25.8.10

Yo sé que hay temas más importantes

El 11 de noviembre de 2009 tuve un pequeño problema de salud y estuve tres días internado. Luego me enviaron a mi casa con la consigna de pasar una semana en reposo, sin ir a trabajar. En esas jornadas de descanso obligado aproveché para hacer muchas cosas postergadas. Una de ellas fue reclamar a la Intendencia de Canelones por el alumbrado de mi calle, que llevaba semanas en la más absoluta oscuridad porque los tres focos habían dejado de funcionar ya desde antes de mi internación.
Le hice el reclamo a W., un amable funcionario que atendía el teléfono en la sección de alumbrado público y siempre se disculpaba por las inexplicables demoras de la Intendencia de Canelones en arreglar algo tan sencillo como unos focos.
Han pasado casi diez meses de mi reclamo. En ese lapso el 2009 se fue y vino el 2010, se celebró la segunda vuelta de las elecciones nacionales, Mujica fue electo presidente del Uruguay, Lacalle tuvo que archivar su motosierra, Bordaberry se adueñó del Partido Colorado, el misterioso Saúl Feldman se hizo matar en su casa en Shangrilá con su arsenal y sus secretos a cuestas, hubo elecciones municipales y ganó una Heladera, un terrible terremoto destruyó Haití y luego otro se ensañó con Chile, Peñarol volvió a salir campeón uruguayo, Mujica asumió la presidencia, Calamaro cantó en el Velódromo, robaron a mi vecina de enfrente y luego a la de la esquina, Uruguay salió cuarto en una Copa del Mundo, Forlán ganó el Botín de Oro, los piqueteros de Gualeguaychú desalojaron el puente, estalló un escándalo de corrupción en la Armada, los Peirano quedaron libres de toda culpa (Gracias Gonzalo), el Inter de Porto Alegre salió campeón de la Libertadores, se confirmó que los Pixies actuarán en Montevideo, nos enchufaron el sistema de alcaldes y al hijo de Sonia Breccia, se publicaron dos grandes libros de Jorge Burel y Marcello Figueredo, la selección de básquetbol clasificó a los Panamericanos, Santos ganó las elecciones en Colombia, Natalia Oreiro se suicidó artísticamente en un aviso de tv, Nadal volvió a ser el número uno del tenis del mundo y Obama comenzó a retirar a sus tropas de Irak.
En ese lapso, yo pagué casi diez meses de alumbrado público. Carámbula fue reelecto intendente de Canelones. Y W. – el amable funcionario municipal que recibía mis reclamos- ya no atiende más el teléfono. Murió.
Todo eso ocurrió y muchas cosas más también. El mundo entero cambió.
Pero hay dos cosas que permanecen invariables. Una es la desvergüenza -lindante con el delito- de la Intendencia de Canelones, que cobra por servicios que no presta. La otra es mi calle. Siempre a oscuras.