El diputado colorado Juan Manuel Garino relató esta semana en el Parlamento que llamó por teléfono a todas las comisarías para preguntar cuántos patrulleros tienen. Lo hizo porque días antes persiguió a unos delincuentes y, aunque avisó al 911, la Policía tardó una hora en presentarse.
Gracias a su relevamiento, según publicó el jueves El País, Garino averiguó que tres comisarías no disponen de ningún vehículo para sus tareas. Una de ellas tiene tres patrulleros, pero los tres están rotos. Otra posee dos, también descompuestos. Y otra tiene tres patrulleros en condiciones, ¡pero nadie que sepa manejarlos!
Garino presentó este sorprendente informe en el Parlamento y el diputado frenteamplista Carlos Varela se indignó. Dijo que la situación es “gravísima” y propuso alertar de inmediato al ministro Bonomi. ¿Qué es lo gravísimo? ¿Que la Policía tarde una hora en responder al 911? ¿Que las comisarías no tengan patrulleros? ¿Que los patrulleros rotos no se arreglen? ¿Qué nuestros policías no sepan manejar?
No. Para Varela lo grave, gravísimo, es que Garino haya logrado conseguir esta información. Lo grave no es que el Estado no pueda garantizar nuestra mínima seguridad. Lo grave es que se sepa.
Este tipo de razonamiento no es patrimonio exclusivo de ningún partido político, aunque entre ayer y hoy la prensa consignó otros dos ejemplos del oficialismo.
El País de hoy recoge distintas opiniones sobre la propuesta de colocar una placa de homenaje a Ricardo Zabalza, tupamaro muerto, asesinado según se denuncia, en el asalto del MLN a la ciudad de Pando en 1969.
El diputado oficialista Sebastián Sabini, del MPP, apoyó la propuesta con un profundo argumento: “En lo personal, una persona que murió por defender lo que pensaba siempre me inspira respeto”. Genial. Vayamos preparando los monumentos a Ceacescu, al Mono Jojoy, a Mussolini, a Hitler y a Goebbels, que se merecerá el más especial de los homenajes porque no solo murió por sus ideales, sino que además se llevó consigo a su esposa y a todos sus hijos, envenenados en el altar de la causa. Propongo que cuando se inaugure la placa al ministro de propaganda del Tercer Reich, el diputado Sabini tenga el honor de dirigirnos unas palabras.
El tercer ejemplo de pensamiento extraordinario lo dio la intendenta de Montevideo, Ana Olivera. La frase está en el facebook de la radio La Treinta. Su poder de síntesis es tan abrumador, su lógica es tan implacable, que no tengo nada que agregar. Dijo la intendenta:
“Si no se incendiaba, teníamos Cilindro para rato".
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Yo digo, esos tres patrulleros que funcionan pero no tienen chofer, ¿no podrían manejarlos Varela, Sabini y Olivera?
Artículo de Leonardo Haberkorn
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