fue el desafío de Pedro Bordaberry a Luis Lacalle Pou para debatir en serio entre ellos. Ante cámaras, lo retó a discutir ellos dos solos, porque una polémica entre todos los candidatos sería imposible. "Tantos no podríamos hacerlo, no daría el tiempo", dijo Bordaberry.
Es muy curioso, pero yo vi la semana pasada el debate presidencial de Brasil, en la TV Globo. Participaron los SIETE candidatos presidenciales. Y sí dio el tiempo. Los candidatos discutieron, polemizaron, se hicieron preguntas unos a otros: se recordaron aciertos, errores, promesas electorales incumplidas, casos de corrupción, políticos procesados y presos.
El de Brasil fue un debate en serio. Los candidatos se dijeron cosas duras, pero ninguno se negó a responder o le pidió un aparte a otro para que moderara sus dichos. Nadie se escudó en su posición en las encuestas.
Acá es muy distinto.
Debate 1980 - Si -No
Viana Reyes, Bolentini, Tarigo y Pons Echeverry 
Vázquez no quiere debatir con Lacalle porque le va ganando.
Lacalle no quiere hacerlo con Bordaberry porque le va ganando.
Bordaberry quiere debatir con Lacalle, pero no con los que vienen abajo, a los que les va ganando.
Ningún debate se concreta porque negarse sale gratis. La ley no obliga a aceptar el desafío y el electorado tampoco. Los uruguayos del partido que sean no castigan al candidato que rehuye la confrontación de ideas. ¿Qué sentido tiene debatir entonces?
Los debates se hacen en todas las democracias maduras. En Uruguay los hubo y varios de ellos fueron memorables, incluso en la dictadura: el coronel Bolentini y el consejero de estado Viana Reyes debatieron frente a las cámaras de televisión con dos políticos -Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry- que sostenían la heroica posición del No en el plebiscito de 1980. En Brasil, en estas elecciones, hubo CINCO debates presidenciales, sin contar los que se hicieron para las elecciones a gobernador. Acá no se pudo organizar uno.
Eso sí: mucha propaganda electoral.
Esa no se le escapa a Andebu.


El último de los debates presidenciales en Brasil.


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