El 75% de los uruguayos mayores de 15 años no terminó Secundaria y más del 48% ni siquiera su ciclo básico, según datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (*). Son los peores índices del Mercosur, lejos de países que a su vez están lejos de tener un nivel educativo aceptable. Los que se quedan en el liceo, mientras tanto, aprenden poco y nada, como demuestran las pruebas PISA.
El debate, mientras tanto, es el mismo de siempre. Que hay que respetar la autonomía de la educación. Que hay que terminar con la autonomía. Que hay que educar en valores. Que hay que educar para el mercado. Que el Plan Ceibal nos salvará. Que solo el Plan Ceibal no alcanza. Que nunca antes se destinaron tantos recursos para la educación. Que hay que destinar más recursos. Que el ausentismo docente es muy alto. Que el ausentismo es culpa del sistema. Años y años escuchando la misma cantinela, barranca abajo.
Los sindicatos mandan: por eso la antidemocrática autonomía es sacrosanta y los recursos económicos se siguen aumentando sin exigir contrapartida alguna. Mientras tanto, los jóvenes ni siquiera pueden escribir y leer bien en castellano. De aprender inglés ni hablamos. ¿Matemáticas? Difícil para analfabetos virtuales.
Deberíamos dejarnos de mentiras piadosas, porque no hay piedad para los estafados por el sistema educativo. Se dice que todo se hace en nombre del progresismo y la solidaridad, pero en el quintil más pobre de la sociedad apenas el 1,7% termina Secundaria. La Universidad de la República es gratis... para los ricos. Mientras festejamos el pleno empleo, estamos construyendo un país de vigilantes, vendedores ambulantes, limpiadoras esclavizadas en empresas tercerizadas y carne joven para call centers.
La revista Newsweek propuso en marzo de 2010 la siguiente solución para los problemas de la educación en Estados Unidos: "Debemos despedir a los malos profesores". Una revista educativa le respondió poco después: la solución no es despedir a los malos, sino "apoyar a los buenos profesores".
Ambas propuestas son lógicas y necesarias, pero nosotros no aplicamos ninguna de las dos. En Uruguay -donde la religión es emparejar para abajo- ni se premia a los buenos, ni se echa a los malos. En realidad, como los sistemas de evaluación no son sistemáticos ni están bien organizados, ni siquiera sabemos bien cuáles son unos y cuáles son los otros. Averiguarlo sería un primer paso.
(*) El Instituto Nacional de Estadísticas mide el porcentaje de adultos que no terminó Secundaria considerando el universo de personas a partir de los 15 años. Pero, por su edad, es lógico que los que tienen entre 15 y 17 no hayan terminado el bachillerato. El porcentaje de adultos que no terminaron sexto entonces debe ser menos al 75% que indica la Encuesta de Hogares del INE.
Los sindicatos mandan: por eso la antidemocrática autonomía es sacrosanta y los recursos económicos se siguen aumentando sin exigir contrapartida alguna. Mientras tanto, los jóvenes ni siquiera pueden escribir y leer bien en castellano. De aprender inglés ni hablamos. ¿Matemáticas? Difícil para analfabetos virtuales.
Deberíamos dejarnos de mentiras piadosas, porque no hay piedad para los estafados por el sistema educativo. Se dice que todo se hace en nombre del progresismo y la solidaridad, pero en el quintil más pobre de la sociedad apenas el 1,7% termina Secundaria. La Universidad de la República es gratis... para los ricos. Mientras festejamos el pleno empleo, estamos construyendo un país de vigilantes, vendedores ambulantes, limpiadoras esclavizadas en empresas tercerizadas y carne joven para call centers.
La revista Newsweek propuso en marzo de 2010 la siguiente solución para los problemas de la educación en Estados Unidos: "Debemos despedir a los malos profesores". Una revista educativa le respondió poco después: la solución no es despedir a los malos, sino "apoyar a los buenos profesores".
Ambas propuestas son lógicas y necesarias, pero nosotros no aplicamos ninguna de las dos. En Uruguay -donde la religión es emparejar para abajo- ni se premia a los buenos, ni se echa a los malos. En realidad, como los sistemas de evaluación no son sistemáticos ni están bien organizados, ni siquiera sabemos bien cuáles son unos y cuáles son los otros. Averiguarlo sería un primer paso.
(*) El Instituto Nacional de Estadísticas mide el porcentaje de adultos que no terminó Secundaria considerando el universo de personas a partir de los 15 años. Pero, por su edad, es lógico que los que tienen entre 15 y 17 no hayan terminado el bachillerato. El porcentaje de adultos que no terminaron sexto entonces debe ser menos al 75% que indica la Encuesta de Hogares del INE.
Los métodos de evaluación son muy simples y se resumen en una frase "favorezco a mis amigos"
ResponderEliminarEsto sucedió con el gobierno de los Partidos Tradicionales y sucede ahora con el gobierno del FA
También hay personajes que fueron favorecidos por "amigos" Blancos y Colorados y ahora también son favorecidos por sus nuevos "amigos" del FA.
Mientras los buenos profesores de uno u otro "bando" (por decirlo de alguna manera)son perjudicados por el ascenso de estos "amigos".
Muchos de nuestros docentes son malos y merecerían ser despedidos, es cierto, pero la mayoría de ellos trabajan en centros privados (también) y sin embargo los resultados son superiores ¿por qué? porque la mayoría de los centros privados responden a un sistema propio donde se prioriza la formación integral.
ResponderEliminar¿por qué el programa del BBVA que "becó" a estudiantes carenciados en un centro privado de su misma zona (no uno del entorno privilegiado donde las pruebas Pisa dan puntajes altos) obtuvieron buenos resultados? ¿No se puede instrumentar un Fonasa educativo? Mientras sigamos con el poder que tienen los sindicatos docentes, me temo que no.
Entonces muchos padres seguirán haciendo un esfuerzo para enviar a sus hijos a colegios privados y la brecha se seguirá ampliando (como el gobierno dice que no quiere) y entonces, como expresa la columna, tendremos un país de cuidacoches y guardias de seguridad.
Yo tengo 3 excelentes profesores, 2 de ellos están trabajando en esta institución desde hace mucho tiempo (G. Bonseñor y C. Perez). Estos profesores están en la institución desde la época de la dictadura. Se nota que en sus clases SI se aprende, saben imponer respeto y sus pruebas o escritos tienen su grado de dificultad, siempre siendo acordes al curso dictado. Pero, también tengo muchos otros profesores que son un desastre, premian al que copia o hace "cambiaso" con el tema y que por eso tiene un trabajo más ordenado, que casualidad no? y eso que voy a un liceo privado, me imagino un público...
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